𝒜𝒻𝓇𝒶𝒾𝒹 ━ 𝐖𝐢𝐳𝐚𝐫𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝

𝔙𝔢𝔦𝔫𝔱𝔢

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Dumbledore presentó a Barty Crouch y a Ludo Bagman ante los estudiantes y profesores y explicó que ellos habían organizado la mayor parte del Torneo y que también formarían parte del jurado durante la competencia. Luego, le pidió a Filch que llevara un cofre que al parecer serviría para comenzar oficialmente con el evento.

-Los señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que los campeones tendrán que afrontar- anunció Dumbledore-, y han dispuesto todos los preparativos necesarios para ellas. Habrá tres pruebas, espaciadas en el curso escolar, que medirán a los campeones en muchos aspectos diferentes, sus habilidades mágicas, su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, su capacidad para sortear el peligro.

Todos guardaron silencio en el Gran Comedor. Adhara miró a sus amigas y alzó las cejas ante la expectativa del Torneo. No tenía intención de participar, pero si le emocionaba saber que vería el evento.

-Como ya saben, en el Torneo compiten tres campeones- siguió diciendo Dumbledore-, uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con la cual lleven a cabo cada una de las pruebas y el campeón que haya obtenido la puntuación más alta después de la tercera prueba, se alzará con la Copa de los tres magos. Los campeones serán elegidos por un juez imparcial, el cáliz de fuego.

Dumbledore sacó la varita y tocó tres veces el cofre que había mandado traer. El cofre se abrió y Dumbledore sacó de él un cáliz bastante sencillo pero que tenía en su interior llamas entre blancas y azuladas.

-Todo el que quiera proponerse para campeón, debe poner su nombre y el de su colegio en un trozo de pergamino con letra clara y echarlo al cáliz- dijo Dumbledore poniendo el cáliz frente a todos-. Los aspirantes a campeones tendrán veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerados más dignos de representar a sus colegios. Esta noche, el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.

-¿Quién crees que se proponga de nuestra casa?- preguntó Daphne a Adhara en un susurro.

La rubia pasó la vista por sus compañeros de Slytherin deteniendo su atención en Lewis. El chico miraba a Dumbledore con visible interés, pero según ella recordaba, él no cumpliría los diecisiete sino hasta el siguiente año.

-No sé quién podría ser el valiente- dijo.

-O el tonto- se rio Daphne.

Si en algo estaban de acuerdo todos los Slytherins, era que se debían tomar riesgos solo cuando era estrictamente necesario y un puñado de galeones no harían a muchos cambiar de opinión. Aunque habían algunos que se dejaban llevar por la promesa de la gloria de ganar el Torneo.

Dumbledore terminó su discurso avisando que para evitar que algún menor de edad tratara de poner su nombre en el cáliz, trazaría una raya de edad, lo que provocó varias quejas. Más solemnemente, advirtió que una vez que fueran elegido campeones no podrían arrepentirse así que debían considerar muy bien si pondrían sus nombres o no.

Mientras caminaban hacia la salida de el Gran Comedor para ir a sus dormitorios, Adhara, Daphne y Pansy se despidieron de Milena y Velkan mientras que Draco se despedía muy cortésmente de Viktor Krum y sus amigos. Adhara nunca lo había visto ser tan amable con alguien y le lanzó una sonrisa de burla en cuanto él la miró.

El director de Durmstrang se detuvo ante Viktor y con actitud paternal, le preguntó si se encontraba bien, si había comido lo suficiente, y si quería que pidiera que le prepararan un ponche en las cocinas. Krum negó con la cabeza, entonces Velkan se adelantó.