Capítulo 12

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Capítulo 12
El día se había pasado lo sumamente rápido, o al menos así lo sentía, lo bueno de mi trabajo era que me gustaba estar alejada de casa y así concentrarme en mis propios problemas sin la mirada curiosa de mis padres y sin que se entrometieran en ellos.
Lo malo era que Wendy y Sophie no dejaban de lanzar miradas inquisitivas en mi dirección, estaba claro que querían saber toda la historia luego de que Jayden me viniera a dejar y hubiera soltado la sopa ahí mismo.
Una sonrisa bailaba en el rostro de Wendy cuando se acercó hacia mí durante la segunda hora de trabajo.
—¿Qué? —pregunte al ver que ni siquiera me dejaba de mirar.
—Adivina.—susurro.
—No tengo ni la menor idea de lo que me quieres decir.—añadí frunciendo el ceño.
—Alguien quiere verte.—respondió.
Alce la cabeza de golpe.
—¿Qué?—respondí sorprendida.
‘’No es Rubén, no es el’’
—Es Rubén—respondió Wendy sonriendo.
Pude sentir el latir desbocado de mi corazón, y lance un respingo mientras la carne se me ponía de gallina.
—¡Te juro que si es una de tus malditas bromas para encerrarme en la despensa! ¡te mato!—agregue después visiblemente enojada.
No iba a caer en sus bromas de nuevo.
Ella rodo los ojos y me tomo del brazo, para arrastrarme ‘’literalmente’’ hasta la puerta de servicio.
Una vez afuera bajamos los pequeños escalones y nos movimos hasta la pared derecha, mientras empujaba mi cuerpo con sus manos, prácticamente me tenía agarrada como si me fuera a escapar.
El olor a cuero y loción de hombre se impregno en mis fosas nasales.
—¡Aquí esta!—añadió Wendy prácticamente eufórica.
Rubén se encontraba recargado contra la pared de ladrillos rojos, llevaba el cabello sumamente alborotado, una camisa negra con floreados amarillos y su inseparable chaqueta, con botas de vaquero.
Se acercó a nosotras, con paso decidido y luego le sonrió a mi amiga.
—Gracias—añadió con voz ronca.
—Por nada. Ahora los dejo, me voy.—respondió para luego caminar hacia la entrada del restaurante y cerrar la puerta con fuerza.
‘’La vas a romper’’—pensé después de oír el crujido de la puerta contra la cerradura.
Un silencio incomodo se instaló durante unos momentos. No me atrevía a mirarlo, estaba hecho un manojo de nervios en este preciso momento y no podía pensar con el rondándome cerca.
—Mayra di algo—respondió.
—Hola—añadí tímidamente.
El sonrió con dulzura.
--Hola cariño. —añadió.
Sentí un pitido taladrándome los oídos, era a causa de los nervios.
—Hola….eeee—respondí quedándome sin palabras.
Él se rio.
—Bueno creo que tiene problemas para pronunciar mi nombre—respondió.
‘’Lo que pasa es que me pongo nerviosa con tu presencia a mi alrededor que me es imposible decir algo coherente’’
—No.—agregue.
El arqueo las cejas. No estaba muy convencido de mis palabras.
—Ah bueno—respondió unos segundos después.
—¿Por qué?—moví la cabeza de un lado a otro. --¿Qué haces aquí?—agregue curiosamente
—Quería…
La palabra se quedó suspendida en el aire, me miro a los ojos, con esa mirada penetrante que tenía y también le sostuve la mirada.
—Quería verte—agrego después.
Los nervios aumentaron mientras el estómago se me hacía un nudo.
—¿Verme?—pregunte.
—Si.—respondió con su típica sonrisa. —¿Tiene algo de malo?—pregunto.
‘’No te imaginas cuanto’’
—Si—respondí.
—¿Qué?—añadió sereno.
En ese instante una imagen cruzo mi mente.
‘’Mi padre en medio de nosotros dos, mi padre gritándome, mi padre golpeándolo.’’
Lo mire con desesperación.
—No nada—agregue después.
—Mayra—respondió—¿Qué tienes pequeña?--pregunto.
—Nada.—agregue mientras apretaba fuertemente los ojos y trataba de no imaginar nada, de tener la mente en blanco.
--Mayra—agrego no muy convencido.
Esto estaba mal, no debo verlo, no debemos vernos.
—Yo.—añadí después.—Tengo que irme. —respondí intentando caminar.
El de inmediato tomo mi brazo. Claro no iba a dejarme ir.
—¿Por qué siempre huyes de mí? —pregunto.
--¿Qué?—añadí con sorpresa.
—¿Por qué?—volvió a preguntar traspasándome con sus ojos castaños.
—No puedo decirte—añadí sinceramente.
El suspiro y me soltó.
Me miro por un buen rato.
—Adiós Mayra.—respondió rompiendo el silencio, dio media vuelta y se fue, sin volver la vista atrás.
Ni un beso, ni nada.
El estómago se me encogió, mientras lo veía partir.
—Adiós—susurre débilmente.
* * * *
—¡Eres una tonta!—grito Wen atrayendo las miradas de algunos estudiantes en el pasillo.
Suspire.
—No es su culpa.—respondió Jayden—Si estuviera en su lugar ,créeme tampoco sabría qué hacer.—añadió.
Lo mire con agradecimiento, Jayden siempre sabia como hacerme sentir mejor.
—¡Creeme Jayden!. Rubén se fue sin decirle nada. Obvio se molestó. —añadió.
—No puedo decirle Wen.—susurre bajito.
—No creo que se enoje si le dices. El pobre piensa que lo estas rechazando por otra cosa.
—Valla amiga que tengo.—añadí.
—Mayra, se perfectamente cuando un chico te conviene—añadió sonriendo.
—¿Una estudiante y un boxeador?—pregunto Jayden. ¡Valla que fascinante!—añadió sonriendo.
Apreté los dientes para no empezar a gritar.
—No sé qué este pasando por sus cabeza, pero no creo que se cumpla su sueño—añadí después.
—Orare a diosito para que me conceda el milagrito—respondió Jayden.
Le di un golpe en la cabeza con la carpeta.
—¡Cállate!—grite molesta.
—Bueno al menos estamos de acuerdo en algo. ¡La pareja del siglo! ¡Mayra y Rubén!.
—¡Que guay!—añadió una voz que tanto conocía.
Volteamos a ver de dónde provenía la voz, el grupo de Rubén se encontraba atrás de Wendy y de inmediato quise esconderme en el casillero.
—¿Qué dijeron?—añadió Louis mientras se acercaba y depositaba un beso en mi mejilla.
—Nada—agregue mientras fingía buscar algo en mi casillero.
La risa de Rubén se escuchó.
—¿Sabes?, fingir no se te da nada—agregó.
Lo mire.
—¿Te estas burlando de mí?—pregunte.
Una sonrisa socarrona salió de su boca.
Y sentí ganas de estamparle la carpeta contra la cara pero me contuve.
—Okey. Me voy.—Añadí para luego empujar a Jayden y abrirme paso entre los demás estudiantes, sintiendo la mirada de todos al alejarme.

Al salir del establecimiento universitario, me dirigí hacia la biblioteca una vez terminada la jornada.
Durante ese lapso no le dirigí la palabra a nadie, Rubén solo me miraba y para el colmo los dos grupos habían decidido almorzar juntos. Bueno ya sabrán lo demás, entre risas comentaban sobre mí y Rubén. Estaba claro que a él no le importaba, pero a mí me hacía ponerme un poco nerviosa y salir corriendo.
Después de eso, no volvimos a dirigirnos la palabra.
Camine con paso apresurado para llegar a otro extremo del campus en donde estaba la biblioteca, mientras cargaba unos tres libros en mis brazos y el bolso en el hombro izquierdo.
Al aproximarme al área de Administración de empresas, pude distinguir en una de las paredes de uno de los edificios a una pareja.
Estaban tomados de la mano.
Sim embargo al acercarme más, una ola de emociones me invadió.
Contemple la silueta de Rubén con una chica, la chica portaba el uniforme de las porristas de la universidad, se mantenía con los brazos firmes en la cintura de Rubén y una sonrisa coqueta.
Rubén mantenía la expresión serena pero le sonreía mientras la tomaba por uno de sus brazos. Sin embargo la chica no cedía su agarre y se acercaba peligrosamente a él, hasta que sus cuerpos estuvieron demasiado juntos y Rubén quedaba entre la pared y aquella chica rubia.
Me quede ahí contemplando la escena con celos, temor, decepción y confusión. Todo al mismo tiempo.
Rubén tenía novia.
Camine hacia la biblioteca sin volver a mirar atrás, estaba claro. Esto había sido un juego, Luche contra las lágrimas que se acumulaban en mis ojos, no debía de llorar. Yo no sentía nada por él. Y si no sentía nada por él.
¿Entonces porque me dolía haberlo visto con alguien más?.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora