DON'T PLAY WITH THE TEACHER | OMEGAVERSE +19

CAPÍTULO 176

— Taehyungie... —llamó observando al susodicho— ¿podemos hablar?, hay algo que necesito decirte acerca de... Na--

— ¿Podemos hablarlo en casa, mi amor? —preguntó mientras arreglaba el cinturón en su cintura— necesito volver pronto al trabajo, sólo necesitaba distraerme. 

— ¿Distraerte? —frunció levemente el entrecejo— creí... creí que tú querías...

— No, no —se corrigió suspirando al final— hablamos esto después, ¿de acuerdo? 

Jungkook mantuvo la mirada en su alfa. La felicidad que creía tener, ahora se esfumaba con cada palabra que él decía. ¿Era malo sentirse triste por lo que estaba pasando?, no sabía si sólo estaba exagerando con su sentir pero, ¿por qué ahora todo lo que él hacía provocaba más daño?

— Bien —acomodó su camisa— nos vemos después, ten cuidado, cariño. 

El menor sintió sus ojos cristalizarse al verlo desaparecer detrás de aquella puerta sin siquiera darle un beso de despedida. Acababan de tener relaciones y... ¿se iba solo así?, quería que eso no afectara pero era tan difícil estando solo en aquel lugar donde ahora era el frío y la soledad quienes lo abrazaban. Lo que había sido un momento "lindo" para él, ¿para su alfa fue solamente sexo? 

Intentaba pensar en que todo seguía igual, que todo lo negativo era parte de su cerebro y que todo estaba bien pero ahora parecía ser que Taehyung simplemente buscaba tener sexo para desahogarse de algo en específico. Esta vez todo había sido más frío a pesar de que ya habían estado ahí un par de veces, pero... ¿eso era bueno?

Su rostro ahora era diferente, su mirada opaca había regresado, ya no había rastros de su sonrisa y su lobo parecía estar aún más triste ante la reacción que su alfa le había demostrado después de un momento más íntimo. Un momento donde todo era romance, parte de un cuento donde todo iba bien, un momento entre alfa y omega unidos por un lazo, pero... no fue así. 

Dio un profundo suspiro. Se acercó hasta su mochila tomándola entre sus manos para luego limpiar el polvo en ella y así proceder a colocarla en uno de sus hombros. Frente al reflejo de aquel vidrio arregló su ropa y cabello, limpió las pocas lágrimas que habían salido de sus ojos y, como acto seguido, finalmente salió de aquel salón yendo hasta el jardín de aquella universidad esperando que el aire quitara un poco el aroma de su alfa para no levantar tantas sospechas. 

Su mirada seguía perdida y fija en el camino frente a sus pies mientras caminaba por aquellos pasillos para ir al lugar antes mencionado. Su pecho dolía un poco ante la forma de actuar de novio haciéndole sobre-pensar cada cose que había pasado entre ellos unos minutos atrás.

— ¿Jungkook?, ¿no deberías estar en clase?

Se detuvo al escuchar aquella voz, levantó la mirada y solo quiso llorar al ver a Namjoon frente a él. Recordaba las veces en que en momentos similares acudía a él pero ahora... ya no sería así, aún no estaba seguro.

— Sí, de hecho voy ahora —respondió desganado— con permiso.

— ¿Sucede algo? —preguntó al verlo tan desanimado.

— No, no se preocupe —fingió una sonrisa.

— Sabes que puedes contarme lo que sucede, puedes confiar en mi. 

El azabache levantó la mirada hasta los ojos adversos mostrándole una mirada de molestia. 

— Con permiso —repitió.

Sin prestarle más atención, siguió su camino. ¿Quién se creía ahora?, no fue más que un maldito Judas. Estaba harto de que todos lo trataran como si fuera un iluso. Podía ser muy inmaduro en algunas cosas pero podía darse cuenta de la intención en las personas, lo malo era que por más que quisiera, nunca podía decir un "no", y eso parecía ser el karma de algo que estaba pagando de su vida pasada, o quizás... de esta misma. 

Al cabo de unos minutos más, por fin llegó a aquel salón de clases. Dejó sus cosas al lado de su escritorio para luego tomar asiento y así poder descansar un poco de todo lo que había pasado. A pesar del ruido de los demás, su mirada estaba fija en el árbol que se asomaba por la ventana a su lado pensando que todo sería más fácil si tan solo... su corazón y su mente no se estuvieran marchitando. Estaba volviendo a su yo del 2012 y eso lo asustaba demasiado. 

— Jungkook...

Al escuchar aquella voz la ignoró por completo. ¿Por qué ahora todos estaban hostigándolo demasiado?

— Quiero... hablar contigo. 

— Yo no.

No quería saber nada de ese chico. Había lidiado tanto con Hirai como para volver a hacerlo, pero esta vez con una versión masculina de ella. Nunca debió relacionarse con él, pero había sido tan tonto como para pensar que no sería igual, y claro, no iba detrás de su alfa como ella pero... ahora estaba detrás de él, y eso no sabía como solucionarlo. Creía que todo era su culpa y es que, ¿a quién más podría culpar?, siempre era él quien causaba todas sus desgracias, siempre siendo el blanco para los abusos físicos. 

— Creo que te interesará mucho lo que tengo para decirte, dame una sola oportunidad, sé que--

— ¿Qué no entiendes? —respondió con evidente molestia— déjame en paz por una maldita vez, no voy a irme contigo de nuevo, no quiero hablar contigo, ni siquiera quiero verte —continuó siendo un poco más audible, algo que llamó mucho la atención—. Estoy harto de ti y de tu hermana, los dos fueron tan molestos conmigo cuando no les hice nada más que existir. Nunca quise ser tu amigo, siempre te alejé, te rechacé miles de veces y a la primera en que acepto, ¿intentas besarme a la fuerza?, ¿Qué mierda es la que no entiendes? —se puso de pie sin importarle si todos lo observaban— desde un puto inicio de dejé muy en claro que no quiero nada contigo porque... ¡oh, sorpresa! —rió sarcástico— no me gustan los omegas. 

Al finalizar tomó aire. Había dejado salir un poco de lo mucho que quería decirle. Todos susurraban y musitaban cosas sobre lo que estaba pasando, siendo el centro de atención de todos los presentes, algo que le había molestado mucho al mayor entre ambos. 

— Vas a arrepentirte, Jeon.

— Vete a la mierda, Yuri —acotó. 

Aquel chico apretó sus puños, su mirada estaba con una expresión de enojo que incluso asustaba pero era inútil cuando la persona que quería intimidar estaba con la mirada en su teléfono como si nada hubiera pasado.

— Te vas a arrepentir...