𝒜𝒻𝓇𝒶𝒾𝒹 ━ 𝐖𝐢𝐳𝐚𝐫𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝

𝔙𝔢𝔦𝔫𝔱𝔢𝔦𝔲𝔫𝔬

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A Adhara le hubiera gustado visitar a Hagrid esa tarde, pero estaba segura que él aún estaba molesto y ella no tenía ánimos para que le cerraran la puerta en la cara. No entendía por qué estaba tan molesto, les había hecho un favor tanto a él como a Buckbeak y en lugar de estar agradecido la despreciaba.

Por ello la chica se limitó a sentarse a la orilla del lago lo más alejada que pudo de la cabaña del guardabosques y se concentró en la lectura de Historia de la Magia que había llevado consigo. Estudió despacio y a conciencia, deteniéndose únicamente para ver de vez en cuando los movimientos del calamar gigante que habitaba en el lago o para alzar la vista hacia las copas de los árboles y disfrutar del aire frío de finales de octubre.

Cuando finalmente se cansó de repasar el libro, se dejó caer de espaldas sobre la hierba, poniéndose un brazo sobre los ojos para protegerse del tenue sol de media tarde. Por un momento no escuchó más que el susurro de los árboles y el sonido lejano de las voces de algunos estudiantes que como ella habían salido a disfrutar de una tarde sin lluvia.

-Tu pergamino está a punto de salir volando- dijo una voz conocida a su izquierda pasados unos minutos.

Adhara se incorporó de inmediato y puso una mano sobre el pergamino en el que había anotado ciertas fechas, antes de que este se le escapara.

-¿Es una carta de amor?- preguntó la voz con diversión.

Entonces la joven Malfoy alzó la vista; era Lewis, quien la miraba con diversión. Adhara frunció el entrecejo y acercó el pergamino a sí misma como si quisiera protegerlo de la mirada atenta de Lewis.

-Son mis apuntes de Historia de la Magia.

-¿Me puedo sentar?- preguntó el chico ignorando el mal tono de la rubia.

-Sí, claro.

-Pareces un poco tensa- comentó el muchacho mientras se sentaba y estiraba las piernas sobre la hierba- ¿Tienes algún problema?

Adhara miró hacia el lago lo que le permitió a Lewis ver delante del sol las relucientes cicatrices en el rostro de su amiga. La rubia suspiró pesadamente, decidiendo si debía confiar en él o no.

Decidió que por el momento no lo haría, pero tenía que darle una razón para su notable molestia, si no, el seguiría presionando. Siguió mirando al lago con expresión ausente.

-Mis padres me dieron eso el día antes de venir al colegio- confesó quitándose el anillo del dedo y dándoselo a Lewis.

-Ya lo había notado, pero no quise preguntar nada aún. Supongo que tu hermano está muy molesto.

-Tiene razón de estarlo. Toda su vida ha pensado que la mayor parte de la herencia sería para él, que tendría la mayor autoridad en los negocios de la familia, y que la Mansión Malfoy sería suya. Ahora todo será para mí.

-¿Tú lo pediste?

-No, pero ya sabes cómo es.

-Creo que si tus padres consideran que tu serías mejor como cabeza de familia en un futuro, no deberías cuestionarlos- Lewis le devolvió el anillo a Adhara.

-¿Y todo lo que viene con ello? ¿Crees que pueda con la responsabilidad de continuar el linaje Malfoy por el camino esperado?

Lewis se incorporó y miró atentamente, con una ligera sonrisa en el rostro, como la Malfoy se colocaba el anillo de nuevo. Empezaba a entender.