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PASILLOS DEL CASTILLO

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PASILLOS DEL CASTILLO

PASCAL recoge unos trajes de la habitación de ARTURO, quien yace dormido.

El joven se queda viéndole varios segundos antes de salir al pasillo.

Saluda al guardia al cerrar la puerta. Ahora baja al siguiente piso.

Sigue bajando más escaleras. Llega al pasillo del calabozo; se acerca cautelosamente a la puerta y entra.



 Llega al pasillo del calabozo; se acerca cautelosamente a la puerta y entra

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CALABOZO

El sirviente habla con alguien a la luz de una farola.

PASCAL — En verdad, sí que lo sé... Tengo la certeza de que fue él...

ARMANDO — ¿Y cómo podrías saber tú eso?

PASCAL — ...Tengo relación con esa gente... Fue todo planeado...

ARMANDO — Sí, eso no es ninguna novedad... Pero habla ya... Vamos... Quiero oírlo...

PASCAL lo mira con una seriedad profunda, determinado.






PASCAL lo mira con una seriedad profunda, determinado

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EMBARCADERO Y ALREDEDORES

Dos cuerpos se alejan de una pequeña barca al borde del embarcadero.

Una de las figuras es LUIS; ayuda a la segunda, cubierta por una capa morada, a subir por unas rocas, estando ya lejos del embarcadero.

Se adentran en una arboleda, avanzando paralelos a los caminos que llevan a la ciudad.

LUIS — Te lo juro... Ese tío es un vil embaucador; un fijoputa sin palabra... Además es un gazmuño...

MUJER — ...¿Te has quedado a gusto?

LUIS — No.

MUJER — No tiene importancia, hombre... El Jorgito... Ya sabemos cómo es, el tío...

LUIS — ...Le tiene más lealtad al riquillo del Rey que al hombre que intermedió para que no le mandaran a la horca... Si será falso y lamebotas, el perro judío...

MUJER — Vale... Veo que estáis en uno de esos momentillos... (Silencio). Voy a necesitar un préstamo...

LUIS — Ya estamos liados... ¿Qué? ¿Me estás pidiendo dinero?

MUJER — ¡Tengo que volver a montar mi negocio! Estoy segura de que para el Alférez Mayor de los peones del Rey no será un gran problema... ¡Ah! También voy a necesitar alojamiento...

LUIS — Sí, sí... Tú pide... Bueno, supongo que puedo llevarte a una posada...

MUJER — ¿Una posada? Qué mezquino...

LUIS — ¡Pues mira que debería dejarte tirada en el bosque, hija!

MUJER — ¡No me seas malagradecido, que hice todo ese viaje por vosotros!

LUIS — ¿Y qué tal? ¿Fue provechoso o una castaña?

MUJER — Digamos que las dos cosas... Solo espero que me tengan preparado un muy buen pago por lo que les conseguí...

LUIS — Como siempre...

MUJER — ...No sé yo qué decirte, eh...

Jorge JugleteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora