Capitulo 9

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CAPITULO 9
Cerré la puerta a mis espaldas concentrándome en mi respiración agitada y el golpeteo acelerado de mi corazón.
Suspire entrecortadamente y recargue mi cuerpo contra la puerta.
Habían pasado más de diez minutos y aun no podía procesar el pequeño contacto que habíamos tenido. Aun sentía sus labios sobre mi piel, su perfume, su olor esa sensación de protección, seguridad y peligro que emanaba su figura. La calidez de sus ojos al mirarme su piel broncínea, el hoyuelo de su mejilla, su cabello ondeante al viento, sus manos cálidas al contacto de mi piel.
Maldecí para mis adentros. ¿Por qué estaba pensando en el de esa manera?.
Suspire pesadamente y en medio de la obscuridad se escuchó un pequeño clic para luego alumbrar el lugar a la luz de las lámparas.
Brinque del susto y solo pude pensar en una cosa.
Papá.
Estaba al borde de las escaleras con los brazos cruzados y el rostro muy serio, me acerque a el lentamente tratando de recomponerme, haciendo un esfuerzo por empujar los recuerdos de Rubén hacia el fondo de mi mente y lo mire.
—Ya llegue.—respondí en un murmullo.
Note como los músculos de su mandíbula se tensaban.
—¿Qué horas son estas de llegar?—pregunto.
Note algo de esfuerzo en su voz. Estaba conteniéndose para no gritar.
Abrí los ojos como platos. ¿Era tarde?, saque torpemente el celular y lo encendí. La pantalla marcaba la una de la madrugada. Había pasado demasiado tiempo con Rubén que ni siquiera me había dado cuenta de la hora.
—Mayra —La voz de mi padre inundo mis oídos.
—No me fije el la hora—respondí.
—Sabes que no me refiero exactamente en la hora.—respondió colocando sus manos en su cintura.
Abrí los ojos como platos.
—¿Qué?—respondí
—¿Qué hacías con ese chico Mayra?—pregunto.
—Era Jayden. Me vino a dejar.—añadí de repente.
—Oh—respondió para luego fruncir el ceño. —Bueno, no llegues tarde la próxima vez.
—Lo se papá.—añadí para luego subir las escaleras y encerrarme en mi habitación.
Una vez que me cambie la pijama, me metí en la cama haciéndome bolita.
La sensación de alivio que tenía era genial, al menos no me había descubierto, no tenía más opción que mentirle, no quería que se enterara de Rubén, aun así no podía creer que ya le había tomado mucha confianza, incluso para aceptar que me llevara a casa en menos de dos días.
Ni con Jayden pude hacer eso.
Le había tomado confianza muy rápido, tal vez era el hecho de que me había salvado, era lo que me hacía sentir segura, pero tenía que andarme con cuidado. Más allá de el solo sabía que era un boxeador.
Que siempre se aparecía a cualquier lugar donde fuera y me miraba demasiado como para que me sintiera cohibida o ansiosa, con ganas de salir corriendo.
Con esos pensamientos en mi mente caí en los brazos de Morfeo.

—¡Mayra!—la voz de Wendy llego hasta mis oídos.
Retire la vista del plato y mire sus ojos color miel. Lucia curiosa y fastidiada por mis reacciones.
—¡Te estoy hablando desde hace más de 20 minutos!— exclamo mientras me sacudía por los hombros.
—Estoy aquí—añadí.
—¡No! Estas en la luna. ¿Acaso no es lo que estoy pensando?—pregunto.
Emití un suspiro.
Durante los días siguientes estaba extraña, y lo peor es que se me notaba. Si a todas horas estaba pensando en Rubén. Sinceramente no sabía qué hacer, era alguien sumamente atractivo a los ojos humanos. Por un lado me tenía en las nubes, sus palabras y sus acertijos raros lo hacían ver alguien diferente.
No entendía que me pasaba pero me estaban dando miedo mis reacciones, a cada rato estaba recordando sus labios contra mi mejilla, el olor que emanaba su cuerpo y esos ojos que cortaban la respiración.
Y por el otro estaba mi padre, después de tener esa pequeña conversación se la había pasado con la mirada fija en mi todo el tiempo. Me preocupaba. ¿Acaso había visto incluso el pequeño beso que me había dado?, ¿Se habría dado cuenta de que le mentí?
—Tengo algo que decirte.—respondí mientras limpiaba la charola de metal para luego colocarla en el porta objetos.
Ella concentro su vista en mí.
—Mi papá nos vio—añadí
Su rostro se volvió una máscara de pánico.
—¿Qué? ¿Qué?—añadió con los ojos abiertos de par en par.
—Bueno casi…—añadí vacilando—lo ve.
—¿Vio que estabas con él?—pregunto
—-Así es. —añadí
—¿Y qué le dijiste?—añadió con curiosidad.
—Que era Jayden—respondí.
—Oh ya—dijo suspirando de alivio. —Aun así ten más cuidado a la próxima que te valla a dejar a tu casa.
—¡No va a ver otra vez!—chille
Ella rio.
—¡Si claro!—respondió
—¿Porque dices eso?—pregunte.
—Es la segunda vez que te vas con el sin rechistar. ¿Qué hizo para que accedieras tan rápido?—pregunto.
Me quede en silencio analizando su pregunta. Era la misma que yo me hacía. ¿Por qué había accedido?
—Tiene algo que te atrae como un imán.
--¿Sera?—pregunte.
—Es atractivo—añadió encogiéndose de hombros. —Te trae babeando sin que tú te des cuenta.
Ay madre ya me estaba dando miedo esto.
—¡Pero eso no debe de estar pasando!—respondí horrorizada.
--Pues ya está pasando. Y créeme una vez adentro ya no hay marcha atrás.
—¿A qué te refieres?
—Te gusta—respondió sonriendo
—¡NO!—grite.
Ella sonrió divertida y salió del área de servicio dejándome sola.
Me cruce de brazos.
Claro que Rubén no me gustaba, pero si había algo que me atraía de él. Desde la noche pasada no dejaba de reproducir ese pequeño toque, la plática en su auto, no dejaba de pensar en él.
Y por muy extraño que fuera, de nuevo tenía ansias de volver a verlo.
Esto estaba mal, estaba muy mal.
Si mis padres supieran lo que estaba pasando por mi mente seguro me comerían viva, lo mejor era mantenerme en silencio, no decir nada. Eran muy exigentes conmigo, tanto que a veces me agobiaban, no eran malos si no estrictos. Y si se enteraban de lo que ahora estaba pasando pondrían el grito en el cielo, y no era para menos. Estaban inconformes con mis metas y proyectos.
Esa fue la razón por la que tuve que mentir, no podían saber nada respecto a Rubén, si así ya estaban inconformes en la carrea que había elegido, con un chico rondándome cerca se pondrían peor lo habían dejado en claro: ‘’Estudiaras la carrera que desees, siempre y cuando solo te enfoques en ella y no en otra cosa’’.
Y ya estaba fallando.
No podía involucrarme en otra cosa que no fuera mi trabajo y mi carrera, tenía que ir con cuidado, pero con Rubén sería imposible, trataba de no pensar en él, en sus ojos, su mirada.
Y para echarle más leña al fuego el muy estúpido quería conocerme, quería saber más de mí.
¿Qué iba a hacer ahora?
Estaba perdiendo la cabeza, ese chico me traería muchos problemas, tenía que alejarme esperaba que el destino no me hiciera volver a topármelo de nuevo porque ya no quería sentirme intimidada por él.
Suspire para luego salir del lugar donde me encontraba y concentrarme en mi trabajo, creo que eso era lo único que me mantendría ocupada por las próximas horas.
Claro mientras no se apareciera por ahí.
Deambule por las mesas, trayendo platos y atendiendo a los clientes, una vez que estuvimos todos en la hora de descanso nos reunimos en el área de servicio.
—May—La voz de Sophie llamó mi atención y alce la cabeza para mirarla, se acercó con un recipiente de plástico y se sentó a mi lado para luego extender el recipiente y tomar un brownie de nuez.
—¿Qué tal te va con tu chico?—pregunto
El Brownie se me atasco en la garganta y tosí.
—¿El qué?—añadí
—El chico lleno de músculos—añadió sonriendo.
—Ah, nada interesante—respondí
—¿Segura?—pregunto curiosa.
—Si—asentí con la cabeza.--¿Lo viste la otra vez verdad?—Añadí.
—Si. Me toco atenderlo, estaba en una de mis mesas, y es muy guapo y sexy.—respondió suspirando.
Parpadee varias veces y no pude evitar sentir celos.
—¿A si?—pregunte
—Si.—añadió para luego mirarme con una sonrisa.—Harían muy buena pareja, ya quisiera tener un chico así siguiéndome a todos lados. Tienes suerte. —añadió para guiñarme un ojo y después irse.
Me quede ahí sentada examinando sus palabras, no era la única que me lo había dicho, ya iban varios con el mismo tema. Todos lo decían pero menos yo.
¿Y si pasara?—me pregunte.
Rápidamente aleje esos pensamientos, no podía pensar en eso no había posibilidad y tampoco me iba a arriesgar, tenía que ser fuerte, no dejarme doblegar ante sus encantos, no ponerme nerviosa.
Tenía que sacarmelo de la cabeza a la de ya.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora