𝒜𝒻𝓇𝒶𝒾𝒹 ━ 𝐖𝐢𝐳𝐚𝐫𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝

𝔗𝔯𝔢𝔰

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Su padre encontraba repugnante tener que pasar por la inspección de un muggle para poder entrar en el campamento. Se quejó todo el camino hacia el traslador y aún más mientras caminaban por el terreno que rodeaba el lugar en el cual acamparían.

Su madre en cambio rodaba los ojos cuando Lucius no la veía y le decía que bajara la voz porque los organizadores de los Mundiales podrían escuchar su quejas y lo tomarían como una descortesía. A Adhara le recordaban a la forma en la que ella y Draco se comportaban en el colegio: él siempre quejándose y ella siempre tratando de callarlo.

-Es algo necesario para no llamar la atención, querido- decía Narcisa con voz suave-. Son las medidas tomadas por la seguridad antimuggles.

-Es un insulto, tener que hablar con un muggle y tener que pagarle en dinero muggle la estadía en el campamento. Es indignante- se quejaba Lucius.

Cuando finalmente llegaron a la casita de piedra que marcaba la entrada la campamento, pudieron observar al muggle a cargo de la reservación del lugar. El hombre en cuestión era completa e irrefutablemente un muggle y su padre no pudo evitar hacer una mueca de desagrado al verlo.

-Buenos días- dijo Lucius con más altanería de la usual- ¿Usted es el señor Roberts?

-Buenos días- dijo el muggle educadamente-. Sí, soy yo ¿Tienen reservación?

-Sí, a nombre de los Malfoy.

-Muy bien- asintió el muggle revisando la lista que había pegada a la puerta de la casita-. Los Malfoy tienen reservada una parcela en lado izquierdo del campamento para una noche ¿Pagarán ahora?

Lucius asintió sin dejar de mirar de forma altanera al hombre. Sacó los billetes muggles de su bolsillo y con extraña destreza los contó y se los entregó al señor Roberts.

Adhara lo observó con curiosidad pues no sabía que su padre supiera el valor del dinero muggle y menos que pudiera contarlo y pagar algo con tanta naturalidad.

En cuanto hubieron pasado por la verja que había junto a la casita todos se relajaron un poco. Adhara se dedicó a ver a los magos y brujas que ya habían comenzado a instalarse en sus respectivas parcelas y no pudo evitar sonreír ante el vestuario de muchos de ellos.

Las medidas de seguridad incluían que los asistentes se vistieran con ropas muggles para no llamar la atención, pero era obvio que la gente del mundo mágico no tenía ni idea de los códigos de vestimenta muggles. La mayoría lucía atuendos tan peculiares que incluso Adhara (con poco conocimiento del mundo muggle) los encontraba poco apropiados para una situación como lo era acampar cerca de un bosque.

Entonces reparó en los atuendos que sus padres llevaban puestos y se dijo que a su parecer, aunque sus ropas no fueran las más indicadas, no se veían tan fuera de lugar como los demás magos y brujas que Adhara había visto por el camino.

Su padre llevaba un traje oscuro muy formal que había cubierto con su usual capa de viaje negra; su madre llevaba un vestido suelto azul oscuro con un abrigo negro que la hacía verse un poco más relajada que Lucius; Draco y Adhara por otra parte, llevaban atuendos más adecuados para el lugar en el que se encontraban, ambos con jerseys en tonos poco llamativos y zapatos de exterior.

Al llegar a la parcela que habían reservado, a pesar que las medidas de seguridad ordenaban que por ningún motivo se realizara magia en el campamento, sus padres se las arreglaron para alzar dos grandes tiendas con la ayuda de sus varitas sin que los organizadores del evento se dieran cuenta de el uso de estas.