Consejos poco Prácticos

VI

La invitación por la fiesta de la Primavera y el nacimiento de la sexta hija de Jacaerys Velaryon y Aegon Targaryen, llegó en el momento más oportuno para su familia: que regresaba del viaje que hicieron a Volantis por un par de semanas.

Pensando enseñar a sus pequeños hijos del trato y comercio que se ejercía para el reino con esas tierras, y como futuro señor de las mareas y heredero a Dritfmark, Maegor quería aprender como debía tratar a los comerciantes y navegantes que transportaban las especias que se requería en la capital. Quedando maravillado con los altos templos que los rodearon como por el vestir de las personas, que les hizo prometer que volverían apenas terminaran de visitar a su abuela la Reina. Laenor les rogó que cuando volvieran trajeran a su abuela Rhaenys, que amaría ver tal ciudad con jardines flotantes.

Aemond sonrió de forma leve, sabía que Lady Rhaenys aceptaría gustosa. Después de todo su pequeño hijo era el favorito tanto de ella como de su tío Daemon, que la mínima cosa que proponía el pequeño se cumplía sin reclamo.

El lento mecer del navío los sumió en un sueño perfecto en el que solo esperaban pacientes su llegada a la capital. Aemond rodeo con un brazo a Lucerys, que dormía dando la espalda. Tratando de no despertarlo acaricio su pequeño vientre. Nunca penso que se sentiría feliz porque su amado esposo les diera la oportunidad de tener otro bebé. Aun podia recordar el llanto silencioso, la forma en la que presionaba su mano mientras trataba de calmar el dolor y sufrimiento de la perdida.

Un nuevo ataque a los Peldaños de Piedra les hizo organizar a todo un grupo de guerreros que estuvieran dispuestos a impedir que la Triarquia volviera a hacer de las suyas en esas islas que dificultaban el comercio a Desembarco del Rey. Asi que al servicio de Daemon y Corlys, Aemond y Lucerys se unieron en su ayuda, acosando a lomos de sus dragones a los hombres del enemigo y tratando de encontrar una forma de acercarse a los tres líderes que ahora formaban al grupo enviado por Lys, Tyrosh y Myr, con la ayuda de los dornienses. Ese acto en si enfurecio a Rhaenyra, que no solo envio a Rhaena y Joffrey al Valle de Arryn a reclutar a mas guerrerros, sino que permitio que Baela vistiera armadura y cota de mallas y Daeron guiara a un pequeño grupo de soldados a los que cuidaba desde los aires: buscando la forma de ganar terreno en campo enemigo.

Aemond aun no entendía porque Aegon o Jacaerys nunca se unieron a la batalla, pero dejó de importar cuando el plan por tomar en simultáneo las islas de Horca Gris y Piedrasangre les dejó pérdidas significativas. Tessarion quedó muy malherida y Daeron tuvo que ser llevado de vuelta a la capital por la gravedad de sus heridas, a la par que se enteraba que Lucerys estuvo esperando un bebé.

Su amado Lucerys nunca dijo nada, y oculto bajo su armadura su vientre abultado, revelando la verdad cuando le afecto el ataque directo de una flecha en el hombro. Vhagar y Arrax se encargaron de quemar a todo arquero que vieron y al saber del estado de su esposo, dejo de importar las rutas de comercio.

Paso dos dias tratando de ayudar a Lucerys lo mejor que podia, sujetando su mano cada que se retorcia de dolor. Tratando de convencerlo para llevarlo a la Fortaleza Roja para que Onuris lo revisara. Lucerys se negó a todo, diciendo que pasaría si solo descansaba.

Al caer la segunda noche Aemond montó a Vhagar y fue lo más rápido que pudo a la capital, regresando con el sacerdote de Asshai. Apenas aterrizaron Baela le dio la mala noticia: antes de despuntar el alma, varios soldados vieron a Lucerys abandonar la carpa donde descansaba con mantas llenas de sangre, a las que pidió a Arrax que prendiera fuego, para luego arrojar las cenizas al mar.

Cuando fue a verlo, encontro a su amado esposo recostado sobre el catre, palido, con una triste sonrisa en los labios.

-Nuestro bebé ahora navega los mares eternamente -murmuró antes de ponerse a llorar.