PLAZA
JORGE golpea el añafil contra un árbol, intentando destaparlo.
JORGE DAVID — ¡Vamos! ¡Mierda!
Uno de los guardias de ARTURO se le acerca, con un laúd en las manos.
GUARDIA — ¡Eh, juglete! ¡Toma, que con esto te irá mejor!
JORGE DAVID — ¡Oye, ¿cómo me has llamado?!
GUARDIA — (Ignorándolo). Su Majestad dice que pruebes con un instrumento con el que no tengas que abrir la boca...
JORGE DAVID — Sí, sí, sí... Pero ¿cómo me has llamado?
GUARDIA — "Juglete". ¿Has visto alguna vez a un juglar? Das más pintas de eso que de trovador...
JORGE DAVID — (Le quita bruscamente el laúd). ¡Yo no soy ningún mendigo!
EMMETT y el HERRERO se pasean entre la multitud, entretenida con los diversos juegos y puestos mercantes.
Ven, entonces, a un par de personas aprontándose para un duelo de espadas.
HERRERO — ¿Qué me dices? Deberías mostrarles de qué estás hecho...
EMMETT — ...No, no debería... ¿Eso al menos es seguro? Nadie trae protección...
HERRERO — ...Sí... Solo debes cuidarte de que no te pinchen un órgano vital... (Pausa). No será ningún problema para ti...
EMMETT — ...Deberíamos regresar ya...
Mas, de alguna forma, el otro le acaba convenciendo.
La gente pronto se acerca a observar, aglomerándose alrededor.
EMMETT — ...La madre che mi ha partorito...
Su contrincante se lanza al ataque, gritando.
En tan solo dos movimientos, le quita el arma y lo arroja al suelo.
Los espectadores se asombran y aclaman.
HERRERO — ¡ESO ES!
ARTURO y su madre también observan el espectáculo desde su palco.
MADRE — ...Es más ágil de lo que su cuerpecito le hace parecer. ¿Sabes a quién me recuerda, el muchacho ese? A Emma; la joven veneciana con la que ibas a casarte...
ARTURO — ...Hostia... ¡Pero si es ella!
CALLES DE LA CIUDADEl grupo lleva como puede a DARÍA por las calles hasta el convento.
Por el camino, la mujer se empieza a alterar, intentando quitárselos de encima.
DARÍA — ¡BASTA, BASTA!
ULBIO — ¡¿Qué cojones te ocurre?!
DARÍA — ¡DARME MI ESPACIO YA! ¡A MÍ NO ME VÁIS A ARRASTRAR... A DONDE SEA QUE ME ESTÉIS TRATANDO DE LLEVAR!
RAJÍK — ¡Daría!
DARÍA — ¡NI UNA MANO ENCIMA, ME PONGÁIS! Puedo caminar sola...
LYNN — ...Ya se le ha ido la olla por completo...
DARÍA avanza por delante del resto, hasta el muro del patio.
Intenta trepar, pero le cuesta.
Cuando consigue sostener su torzo sobre el muro, recibe otra pedrada en la cabeza, cayendo sobre su espalda.
RAJÍK — ¡DARÍA!
Saltan desde el otro lado cinco mujeres —NILAM y ROBBIE entre ellas—, todas con el mismo uniforme.
Las marineras se lanzan contra ULBIO y RIVA, reduciéndolos a golpes y sin gran dificultad. Una tercera, la más joven, se arroja sobre RAJÍK; otra se enfrenta a LYNN, también venciéndole. La última carga a DARÍA, inconsciente, sobre su hombro.
MUJER 5 — ...¡Por fin! Estáis todos bajo arresto por los siguientes cargos: robos reiterados, vandalismo, agresión, y atentados contra la moral...
RIVA — (A Ulbio). Te dije que orinar en un espacio público era un delito...
ULBIO — Me vale.
ESTÁS LEYENDO
Jorge Juglete
HumorJorge David ha acabado como bufón en la Corte del Reino de Torapa, gobernado por Arturo I de la Familia Cullions. Cuando una decisión impulsiva del Rey genera un vacío en su Corte, a Jorge le tocará cambiar su oficio y parte de su vida para rellenar...