𝔒𝔠𝔥𝔬

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Los cantos ya no se escuchaban, los gritos llenaban el aire en su lugar, la gente corría en dirección al bosque y los magos del Ministerio iban de un lugar a otro con las varitas en mano. Los cinco jóvenes comenzaron a caminar rápidamente en dirección al bosque, como el resto de la gente hacía, pero una conmoción que venía del campo los detuvo.

Los cinco dieron media vuelta para ver que ocurría y de qué estaba huyendo la gente en ese momento. Entonces escucharon carcajadas crueles y gritos que parecían de diversión, pero lo que se presentó ante ellos no era para nada divertido: un grupo de magos caminaba por el campamento con las varitas alzadas hacia el cielo, vistiendo capuchas y mascaras para que nadie los reconociera, y por encima de sus cabezas, flotaban cuatro figuras que luchaban por deshacerse del encantamiento que los mantenían suspendidos.

La multitud crecía a medida que avanzaba por el campamento, destruyendo todo a su paso y lanzando maleficios a las tiendas que les estorbaban. Al cabo de un momento habían varias tiendas incendiadas que iluminaron a las figuras en el aire.

-Es el muggle- apuntó Astoria con horror-, el que estaba en la entrada del campamento.

-Y esa es su familia- dijo Daphne al ver al resto de las personas suspendidas-.... son niños.

Entonces Adhara se fijó en que dos de las figuras eran muy pequeñas. La joven contuvo una exclamación de incredulidad, pero no pudo decir nada más porque en ese momento una multitud pasó junto a ellos arrastrándolos hacia el bosque y los jóvenes no pudieron hacer nada más que dejarse llevar.

Poco a poco el camino se fue quedando a oscuras y ni Adhara ni Draco podían ver hacia donde se dirigían ni sí las Greengrass y Pansy seguían con ellos. Cuando comenzaron a tropezar con raíces de arboles, entendieron que habían llegado al bosque y que era muy posible que chocaran contra algún tronco si continuaban sin luz.

-Lumus- susurró Adhara.

-¿No se supone que no debemos hacer magia fuera del colegio?- preguntó Draco mirando hacia todos lados.

-Ya hay mucha magia aquí, no creo que el Ministerio se de cuenta que yo precisamente, una menor, estoy haciendo magia- argumentó la rubia imitando a su hermano y mirando a su alrededor-. Draco, perdimos a las chicas.

-Genial- el chico pateó una roca con irritación-. Será mejor que nos quedemos aquí un rato, quiero ver qué sucede ahí.

-Creo que ya sabemos qué es lo que sucede.

-Esos muggles no debieron estar aquí en primer lugar.

-¿En serio, Draco? ¿vas a empezar a hablar como papá?

-Los muggles no debieron estar aquí- insistió Draco con molestia-. Este era un evento para magos, a ellos debieron sacarlos.

-Es increíble que creas que hacerle eso a alguien está bien- dijo Adhara mirando a su hermano con furia mientras señalaba hacia el campamento-. Esas personas no le han hecho mal a nadie.

-Están aquí- siseó el rubio-. Es suficiente para hacer enojar a más de uno.

Adhara iba a replicar pero los gritos provenientes del campamento la interrumpieron. Uno de los encapuchados acababa de hacer que la esposa del muggle quedara boca abajo en el aire y el camisón para dormir que llevaba puesto cayó sobre su rostro dejando al descubierto su ropa interior. La multitud rio con más fuerza mientras la mujer se debatía por taparse de nuevo.

𝒜𝒻𝓇𝒶𝒾𝒹 ━ 𝐖𝐢𝐳𝐚𝐫𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora