Sálvame de la oscuridad (TN en kimetsu No Yaiba)

La historia detrás de la luna

El día finalmente ha llegado. Intenté en varias ocasiones huir, pero todas las veces fue lo mismo, siempre me atrapaban antes de hacerlo. Antes de llegar a mi libertad. Las sirvientas me arreglan con un vestido tradicional, todas ellas lucen tristes y preocupadas. Me habían comentado que antes de la ceremonia falsa todas se irían ya que odiaban tener que ser cómplices de aquellas cosas. Cuando todo se encuentra listo, ellas se retiran, una mujer adulta que al parecer es la madre del hombre, la dirige hacia la ceremonia, según me contaron, todas estas personas saben lo que pasará y aún así son cómplices del hombre, cuando camino al altar todos actúan felices y normales como si fuese totalmente normal que una niña de ocho años se casará con un hombre triple mente mayor que ella que solo la va a violar y después a matar. La ceremonia comienza normal, cuando el hombre me pregunta si acepto me quedo en silencio, miro al hombre gordo y feo a mi lado, quiero decir que no, que legalmente nunca me casaría con un hombre así, pero solo me quedo callada, pero el silencio se rompe por un grito. Volteo lentamente para ver cómo un demonio está asesinando a los invitados, arrancando los corazones y devorandolos. Me quedo paralizada en el instante, mi "prometido" al ver al demonio corre despavorido lejos, pero el demonio es más rápido y se acerca a el rápidamente, en un rápido movimiento le arranca el corazón. Mentiría si dijera que no me dió lastima, porque a pesar de que era un mounstro, me dió cierta lastima, quizás se lo merecía por todo el daño que hizo, pero sentí empatía por el. El demonio camino lentamente hacia mi, tenía el cabello rojo y ojos ámbar.

Su piel es extremadamente pálida y su semblante es aterrador. El demonio se acercó a mi lentamente, alza su mano seguramente para arrancar mi corazón, pero no lo hace, se detiene y me mira fijamente, las lágrimas salen de mis ojos y mi cuerpo tiembla, el demonio simplemente se aleja, dejándome cómo única sobreviviente de aquella masacre. Me quedo sorprendida, los demonios son despiadados y sin corazón, pero este demonio me había dejado vivir ¿Por qué? No lo entiendo. Con cuidado y sin ser vista camino hacia el lugar donde se fue el demonio. Yo le sigo de cerca, no se si lo hago por curiosidad, por agradecimiento o porque no tengo a dónde ir. De un momento a otro el demonio se detiene y voltea, estoy sumamente segura de que no puede verme, pero... Siento como si su mirada penetrante estuviera puesta en mi.

-. Se que estás allí humana. -dice su ronca voz. Mi corazón se acelera al escucharlo. Ha descubierto mi presencia. Lentamente salgo de mi escondite, el demonio me mira sin emoción mientras trago en seco; si no me mato antes estoy segura de que lo haga ahora. El demonio cruza sus brazos.

-. ¿Qué se supone que haces? - me pregunta. Yo me quedo en silencio. Con todo el terror del mundo me acerco a el.

-. Yo...yo quería agradecerle. Si no hubiese aparecido usted, yo habría tenido un destino terrible. - digo, el hombre me mira sin entender.

-. No me podría interesar menos tu destino humana tonta. - dice rodando sus ojos y comienza a caminar para alejarse. Yo le sigo, porque prefiero morir en las manos de este demonio que volver a ese horrible lugar lleno de gente mala.
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Mi cuerpo duele, demasiado. Mi corazón late desenfrenado y siento mis piernas flojas, cómo si mis tendones se hubiesen desgarrado tanto, incapaces de mantener firmes mis piernas. Caigo de rodillas al suelo, el dolor de mi pecho es tan agudo que no se compara con nada que hubiese sentido antes. El dolor se instala en cada parte de mi cuerpo.

-. Vamos humana tonta, nunca lograrás ser fuerte si no eres capaz de venderme en combate. - dice Marbas, yo le dedicó una mirada molesta y me levanto del suelo con las piernas temblando. Me acerco a el nuevamente y comienzo a lanzar golpes, pero es imposible, el es más rápido que yo. Mi puño no acierta un solo golpe. Finjo que daré una patada y el la esquiva hacia la derecha, me di cuenta que el tiene más tendencia hacia la derecha. Entonces mi puño derecho se dirige hacia el, golpeando su costado por un segundo antes de que el se aleje. Yo le dedicó una sonrisa victoriosa