CAPÍTULO 73 Maratón 5/6

1.5K 239 81
                                    

8:10 p.m

Jungkook observaba a sus dos amigos charlar mientras seguían recortando y pegando las cosas para la tarea que les habían dejado. Él también ayudaba pero estaba tan en su mundo que se tardaba más de lo debido y es que seguía pensando en lo que había pasado horas antes.

No era su obligación dar su firma, dar dinero o más cosas, pero se sentiría tan culpable de no poder ayudar a alguien que lo necesitaba; aunque esa persona lo haya tratado muy mal.

— Jungkook. —Llamó Taehyung recargándose en el marco de la puerta para luego extender su mano— Ven.

El susodicho entregó lo que tenía en manos al pelirrojo para luego ponerse de pie y así ir hasta aquel alfa tomando su mano.

Taehyung mostró una pequeña sonrisa para luego llevarlo hasta la cocina, pues era el lugar más cercano a dónde ellos estaban.
Lo tomó de la cintura y con cuidado lo sentó sobre la encimera para así tenerlo justo a su altura pues quería que este le mostrará su rostro en todo momento.

— ¿Qué sucede? —acarició su cabello— desde que vine has estado actuando muy extraño.

— No pasa nada, sólo estoy cansado. —Respondió con una sonrisa.

— Jungkook... dime la verdad. —Observó directamente a sus ojos—. Sé que estás mintiendo, y no te dejaré ir hasta que me digas qué es lo que sucede.

El azabache tragó saliva sintiendo un poco de nervios. No quería ser regañado por lo que hizo. Sólo era un estúpido adolescente que pensó más con el corazón que con la mente. Se había dejado manipular al punto de decir que sí a algo que no quería.

— Te vas a enojar conmigo... —Susurró desviando la mirada.

— ¿Por qué?

— ¿No te vas a enojar conmigo? Sino, no te digo. —Puchereó escondiendo sus manos entre las mangas de su camisa.

— Jungkook, dímelo. —Habló ya un poco serio.

El susodicho en ese momento sólo frunció su entrecejo, bajó la mirada y se mantuvo en silencio por unos segundos. Estaba sintiéndose tan tonto de no haber guardado ese secreto, nunca era bueno en eso.

— En la tarde... —habló en un tono bajo— en la tarde vino la mujer que está con mi padre. Ella... se veía muy mal, estaba sucia, muy delgada y... muy desesperada. —Sintió sus ojos comenzaron a cristalizarse—. Yo le dije que se fuera pero me pidió de rodillas que... firmara los papeles para darles la casa. Comenzó a hacer cosas que no me gustaron, no sabía cómo reaccionar a eso pero ella no me escuchaba...

— ¿Te tocó?

— No, no, eso... no fue lo que pasó. Sólo se puso de rodillas llorando por la firma. Y... —suspiró— dijo que mi padre tenía arresto domiciliario pero escapó y ya no sólo la policía lo sigue sino las personas malas.

— ¿Personas malas?

— Sí, él al parecer consumía... drogas. —Murmuró— Yo nunca me di cuenta, pensé que sólo era el alcohol pero... eso explica muchas cosas, ¿no? —rió levemente levantando la mirada hasta aquel alfa aunque volvió a su seriedad al ver en su rostro el enojo.

DON'T PLAY WITH THE TEACHER | OMEGAVERSE  +19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora