Capitulo 14

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Capítulo 14
Camine directo a mi casillero entre los pasillos atestados de estudiantes, el ambiente estaba algo tenso, todos hablaban y parloteaban, y como no. Era el día de los exámenes parciales. El día del terror y eso que faltaba mucho para Halloween, me la había pasado matándome entre libros de texto y apuntes escolares.
Fue algo difícil, la imagen de Rubén Gómez aparecía por momentos en mi cabeza y yo necesitaba concentrarme, si empezaba a tener bajo rendimiento académico mis padres iban a matarme.
No estaba tan segura de haber estudiado lo suficiente, pero con la imagen de Rubén era imposible concentrarme, imposible pensar en otra cosa que no fuera él y sus ojos color topacio.
La primera hora en la universidad la tenía libre y el pasillo estaba algo desierto, después de que la chicharra hubiera sonado. El murmullo de los pocos estudiantes que nos encontrábamos ahí mismo hacía eco en las paredes.
Gire el dial hacia la derecha, luego a la izquierda y de nuevo a la derecha para abril mi compartimiento, el casillero era tipo de los que encontrabas en vestuarios de los gimnasios, la puerta se abría hacia afuera.
Como siempre me dedique a poner algo de orden en mi casillero, ya que siempre estaba peor que un basurero. Era muy desinteresada en eso del orden, así que ahora sentía necesidad de arreglarlo por una vez en la vida.
Termine de guardar los libros en el compartimiento de abajo. Si no me equivocaba me quedaban exactamente treinta y cinco minutos antes de iniciar mis clases.
En eso estaba cuando escuche que abrían el casillero de al lado de un portazo, me sobresalte y fruncí el ceño mientras continuaba con lo que estaba haciendo, después una voz chillona inundo mi campo auditivo.
—¡Tienes que ir!—respondió la voz. —¡No puedes faltar! ¡A parte hicimos un trato!
—¿Enserio? —pregunto esa voz.
¡Esa voz.!
—¡Todos quieren verte!—chillo esa voz.
—¿Y eso que?—añadió sin importancia.
—Quieren saber si realmente le sacaste la mierda a Lucas en la última pelea—agrego la chica.
—Cariño, no creo que sea posible—añadió el vacilante.
Sentí una mezcla de decepción y sorpresa.
—¡Por todos los demonios! ¡Ve!—gruño ella.
—Tú lo que quieres es aumentar tu popularidad—refunfuño él.
—¡Y nada mejor que con el mismísimo Rubén Gómez!—respondió ella efusiva.—
—Ya te dije que no iré.—añadió el exasperado.
—¡Solo finge!—chillo ella
—¿Y que gano con eso?—pregunto
—Ganas a la mejor chica de toda la universidad—añadió con aire de superioridad.
Rodé los ojos al cielo. Apuesto a que estaba con la rubia esa.
La adrenalina corría por mis venas en ese momento y luche por mantener las lágrimas a raya, evitando que se desbordaran de mis ojos. Se suponía que no estaría con ella.
Mentiroso.
Suspire varias veces, intentando contenerme, para no empezar a gritar de rabia. Como fui tan tonta para creerle sus embustes.
‘’Estúpida mil veces estúpida’’
Inspire profundo varias veces, y cerré lentamente la puerta del casillero, la imagen que ahora veían mis ojos basto para decepcionarme más y un vacío se instaló en mi estómago al momento en que vi como la chica le plantaba un beso en la boca, mientras él se lo correspondía.
Me quede como tonta contemplándolos hasta que se separaron.
‘’Que haces idiota camina’’—me reprendí a mí misma.
—¿Y tú quién eres?—chillo la rubia
Rubén giro la cabeza, y su rostro al mirarme tomo una máscara de alerta y sorpresa.
—¡Mayra!—añadió con sorpresa, mientras su boca se abría en una perfecta o y dejaba de abrazar a la rubia.
Moví la cabeza de un lado a otro.
—¡No es lo que tú piensas!—replico escandalizado mientras tomaba mi mano.
Una mezcla de impotencia y decepción me inundo las lágrimas retenidas cayeron de mis ojos y rápidamente me aleje de él.
—¡Mayra! —añadió desesperado. —Yo…
—¡CALLATE!—lo corte para luego echarme a correr.
Salí del edificio para dirigirme a los jardines, ya no importaba, corrí lejos de aquel lugar, las lágrimas me ahogaban y la quemazón inundaba mi garganta.
Caí de rodillas en el pasto verde, y recargue mi cuerpo a la sombra de un árbol mientras abrazaba mi cuerpo contra mis rodillas.
´´No llores, no llores, no vale la pena, no llores’’
¿Por qué lloras? Me pregunte.
Mire hacia el vacío.
¿Cómo es que un chico me estaba haciendo llorar?, ¿Cómo es que dolía haberlo visto con alguien más? ¿Cómo?.
Mire hacia el horizonte mientras trataba de darle respuesta a mis preguntas y sin encontrarlas mientras sentía la sensación que aún no abandonaba mi estómago.
Una sensación incomoda, aplastante, horrible, vacía y dolorosa.
No sabía cuánto tiempo me había quedado sentada ahí, mas sin embargo necesitaba marcharme. Trate de recomponerme pero sabía que estaba echa un mar de lágrimas y quería seguir llorando hasta que las lágrimas se me acabaran de los ojos, necesitaba evitarlo a toda costa, necesitaba ya ponerle un fin a esto.
Me Levante con pesadez y me sacudí el pasto de la ropa, para luego ir corriendo al aula en donde se impartiría el examen, que ya ni siquiera importaba si reprobaba o no.
Entre cuando apenas estaban entregando las pruebas y me quede en el único lugar vacío con la mirada gacha. Alce la vista para tener una vista de todo el perímetro para encontrarme con la vista de mi compañero de pupitre.
Un chico rulos e impresionantes ojos verdes. El me sonrió sin embargo yo solo agache la mirada.
—¿Qué tienes?—pregunto curiosamente.
—Nada.—añadí sin importancia.
El silencio se instaló entre nosotros y al final pregunto.
—¿Te hizo algo Rubén?—añadió con curiosidad.
Me tape la boca con una mano para ahogar un sollozo y las lágrimas volvieron a bajar, las seque rápidamente con el dorso de mi mano.
—Rubén…—solloce con la voz distorsionada
Pronunciar su nombre hacia qué mil cuchillos se clavaran en mi corazón. Inspire profundamente para calmarme cerré los ojos e intente ahuyentar todo lo que me recordara a él.
—¿Qué hizo el imbécil ahora?-añadió el ruloso.
—No…bueno sí. Pero no importa—añadí secando mis lágrimas con el dorso de mi mano.
—¿Qué fue lo que paso?—pregunto tranquilamente.
—La rubia chillona—añadí secamente.
El chico rio entre dientes.
--¿Estas celosa?—pregunto.
Lo mire desaprobatoriamente.
—La beso….—añadí mientras el chico ponía una cara de asombro y me calle para tragar saliva ruidosamente.—La beso enfrente de mis narices.---añadí mientras hacía mis manos puños.
El chico me miro con los ojos abiertos de par en par.
—¿Te gusta?—pregunto
Lo mire confundida.
—¿Qué?—pregunte mirándolo con el ceño fruncido.
—¿Rubén te gusta?—pregunto con curiosidad
—No se.—añadí con nerviosismo.
—Calma si Rubén te gusta, no hay bronca.—añadió relajado.—No soy chismoso.
—Pero no se…—me queje
—Deja de darle vueltas al asunto y acéptalo. Te gusta Mayra.—añadió sonriendo.
—Pero es que yo no …—añadí
—¡No te hagas tonta!. Si no te gustara no lo mirarías todo el rato, si no te gustara no te podrías nerviosa cada vez que él está cerca de ti, si no te gustara no lo mirarías de la manera en que lo haces. Acéptalo estas enamorada de mi mejor amigo.
—Pero es que—añadí con lágrimas en los ojos.
—¡Pero nada!—añadió con una sonrisa. —¡Te gusta Rubén!
Lo mire con impotencia y me puse a llorar, mientras el me abrazaba.
Y ahí comprendí todo.
Rubén me gustaba. Y ahora yo no podía evitarlo.
—¡Styles! ¡Rivera!—Una voz procedía desde el frente de la clase.
Me separe rápidamente del chico y seque mis lágrimas, mientras miraba hacia el frente. Vi que todos nos miraban, mientras el catedrático nos miraba con reprobación.
—Si tienen que resolver sus asuntos amorosos la puerta está abierta!—respondió señalando la misma con el dedo índice.
Mis mejillas se encendieron. Había hecho el ridículo en la clase.
—No volverá a pasar—añadió el chico de rulos.
—Bien.—añadió el catedrático dándonos un asentimiento de cabeza y después su rostro adquirió la mayor seriedad posible. Barrió con la mirada toda el aula, después de unos minutos se fue a sentar al pequeño escritorio.
—Pueden empezar—añadió. De inmediato todos volcamos la vista a las hojas en nuestros pupitres. Bueno tenía por delante un examen de 450 preguntas y no iba a dejar que un maldito hombre me hiciera reprobar. Así que suspire y comencé a llenar la prueba concentrándome en el cuestionario. Pero aun así la sensación del vacío me taladraba el estómago.
Mire como el chico de rulos venia en mi dirección.
—¿Cómo te fue?—pregunte curiosa
—Fue el examen más difícil—añadió rascándose la nuca.
Sonreí.
—Te ira bien—añadí mientras volcaba mi vista en un libro que tenía entre mis manos.
—Por cierto Mayra, me encontré a Rubén—respondió.
Las manos me temblaron, odiaba lo que me provocaba al escuchar su nombre, no despegue la vista del libro.
—Aja—añadí sin importancia.
—Habrá una albercada en, una de las casas de hospedados en la universidad, iremos todos. Quiere que estés ahí presente.— La sangre se me bajo a los pies y lo mire con horror.
—¿Qué?—respondí mientras no daba crédito a lo que estaba escuchando.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora