La cena transcurría de forma amena, intercambiando uno que otro diálogo con su madre o su hermano, que por alguna extraña razón -o tal vez el vino -, se veía de buen ánimo. Risueño, relajado; acariciando su vientre cada tanto o riéndose de las cosas que decía Aegon.
Tras la conmoción inicial que provocó ver en ese estado a Jacaerys Velaryon, futuro rey de poniente, los súbditos sólo se dedicaron a murmurar hasta que la Reina Rhaenyra pidió una calurosa bienvenida para su heredero. Que no solo volvió para pasar unos días con su familia, sino que esperaba un futuro bebe que uniría a las familias y traería prosperidad al reino.
Muchos parecían reacios a creer lo que su Reina decía sobre el estado de su hijo. No fue hasta que vieron al sacerdote de Asshai parándose tras el rey consorte, que entendieron como eso fue posible.
Desde que ese hombre llegó a la capital, habian pasado cosas extrañas en el reino. Muchos lo atribuían a su magia, otros a los dioses que rendían culto. Fuera cual fuera la verdad, nadie se atrevía a cuestionar a su Reina y mucho menos a su sacerdote.
Lucerys suspiro antes de llevarse la copa de vino a los labios, mirando de soslayo el abdomen de Aemond o el suyo. Ya sabia a donde había ido a parar el brebaje que desapareció de su recámara antes de partir a Driftmark. Siempre creyó que Aemond lo había ocultado, y cada tanto le hacía una broma al respecto, ganándose una mirada seria e incrédula de su esposo. Ahora entendía la razón. No es que deseara tener niños tan pronto -si lo hacía -, solo que le sorprendió la jugada que su tío tuvo para con su hermano. Ni siquiera a él a se le hubiese podido ocurrir algo semejante.
-Por sus semblantes, veo que se divirtieron mucho en Driftmark -dijo Daemon sentandose a lado de Lucerys, dejando la jarra de vino que traía en la mano sobre la mesa. Terminando de arrastrar la silla a su lado.
Lucerys vio la pequeña sonrisa en los labios de Aemond, de seguro emocionado recordando esos días. Él solo se atrevió a decir:
-Fue muy emocionante.
No lo fue. Se la pasaba la mayor parte del tiempo mareado o vomitando. Pero es algo que tanto Aemond como él quedaron en no mencionarlo a nadie.
-Una experiencia muy gratificante -contestó Aemond, volviendo a beber de su copa.
-Es bueno oírlo. Para los futuros señores de las mareas, esa clase de experiencias debe ser placentera. ¿Vino? -ofreció con una gran sonrisa. Aemond rechazó la oferta pero Lucerys aceptó gustoso. Si iba a mentir sobre su experiencia en la navegación, debía sonar creíble.
Sentía demasiado calor. Hacia una hora que fueron a instalarse en su recamara y aun Lucerys parecía reacio a creer que al fin dormiría en un lugar quieto. Por desgracia con demasiado bochorno.
Se volvió a destapar, haciendo que Aemomd, a su lado, se girara a verlo.
-Creí que dormías -murmuró, acariciando con la yema de sus dedos su mejilla derecha. Lucerys sonrió de lado.
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Consejos poco Prácticos
ФанфикAemond esta harto de que Jacaerys le hable de Aegon. Así que en su último atisbo de paciencia, aconsejara a su sobrino de como puede conquistar al idiota de su hermano. Fic Lucemond y Jacegon