II

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Antes de comenzar dos aclaraciones:

Uno: Hay una escena violenta en cierta parte de la trama. No era mi intención pero mi cabeza me jugo en contra y termino ocurriendo. Disculpen por eso.

Dos: Los errores ortográficos que puedan haber.

Ahora disfruten de su lectura ♡

Aemond desvió la mirada, incómodo

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Aemond desvió la mirada, incómodo. De todos los lugares donde su hermano y sobrino pudieron ponerse románticos, para presumir su compromiso de cinco meses, lo tuvieron que hacer en el jardín, a pies del árbol corazón, a vista de cualquier curioso. Ahora se lamentaba por tener que refugiarse ahí para continuar con su lectura. Al menos en este lugar podía evitar los encuentros incómodos que tenía con Lucerys y sus escuetos diálogos.

Aegon soltó un risita, girando el cuerpo de Jacaerys para que quedara sobre el suyo; dejando al descubierto parte del muslo de su sobrino. Aemond se encogió sobre su escondite, esperando que nadie hubiese visto que vio la escena.

La túnica que vestía Jacaerys era delgada, dejando al descubierto un hombro, con la posibilidad de mostrar las piernas apenas se hiciera un movimiento brusco. La última moda en Essos, dijo la modista apenas presento las prendas solicitadas. El rey estaba conforme con el trabajo, así que mandó decretar que cualquiera de la corte podía vestir las prendas que más gusten y con las que se sintieran cómodos. El variopinto desfile de vestimentas empezó a verse en los próximos días.
Alicent estaba furiosa por ese mandato, y por más que quiso no pudo evitar que Heaela empezara a vestir como caballero.

—Son bastante entusiastas, ¿no lo crees? Yo estaría avergonzado de hacer algo como eso en público.

De todas las personas que pidieron acercarse, tuvo que ser él. Aemond desvió rápidamente la mirada de Lucerys: que vestía una túnica parecida a la de su hermano, solo que esta mostraba los brazos al descubierto y era más larga en los pliegues de las piernas, y cargaba dos libros entre los brazos cruzados. Que dejó en el pasto cuando se sentó a su lado.

—Algunos tenemos decencia para ese tipo de demostraciones —murmuro, tratando de enfocarse en la lectura. Por desgracia no recordaba dónde se había quedado.

—Mi madre dice que su unión puede ser favorable para el reino —comentó, con una pequeña sonrisa. Girando de lado para tratar de ver lo que hacían su hermano y tío.

—¿No les preocupa no tener herederos?

Los últimos días Aemond no había parado de escuchar a su madre murmurar sobre el castigo que caería sobre su familia solo por pensar en la unión de su hijo el exhibicionista con el bastardo de Rhaenyra. La pobre reina se había pasado la mayor parte del tiempo en el Septo de Baelor, orando.

—Tío Daemon sabe como solucionar eso —musitó, acercándose para ser oído. Aemond se apartó, mirándolo con molestia e interés —. Dice que en Asshai hay hechiceros y sacerdotisas que conocen conjuros y crean pócimas para que cualquiera tenga bebés.

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