Mute ๑ Luckity ①

XXXVIII

Cierto día, Quackity se había lastimado en las prácticas de baile.

Se había doblado el tobillo, al pisar mal, y apenas fracturado, una fisura, cómo había dicho el médico, la muñeca, al caer con todo su peso sobre esta.

Le dolía tanto que las lágrimas le picaban los ojos, aunque se resistió a llorar, y no fue sino hasta que Luzu llegó con él que se escondió en su pecho para que nadie lo viera.

Luzu se había asustado bastante cuando había recibido el mensaje de su novio de si podía ir a la sala de baile, sin más información que esa.

Incluso cuando la madre de Quackity llegó para llevarse a su hijo, Luzu no se separó de él, y la mujer tuvo que firmar para retirar a los dos.

En el camino al hospital, con Quackity teniendo su muñeca descansar dentro de un pañuelo, atado a su cuello, el chico ya había dejado de llorar y se empeñaba en mantener la vista baja, apoyando su cabeza en el hombro de Luzu.

— No sigas mal— pidió el castaño, acariciando su pelo y mejilla, alzando el rostro del chico para mirarlo.

Quackity negó, volviendo a acomodarse.

— Quacks— lo llamó, aunque el mudo lo ignoró—. Te conozco, algo te pasa, ¿En qué piensas?

Quackity tardó un momento en negar de nuevo.

Luzu se ahorró un suspiro, tomó a Quackity por sus mejillas, volviendo a alzar su rostro.

— Dime— habló con suavidad.

Quackity suspiró. Con su mano libre se señaló a si mismo, y luego junto todos sus dedos, y tocó su mejilla con la punta de estos.

— ¡Quackity!— su madre se enojó un poco, viendo los gestos por el espejo.

— ¿Qué significa?— preguntó Luzu.

La señora suspiró.

— Dijo "Soy tonto".

Luzu lo miró con el ceño fruncido, vió el mohín en los labios de Quackity, el mudo volvía a tener la vista baja.

— Quackity, no eres tonto— habló el castaño con suavidad—. ¿Por qué serías tonto? ¿Por caerte? Es algo que le pasa a cualquiera.

Quackity sacó su cuaderno.

"Soy tonto porque no sé coordinar. Me caí por bailar mal"

— No bailas mal— dijo Luzu, automáticamente, negando con su cabeza para enfatizar—. Quackity, eres el mejor bailarin que he visto.

"Tú no ves bailar a nadie más que a mí".

— No voy a perder tiempo viendo bailar a otros cuando puedo ver al mejor bailarin del mundo— replicó Luzu, mirándolo directamente.

Quackity bajó su cuaderno, sin nada que decir, sus mejillas se tiñeron de rojo, y Luzu dejó un sonoro beso en ambas, haciendo que la señora riera.