Mute ๑ Luckity ①

LXXVIII

Para sorpresa de Luzu, Quackity tomó su rostro, besándolo de forma brusca, colocándose lentamente cada vez más sobre él.

El mudo abrió sus labios, aún sin dejarlo ir, pidiéndo que la lengua de Luzu entrará, y así lo hizo, recorriendo la boca del otro, ahogando un jadeo con su baile.

Quackity tuvo que separarse de la misma forma que había iniciado aquel beso, respirando agitado, con el corazón muy acelerado y el rostro muy rojo, sintiendo cómo sus pantalones comenzaban a apretarle.

Se dió cuenta que estaba prácticamente sentado sobre Luzu, y que podía sentir lo mismo en el otro.

No sabía por qué lo había hecho.

Avergonzado, negó de forma agitada, intentó retroceder, pero los brazos de Luzu se enroscaron al rededor de su cintura.

— No paremos, por favor— pidió, con ojos suplicantes—. Sigamos... Al menos hasta lo que puedas, Quacks.

Quackity mordió su labio con nervios.

— Lo dejaremos cuando creas que sea demasiado, lo prometo— habló Luzu con suavidad.

El chico lo miró con cierta inseguridad, pero asintió lentamente.

Sabía que tendría que hacerlo en algún momento, y que quizás era la hora de al menos intentarlo.

Sabía que Luzu sería bueno con el, que podía confiar completamente, repetirse eso lo hizo perder un poco el miedo.

— Comenzaremos de a poco, juntos— dijo el castaño—. Yo te quitaré una prenda, y luego tú me quitas una a mí— Quackity asintió—, ¿Quieres empezar?

Quackity sintió su labio comenzar a doler de tanto morderlo, con manos temblorosas, se acercó a la remera de Luzu, se complicó él mismo para intentar quitarla, así que el castaño terminó por hacerlo él.

Luzu le dió una mirada de permiso antes de hacer lo mismo con la remera de Quackity.

Para ese punto, Quackity ya estaba como un tomate, sin poder dejar de mirar el torso de su novio, pero sintiéndose inapropiado por hacerlo.

Luego de unos segundos, Quackity acercó sus manitos a el cierre de los jeans de Luzu, quien también tuvo que ayudar para que pudiera bajarlos.

Sólo con bóxers, Luzu bajó con suavidad los pantalones del chico mudo, dejándolos a un lado.

Con ambos en ropa interior, Quackity tenía la frente perlada en sudor por la vergüenza.

Luzu acarició sus mejillas.

— ¿Vas bien?— le preguntó, mirando a sus ojitos.

Quackity respiró profundamente antes de asentir, y sonrío un poco, para alivió de Luzu.

El mudo bajó la vista hacia la única prenda que la quedaba a Luzu, sintiendo los nervios a flor de piel.

— Espera— lo frenó el castaño, haciendo que Quackity lo mirara con sorpresa—. Antes de eso... Te despertaré un poco.