Capitulo 16

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Capítulo 16
Estaba delirando.
Tal vez no era tan malo después de todo, tal vez era pura broma pesada de los chicos. El tal Robert no tenía pinta de ser un delincuente pero aun así por las dudas me mantendría alerta. Suspire mientras jugueteaba con mis dedos sentada en un sofá de color vino, ya estaba muerta de aburrimiento Wendy se había ido a bailar con Jayden y la única que se había quedado conmigo era Jessy.
Cerré los ojos intentando dormir un poco sin embargo Jessy me dio un codazo en las costillas y abrí los ojos de repente y la mire. Ella señalo con la cabeza a una esquina y dirigí mi vista ahí mismo. Contemple la silueta de Rubén Goméz con la chica rubia besándose desesperadamente.
Apreté la mandíbula e hice mis manos puños mientras mi estómago se encogía de rabia.
—¿Para eso quería que vinieras?—la voz de Jessy totalmente sorprendida lleno mis oídos. —Yo que tú lo mando al demonio.
Suspire.
Quería hacerlo, pero algo me detenía.
Quite mi vista de ahí con desgana, no quería verlo es más ya nunca jamás le dirigiría la palabra. Estaba decidido.
Me levante y entre en un cuarto aparte para mi sorpresa era la cocina, el cuarto no estaba tan solo pero las únicas personas que se encontraban ahí estaban con sus parejas y no hacían el menor ruido. Me senté en una de las sillas que había ahí y puse mis manos a los lados de mi cabeza.
Me quede ahí un buen de tiempo con los ojos cerrados ya que después una mano en el hombro me hizo saltar.
—¿Qué haces aquí?—pregunto Niall
—Nada.—murmure
El rio y después tomo mi mano para salir por una puerta de cristal y guiarme en donde estaba una inmensa piscina.
—¿Qué hacemos aquí?—pregunte
—Ya verás—respondió sonriendo.
Había varia gente ahí mismo, Wendy y Jessy se encontraban a unos metros de nosotras, me separe de Niall y fui con ellas.
—¿Qué está pasando?—pregunte
—Creo que Rubén va a hacer un clavado o algo así—añadió Wendy.
Me quede con los ojos abiertos.
—¿Rubén?—pregunté sorprendida.
—¡Si! ¡Y va con todo!-agrego ella dándome un codazo
La mire molesta y después mire a mi alrededor, varias chicas se encontraban ahí mismo.
—¿Por qué habrá varias chicas?—pregunte.
—Ya vez que el boxeador. Pues es uno de los chicos con el six-pack más codiciado de la Universidad.
—¡Estas de broma!—me eche a reír.
El. ¡Si claro!.
—Eso dicen—añadió Jessy encogiéndose de hombros.
—Eso dicen todas las seguidoras de el—corrigió Wendy.
Rodee los ojos y me cruce de brazos.
De repente todas comenzaron a cuchichear. Cuando lo vi.
Caminaba con aspecto serio vestía un short y de arriba no traía nada.
Trague saliva dificultosamente y los ojos se me abrieron como platos, su cabello caía hasta la altura de sus hombros. Miró a su alrededor y subió al trampolín, busco entre la gente hasta que me miro y lanzo una sonrisa.
Mordí mi labio y juro que me puse de mil colores porque su sonrisa se extendió más y estaba a punto de echarse a reír. De repente su sonrisa se esfumo para mirarme seriamente y posando su mirada penetrante en la mía, me obligue a sostenérsela por varios minutos, sus ojos lucían feroces, salvajes, brutales dejándome sin aliento.
De repente miro hacia el frente y comenzó a saltar en el trampolín. Con cada salto tomaba más impulso, el trampolín tenía una altura de casi dos metros, hasta que lo vi caer al vacío girando varias veces y al final entrar en el agua.
Varias chicas exclamaron yo entre ellas y luego aplaudimos.
—¡Wow!—añadió Wendy sorprendida.
Concentre mi vista en el agua y de repente salió de ella para luego nadar hacia la orilla, coger una toalla y marcharse.
Estaba aturdida, la forma en la que me había mirado fue tan brutal, las piernas me temblaban y lo único que podía hacer era recordar sus ojos feroces mirándome como si yo fuera la única cosa que le pertenecía.
Toda sensación desapareció al mirarlo tomado de la mano con la rubia de pacotilla, así que me dirigí a un lugar apartado y volví a subir al baño.
—¡Heey!—respondió una vez que me dirigí de nuevo a las escaleras.
Me gire para mirar de dónde provenía esa voz y me encontré con Robert quien venía caminando hacia mí.
—Hola, nos volvemos a encontrar.--añadió
—Si ya veo—sonreí
—¿Ya te vas?—pregunto
—No. Voy con mis amigos—añadí.
—Oh—respondió, se quedó pensativo y luego abrió la boca para decir. —¿Te gustaría tomar algo? Yo invito.—agrego con una sonrisa.
Dude unos instantes y las palabras de los chicos vinieron a mi mente. Sin embargo estaba segura de que jamás lo volvería a ver y acepte.
—¡Claro!—agregue.
Bajamos las escaleras y llegamos a la cocina, para mi buena suerte no había nadie, rápidamente tomo una botella de vodka y sirvió dos vasos, me entrego uno y después corrió la silla para que me sentara.
Después de tres vasos descubrí que era un chico súper tranquilo, relajado y despreocupado por la vida.
—¿Te gustaría bailar?—pregunto sonriendo.
—¡Si!—añadí y fuimos directo a la pista de baile.
Comenzamos a bailar, por suerte el alcohol no se había instalado del todo en mi sistema. La cabeza me dolía un poco pero todo estaba normal, de repente enfrente de mis ojos descubrí a Rubén sentado junto a la rubia. Concentre mi vista en Robert y me asegure de que nos quedaríamos ahí.
Bien.
Ojo por ojo diente por diente.
La música siguió sonando a todo volumen, me concentre en mostrar mis mejores pasos de baile, de un momento a otro lo tenía cerca de mí, nuestros cuerpos casi juntos, la respiración se me corto al tenerlo tan cerca, lo mire embobada tenía una sonrisa fascinante y unos ojos muy lindos.
No dejaba de mirarlo no sé qué me pasaba, hasta que sentí sus labios impactar con fuerza sobre los míos, los ojos casi se me salieron de las orbitas y pose sus manos sobre sus hombros para apartarlo, sin embargo el me tomo de la cintura y me pego a su cuerpo profundizando el beso.
Sus labios se movían con insistencia pero yo no respondía, estaba shokeada. Hasta que me soltó y me obligo a mirarlo, el estómago se me encogió y trague saliva duramente mientras las ganas de salir corriendo aumentaban.
—¿Qué hiciste?—pregunte
—¿Te gusto?—pregunto mientras se lamia los labios y se volvía a acercar.
Abrí la boca para responder cuando sentí que alguien tiraba de mí hacia atrás, de repente un chico apareció delante de mis ojos y alzo la mano para después golpear hacia adelante. El horror corrió por mis venas y lance un grito, después el chico regreso su mirada hacia mí y lo contemple horrorizada.
—¿Qué hiciste?—susurre
El poso su mirada en mí, sus ojos se habían obscurecido varios tonos, de repente su mano grande y fuerte se posó en mi bicep y me acerco a él.
—¡Nos vamos! ¡Ahora!—casi grito.
La rabia me inundo en ese momento y trate de zafarme, pero él me llevo casi a rastras hacia la salida del lugar.
—¡Suéltame!—le grite una vez que estuvimos delante de su auto.
El hizo caso omiso y abrió la puerta del auto, me metió a la fuerza abrochándome el cinturón y cerro de un portazo, después corrió hacia el lado del conductor y cerro encendiendo el auto en el proceso. Para eso yo había reaccionado demasiado tarde. Lo mire enfadada.
—¡Tu quien te crees! —le grite. —¡Eres un imbécil! ¡No tienes ningún derecho sobre mí, así que bájame ahora mismo!—chille.
--¡Mayra por favor cállate!—escupió
—¡No!, ¡Cállate tú!—le grite.
—Si te callas me dejas explicarte el porque te obligue a ir a esa fiesta.—añadió tranquilo.
—No quiero saber nada—respondí con molestia.
—Por favor—suplico.
—¡Vete al demonio!—le grite.
—Preciosa por favor.—suplico intentando tomar mi mano.
—¡Y te atreves a decirme así después de estar con la plástica esa!—estalle.
Él se quedó callado.
—¿Te molesto?—pregunto
Exhale profundo evitando en ese momento atestarle una bofetada, ¿Cómo es que era tan estúpido?
—¿Estas molesta por eso?—pregunto.
Me quede callada. Obvio no le iba a responder, no se merecía explicaciones. La carretera apareció frente a nosotros, él se dedicó a conducir sin decir palabra, de repente estaciono el auto junto a un árbol, apago el motor y el silencio se extendió.
—Te voy a explicar—comenzó decir.
—No necesito explicaciones de nada—lo corte—estas con ella. Bien, punto final—añadí.
—Algo me dice que estas celosa nena—agrego sonriendo.
—Primero que me lleve el diablo—agregue con sorna y el lanzo una carcajada.
—Ya lo dijiste—respondió.
—Bueno mi plan entonces resulto a la perfección, aunque con algunas cosas que no tenía planeado que sucedieran.
—¿Plan de qué?—pregunte confundida.
Él se quedó callado.
—¿Plan de qué?—volví a repetir.
El exhalo por la nariz y movió la cabeza.
—Eres muy despistada—agrego para luego mirarme.
—¿Eso que tiene que ver? —farfulle
—No lo captas ni un poquito—añadió.
—¿De qué está hablando?—pregunte aún más confundida.
—¡Que me gustas! ¡Que estoy loco por ti!—respondió mientras me miraba desesperado.
Y lo mire helada.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora