JEONG [Tk/Vk]

XVIII

Jungkook se alejó de Kim tras sentir que el aire comenzaba a faltarle, tomando una bocanada para nada discreta mientras sus ojos en grande veían al hombre que tenía enfrente.

Taehyung sonrió burlón.

– Así que nunca te agradaría – murmuró recargando ambas manos en el barandal detrás de Jungkook, no dejando que tuviera escapatoria.

– No te confundas – murmuró Jeon, viendo a todos lados menos al mafioso – solo... Necesidades de un cuerpo humano común, hace mucho no besaba a nadie así que actúe por instinto.

– Ya.

– Es en serio.

– Claro.

Jungkook golpeó el abdomen del mafioso, viéndolo mantenerse inerte, sorprendiendose bastante de que ni si quiera se haya removido ante el golpe.

– ¿No te da cosquillas ni nada? – preguntó Jeon, picando un costado del torso ajeno y viendo como Taehyung ni si quiera se inmutó, por lo que con ambas manos empezó a picotear zonas que creía él generaban cosquillas, no recibiendo una sola reacción – es imposible que no sientas cosquillas.

Taehyung tomó las muñecas del empresario y tiro de ellas, obligándolo a abrazarlo por el torso mientras le veía a la cara con todo el descaro y confianza posible.

– No me causa cosquillas esa zona de mi cuerpo – confesó – es tonto que lo intentes, a menos de que quieras tocar mi cuerpo.

Jungkook alejó de inmediato sus brazos que rodeaban la cintura ajena, poniéndolos frente a su pecho en busca de protección, sus grandes ojos observando los ajenos que le veían como si fuese una presa.

– Te dije que no me agradas – murmuró, cerrando los ojos en cuanto vio al otro acercarse.

– A tu cuerpo le agrado bastante entonces – susurró Kim sobre la oreja ajena, alejándose con una sonrisa en el rostro mientras veía la molestia crecer en aquel chico entre sus brazos.

– Quiero asesinarte – confesó.

– Y yo besarte – murmuró Kim, inclinándose y dando un pequeño beso sobre los labios ajenos, viendo a Jeon abrir en grande los ojos ante la sorpresa.

– ¡Oye! ¡Está mal robar besos!

Kim rio burlesco.

– ¡Lo digo en serio! ¡No vuelvas-

Jungkook empujó el pecho ajeno cuando aquellos labios volvieron a tocar los propios, sin embargo, terminó por ceder unos segundos después. No negaría que aquel mafioso besaba tan malditamente bien y no podía resistirse.

Odiaba demasiado a Kim Taehyung.

– ¡Papá! – gritó Jun, poniéndose de pie y corriendo a su padre quien la recibió con los brazos abiertos y una enorme sonrisa.

– Pensé que ya estarías dormida, mira que tarde es – dijo Kim, pasando su pulgar por la pequeña mancha de pintura en la mejilla de su hija.