Capítulo 21
-Dedicado a una gran amiga Rubencita: Rita Campos Macias. ¡Gracias por tu amistad y seguir con entusiasmo esta historia!Me concentre en la taza de café que tenía en mis manos y le di un sorbo.
--Ya Mayra ¿Qué paso?—añadió Jessy
—Salimos, me llevo a cenar—añadí sonriendo recordando lo que paso.
—¿Y luego?—pregunto Wendy con impaciencia.
—Chicas, es muy lindo—añadí sonriendo, pero luego una profunda tristeza surco mis facciones.
Y las ellas guardaron silencio.
—No te agobies May—respondió Wendy dándole unas palmaditas a mi mano—Si te gusta ya díselo mujer, el tipo se muere por ti. Y tú solo lo traes detrás de ti como perro faldero.
Yo reí.
—¿Enserio se ve tan enamorado?—pregunte
Jessy rodo los ojos.
—Mataría por ti, te lo aseguro—añadió dándole un sorbo a su café.
—¿Bueno y a donde te llevo?—pregunto Wendy
—Fuimos por comida china, al final un tipo llego con un arreglo floral gigantesco y me lo dio.
—¿Y de quién era?—pregunto Jessy
—De Rub—añadí suspirando.
Ellas emitieron grititos ahogados. Y yo me puse rojísima.
—Ya May, te gusta ¿Verdad?—pregunto Wendy
—Si, si me gusta, es muy lindo y dulce, pero no puedo ni siquiera pensar tener algo con él, no es que no quiera, pero ya saben cómo es mi padre y lo que menos quiero es que le pase algo a el—añadí preocupada.
—¿Ósea que dejaras que se marche?—pregunto Jessy visiblemente impactada. —me le quede viendo—dejaras que se marche sin siquiera haber tenido oportunidad de tener algo con él, Mayra el tipo te bajaría la luna y las estrellas, no desperdicies una oportunidad así—respondió visiblemente molesta.
Me quede en silencio reflexionando sus palabras, al salir de la cafetería camine sin rumbo alguno, colándome entre las personas que caminaban por las atestadas calles de Nueva York. ¿Qué es lo que iba a hacer ahora?, cuando me di cuenta ya era de noche. Y para variar estaba lejos de casa.
No traía mucho dinero, me senté en la parada de autobús y puse mis manos sobre mis rodillas, realmente no sabía si regresar a casa, en realidad solo quería perderme por ahí. Las palabras de Wendy aun retumbaban en mi cabeza, y el recuerdo del chico que tenía por nombre Rubén aparecía una y otra vez en mi cabeza.
No lo había visto en una semana, prácticamente el me dijo que tendría que hacer trabajos, de la uni y que no podría verme, pero al final me paso su número de teléfono, y me pidió que lo llamara. Obvio no lo había hecho. En primera porque tal vez estuviera ocupado y en segunda porque lo primero lo agarraba como excusa ya que era demasiado gallina.
Pero en este preciso momento tenía ganas, muchas ganas de llamarlo, de escucharlo. Moví la cabeza de un lado a otro y alce la vista al cielo, en un intenso desesperado de disminuir las ganas de hacerlo, en un intento desesperado de frenar lo que sentía. Pero al parecer mi cuerpo no estaba con ganas de obedecer a mi cerebro. Y busque en mi bolso el teléfono, lo encendí y busque en los contactos hasta encontrar su número. Y sin mirarlo lo llame y mantuve el teléfono contra mi oreja.
Se escuchó un pitido, luego dos, luego tres…
—¿Hola?
Y al escuchar su voz mi corazón se aceleró y sonreí como idiota.
—¿Hola?—volvió a repetir.
—Ho…hola—añadí con voz ahogada
—¿Mayra?—pregunto mientras se escuchaban unos ruidos—¿Mayra eres tú?—pregunto.
—Si,si. soy yo.—añadí tratando de ocultar mi emoción.
—Oh cariño, pensé que nunca me llamarías—respondió aliviado.
Pude imaginármelo sonriendo al decir cariño y sonreí.
Se escucharon unos ruidos y el gruño.
—¿Sucede algo?—pregunte.
—No—Añadió el y se quedó callado—bueno la verdad es que si.—Pude notar un filo desesperación en su voz.—Mayra ayúdame, voy a perder la cabeza en los próximos cinco minutos.
Estuve a punto de reír pero me contuve, ¿Qué era lo que lo tenía desesperado?
—¿En dónde estás?—pregunte
—¿En dónde estás tú?—pregunto el
—En Monton St.—añadí.
—Voy para allá—respondió y colgó.
Retire el celular de mi oreja y mire la pantalla extrañada. ¿Por qué estaba tan desesperado? Y me quede mirando al cielo.
Pasaron 15 minutos cuando un auto viro en la esquina y se detuvo delante de mi, entonces Rubén salió de el con paso apresurado y me levanto para ponerme delante de el.
—May necesito tu ayuda amor—respondió con desesperación.
—¿Qué paso?—pregunte
—Sube al auto, te explicare cuando lleguemos—añadió mientras prácticamente me arrastraba al auto y me abrochaba el cinturón de seguridad, el subió al auto y prácticamente salió disparado hacia la carretera, no paso mucho tiempo cuando llegamos a un edificio blanco y estaciono el auto, me desabroche el cinturón y salí del auto, el se dirigió hacia la entrada, el guardia nos dejó pasar y entramos al edificio, subimos las escaleras y nos detuvimos en el quinto piso, de pronto se detuvo en una puerta con el número 22 y metió una llave, al abrir la puerta me dejo pasar y luego cerro, de pronto unos chillidos inundaron la estancia y lo mire sobresaltada.
—¿Tienes un bebe?—pregunte con la voz ahogada, juro que algo se rompió dentro de mi en ese preciso momento.
—Es mi hermana—murmuro mientras se adentraba en la habitación
Entonces suspire, mientras lo seguía.
De pronto él se volteo mientras cargaba a una niña de escasos siete meses quien no paraba de llorar.
—¿La dejaste solita para ir por mi?—inquirí molesta.
—¡No tenía otra opción!—agrego encogiéndose de hombros
—¡Rubén le pudo haber pasado algo!—le grite
El rodo los ojos, para luego mirarme.
—No ha parado de llorar en las últimas dos horas y no sé qué hacer—respondió mientras la cambiaba de brazo, y ella le halo el cabello.
—A ver dámela—murmure mientras extendía los brazos.
El la deposito con cuidado y su aroma a bebe inundo mis fosas nasales, entonces ella hizo un ruidito extraño y volvió la leche sobre mi blusa favorita.
—¡Oh mierda!—agrego Rubén mientras me la arrebataba y la dejaba en una sillita mecedora. Hice una mueca, mientras el me miraba sonriendo.
—¡Dios cuanto lo siento!—añadió llevándose las manos al cabello
—Lo importante es que ya dejo de llorar—agregue mientras miraba a su hermanita quien ahora chupaba su manita y me observaba curiosamente como si fuera el ser más extraño de la tierra.
El me tomo de la mano y me llevo hacia otra habitación al encender las luces una cama de dosel blanco apareció enfrente de mis ojos, entonces Rubén se dirigió al armario y comenzó a buscar.
—Sera mejor que te des un baño, olerás a vomito de bebe en todo el camino—añadió mientras me entregaba una toalla limpia y una camisa que seguramente era de él.
Entonces mis mejillas se encendieron y asentí con la cabeza, mientras corría al baño que estaba junto a su armario y cerré la puerta. Después de darme la ducha y secarme me volví a colocar la ropa limpia y la camisa de Rubén que era blanca y me llegaba a la mitad de los muslos, su aroma invadió mis fosas nasales y suspire mientras la olisqueaba. Salí del baño y me coloque mis sandalias, después recorrí la estancia para encontrarme a Rubén con su hermanita sentada en su regazo, el al verme me sonrió.
—Hola
—Hola—sonreí.
—Te vez muy bien con mi camisa—añadió.
Pase mi mano por mi cuello mientras me sonrojaba.
—Gracias—agregue mientras me sentaba su lado y concentraba mi vista en su hermanita.
—¿Cómo se llama?—le pregunte
—Gretchen—respondió sonriendo.
La bebe lo regreso a mirar de la misma forma.
—¿Por qué está contigo?—pregunte
—Mis padres salieron de viaje, entonces me dijeron que la tenía que cuidar en lo que ellos regresaban, ya que su nana tenía compromisos—explico.
—Oh ya—añadí mientras la miraba atentamente. —Por eso me dijiste que tenías trabajo en la universidad—agregue
El me regreso a mirar.
—¿Querías verme?—pregunto
Lo mire.
—¡No! —añadí rápidamente
—¿Me extrañaste?—pregunto con emoción
—Un poco si—admití
El sonrió.
—Me alegra saber eso—añadió cerca de mi rostro y contuve la respiración.
—Ósea que no tuviste trabajos finales ni nada de eso—agregue.
—Así es.—añadió
—Mentiroso—agregue.
El lanzo una carcajada.
—Si te hubiera dicho la verdad te hubieras extrañado, hubieras pensado otra cosa.
—No claro que no—agregue mientras le tocaba la nariz a su hermana.
—Mientes—me acuso.
Lo mire sonriendo.
—Claro que no—añadí
El suspiro y se levantó para luego dejar a su hermana en la silla y me puse nerviosa mientras se colocaba junto a mí, de modo que nuestros costados se tocaron.
—¿Por qué estas nerviosa—pregunto tranquilamente.
—Yo para nada—agregue mientras miraba mis manos.
—Entonces…¿Por qué llamaste?, pensé que no lo harías.
—Oh pues…porque estaba aburrida—añadí excusándome.
El sonrió y paso su brazo por mis hombros acercándome más a él y yo me aleje un poco, entonces el sonrió.
—No sabes mentir, estas nerviosa —añadió. Te pongo nerviosa—afirmo.
—¡CLARO QUE NO!—agregue mientras lo miraba a la cara.
—¿Por qué me llamaste?—pregunto
—Tú me dijiste que te llamara cuando quisiera. ¡Pues ahí esta!—agregue apartando la vista nuevamente.
Él se quedó en silencio e inspecciono mi rostro, sus manos cálidas, grandes, fuertes y seguras sostuvieron las mías, sentí un retortijón en la boca del estómago y trague saliva.
Entonces el me tomo de la cintura y me sentó en su pierna izquierda, agache la cabeza y sonreí un poco mientras él retiraba unos mechones que caían sobre mi rostro.
—Admito que me gusta estar cerca de ti—agregue mientras acariciaba el colgante que traía en el cuello, y desee esconderme debajo del sillón.
Él se quedó en silencio y después levanto mi mentón con su dedo índice.
—Me alegra que me hayas llamado—agrego sonriendo.
Mire sus ojos castaños brillando con intensidad, de pronto todo lo que había a mi alrededor pareció esfumarse y solo pude quedarme contemplando la dulzura que destilaban.
Entonces sus manos ahuecaron mis mejillas y lance un largo suspiro.
—¿Qué es lo que me has hecho?—agrego sonriéndome.
—No sé—añadí encogiéndome de hombros.
El mojo sus labios con su lengua y suspiro mientras cerraba los ojos. Y yo también los cerré por instinto, los abrí y entonces comencé a acariciar su cabello y pase mis dedos por su hermoso y perfecto rostro, hice su cabello hacia atrás y enrosque mis manos en el halándolo un poco.
—Eres muy lindo—susurre.
Él me observo en silencio.
--¿Solo eso?—pregunto unos minutos después.
Negué con la cabeza.
—Eres…eres la persona por la que seguramente me voy a revelar en contra del mundo.
—¿Soy un peligro para ti?—su mirada se oscureció varios tonos.
—Un poco—admití.—Y admito que eso me gusta—añadí mordiéndome el labio.
El rio levemente.
—¿Ósea que te gusta el peligro?—agrego con diversión.
—Si tú eres el peligro, supongo que sí.—agregue para luego unir nuestros labios.
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Luchando por tu amor
FanfictionAutora: Fernanda Cuecuecha. Todos los derechos reservados.℗ Nada de lo que sucede en la historia es real. Es meramente Ficción. Se prohíben las adaptaciones de esta historia sin el consentimiento de la autora. ¡Di no al plagio!