Capítulo 17
Sus ojos estaban fijamente en los míos, lucia desesperado pero con un poco de serenidad. De pronto aparto la vista y la dirigió hacia adelante para sonreír nerviosamente. Estaba impactada e incrédula por sus palabras, de pronto una sensación cálida inundaba mi estómago seguido por la desesperación.
Esto no podía estar pasando, de pronto su mano se posó sobre la mía aferrando mis dedos con fuerza. El recargo su cabeza en el respaldo del asiento e inhalo profundamente.
—No te conozco lo suficiente, pero siento algo por ti—añadió mientras miraba hacia la nada.
Me quede en silencio.
--Mayra—susurro.
Sentí su mirada sobre mí.
—Cariño mírame por favor—añadió.
Mordí mi labio con fuerza mientras sentía que me iba a desmayar, esto era demasiado, me quede sin habla mientras sentía que el mundo giraba y solo podía escuchar sus palabras una y otra vez, contemplando el vacío como tonta.
—¿Por qué estás haciendo esto?—pregunte
El apretó los puños fuertemente y suspiro de repente se inclinó hacia mi lugar poniendo las rodillas en el asiento y aprisionándome entre sus brazos y el cristal de la ventana. Gemí de sorpresa.
—¿Quieres saber la verdad?—susurro mientras rozaba nuestras narices.
Su cabello me hacía cosquillas en la cara, pero estaba petrificada, su aroma me abrumo mientras sus brazos estaban estirados a ambos lados de mi rostro casi tocando mi cabello. No podía moverme, ni decir nada.
—No me hagas daño—susurre con miedo.
—Jamás—susurro firmemente. Cerré los ojos al sentir su aliento mentolado chocar contra mi rostro. —Yo estoy aquí para protegerte—susurro.
Sentí mi cuerpo temblar al escuchar sus palabras, el corazón se me acelero mientras los nervios fluían por mi sistema. Quería alejarme, quería tenerlo cerca, me sentía abrumada, me sentía desconectada del mundo mientras él me observaba atentamente. Esto no estaba bien.
Me estaba quedando sin aliento su cuerpo estaba firmemente pegado al mío, sus brazos me tenían acorralada imposibilitándome escapar, teniéndome completamente a su merced.
—No sabes cuánto te amo—susurro.
Apreté los dientes agachando la mirada, sintiendo unos escalofríos por mi cuerpo.
‘’No puedes, no puedes hacer esto. ¡No puedes hacerlo!’’—Me repetí mentalmente.
—Por favor cállate—susurre entre dientes apretando más los ojos, evitando perderme en su mirada. Haciendo caso omiso a sus palabras.—No hables más Rubén—añadí desesperada.
Sus manos tomaron mi rostro con fuerza.
—Abre los ojos—ordeno.
—No—susurre
—Ábrelos. Ahora—agrego con firmeza, mientras sus caderas chocaban con fuerza contra las mías.
Suspire débilmente, mientras luchaba con todas mis fuerzas para no hacerlo, su voz me erizo los vellos de la piel y tome con fuerza sus manos tratando de apartarte, tratando de alejarlo, aunque no quería. Temía lo que podía pasar después.
Sus pulgares comenzaron a trazar pequeños círculos en mis pómulos, sus dedos eran suaves y firmes. Lo iba a lograr.
—¿Por qué mierda lo hiciste?—pregunte débilmente.
—¿El que cariño?—añadió a centímetros de mi rostro.
—Besarte con ella—susurre
—¿Importa ahora que estoy contigo?—pregunto con voz ronca
—Importa mucho—agregue
Lo escuche exhalar.
—Mayra lo hice por ti—añadió.
Abrí los ojos dedicándole una mirada de odio mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
—¡Por mí! —añadí socarronamente. —¿La besaste por mí?. Explícate porque no te entiendo. —añadí mientras la ira inundaba mi sistema.
El sonrió dulcemente y abrió los labios.
—Necesitaba un plan Mayra. No sabía cómo hacer que te fijaras en mí, no tenía ni la más mínima idea sobre cómo hacer que pudieras fijarte en mí. Por eso lo hice, para poder atraer tu atención hacia mí.
—Y lo lograste—añadí molesta.
El suspiro.
—Y si quieres saber algo más, solo fue una distracción, no siento nada por ella.-Añadió mientras posaba su vista en la mía. —No es lo mismo, no es lo que tú me haces sentir, no es lo que tú provocas en mí. Haz puesto mi mundo de cabeza. —añadió sonriéndome con dulzura.
—¿Y yo porque?—pregunte tontamente.
—Me hago la misma pregunta Mayra.—añadió mientras acariciaba mi rostro con el pulgar. —¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida? —preguntó.
—Cosas del destino. Tal vez—murmure.
—Pues el destino es un maldito desgraciado—añadió riendo. —No puedo dejar de pensarte ni un maldito segundo.—añadió con desesperación— Me tienes como imbécil todo el día. ¡No sé qué es lo que me está pasando! Pero cuando te veo, cuando apareces delante de mí. Todo toma forma, todo encaja perfectamente.—susurro mientras acariciaba mi mejilla.
—Como si fuera un maldito rompecabezas—añadió mientras se acercaba peligrosamente. Me encogí ante su cercanía.
De pronto sonrió.
—¿Me tienes miedo?—pregunto.
Lo mire atentamente.
—Un poco—admití débilmente. —Cuando te acercas de esa forma, es difícil—añadí mientras tragaba saliva—es difícil que piense algo coherente. Eres, eres tan….aterrador a veces. Tengo miedo de perder el juego, no puedo caer ante ti Rubén, no puedo dejar que me domines.—susurre.
—Siempre terminas igual Mayra—añadió en voz baja.
—¿Igual cómo?—susurre
—¡Admítelo ya!—respondió alzando la voz.
Me quede callada.
—¿Por qué eres así?—pregunto. —¿Por qué no te dejas al descubierto?—susurro.
—No puedo—añadí temerosa.
—Mayra si no lo haces te juro que voy a perder la paciencia.—añadió.
—¿Y que harás?—lo rete.
—No me obligues a hacerlo—susurro entre dientes.
Lo rete con la mirada. La suya estaba obscurecida varios tonos, tenía el ceño fruncido y varias arrugas se notaban en su frente.
De pronto mi teléfono sonó y me incline un poco para tomarlo sin embargo estampo su mano contra el vidrio y solté un chillido quedándome ahí mismo.
—¡Déjame contestar!--le grite
—Estamos hablando— añadió entre dientes
—Es mi padre. Si no le contesto se va a enfadar.—recalque
—Ahora mismo todo se puede ir al demonio, porque no voy a permitir que te escapes de mis manos una vez más. Ya no más Mayra, estoy harto que siempre salgas huyendo, que te hagas la tonta y no aceptes lo que sientes.
Abrí los ojos como platos.
—¿C-Como?—tartamudee
El movió la cabeza lentamente.
—Lo se Mayra, es fácil adivinarlo desde el momento que hago esto—añadió para luego pasar sus dedos acariciando mi pómulo.
Su piel cálida mando choques electrizantes por todo mi cuerpo mientras me estremecía. Después rozo su nariz con la mía para depositar pequeños besos por mi rostro. Su aroma quemaba, su tacto quemaba, su piel quemaba, su cuerpo quemaba. Lance un quejido, no podía soportarlo, no podía aceptarlo. Tenía miedo, no quería doblegarme ante él.
Sus besos trazaron un camino por mis pómulos hasta mi mentón, bajando por mi cuello y comenzando a dejar pequeños besos en él, empuje su cuerpo tratando de apartarlo.
Tomo mis muñecas con fuerza impidiéndome moverme y enterrando su rostro en mi cuello. Sintiendo su cabello haciéndome cosquillas, mientras sus besos me hacían sentir extraña, mientras luchaba por no perder el control y mantenerme al margen, mientras las mariposas en mi estómago me inundaban la garganta imposibilitándome hablar. Estaba al borde del abismo, ya estaba perdiendo, me conocía a pesar de ser un desconocido, sabia como manejar perfectamente la situación y lo estaba logrando.
Y eso me hizo entender una cosa. Que él no se iba con juegos, que él estaría dispuesto a darlo todo y luchar, no se daría por vencido hasta que yo cayera a sus pies.
Las lágrimas cayeron de mis ojos, mientras el estómago se me encogía de pura rabia, mientras quería golpear todo, mientras me maldecía una y otra vez por no ser lo suficientemente fuerte para evitarlo. De pronto sus labios recorrieron mi mentón para llegar al bode de mis labios. Y comencé a llorar. Mientras sus manos acariciaban mi cabello y mi rostro una y otra vez.
—¿Lo aceptas?—susurro
--¡Lo acepto!—respondí entre sollozos.
Lo escuche suspirar, entre lágrimas vi cómo se iba acercando hacia mi lentamente, nuestras narices se rozaron. Cerré los ojos y tome su rostro entre mis manos, sus labios chocaron contra los míos mientras la cabeza me daba de vueltas. Sus labios se movieron lentamente contra los míos, de pronto sus besos se volvieron urgentes y desesperados mientras tomaba mi cabello entre sus dedos, cerré los ojos fuertemente mientras sentía mi corazón acelerado, mientras solo podía acariciar su cabello.
Mientras sus labios rozaban los míos una y otra vez, pase mis brazos por su cuello dejando mis manos descansando en su nuca y atrayéndolo más a mí. De pronto mi cuerpo se estremeció mientras un agujero se instalaba en mi pecho. Y sus labios hacían magia en él. Suspire mientras nos separábamos, el corazón me latía con fuerza y sentía una sensación nueva e indescriptible al mirarlo. Él me sonrió mientras sus dedos acariciaban mi rostro y cerré los ojos al sentir su tacto contra mi piel.
—Odio esto—añadí.—Odio no ser lo suficientemente fuerte para evitarlo.—susurre
Lo escuche suspirar.
—Mayra, si sientes algo por mí, creo que deberías seguir a tu corazón.—susurro. —Y si tienes miedo recuerda que yo estaré aquí. Siempre.—susurro.
Las lágrimas bajaron por mi rostro de nuevo.
—Tengo miedo de que te pase algo—susurre
—Vale la pena amor. Vale la pena arriesgarme por ti. Y voy a hacerlo—respondió firmemente mientras tomaba mi rostro.
—Es que tú no sabes—susurre
El sonrío y rodeo mi cuerpo con sus brazos.
—Mayra, lo daré todo por ti, no me importa. No importa nada mientras te tenga a mi lado —susurro. —Lo juro—añadió para después abrazarme fuertemente.CONTINUARA
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Luchando por tu amor
FanfictionAutora: Fernanda Cuecuecha. Todos los derechos reservados.℗ Nada de lo que sucede en la historia es real. Es meramente Ficción. Se prohíben las adaptaciones de esta historia sin el consentimiento de la autora. ¡Di no al plagio!