Capítulo 4

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— Eres muy divertido, Vegetta. Ya me tengo que ir, pero volveré mañana para decirte cuál es la recompensa que quiero por haberte salvado la vida.

Despertó cerca del amanecer por aquella frase en sus sueños...

Había vuelto a llamar al Oso varias veces, pero el contrario simplemente siguió su camino. ¿Cómo sabía su nombre? ¿Por qué lo conocía desde el minuto en el que se encontraron? ¿Por qué su corazón dolía con solo recordarlo?.

No podría volver a dormir, eso es seguro. Así que tomó su espada y fue al campo de entrenamiento. Casi nunca usaba su espada, ya que con su forma de Lobo era más grande y más fuerte que su cuerpo humano, pero siempre es bueno entrenar con armas en caso de que nadie pudiera transformarse.

Estuvo un largo rato entrenando, hasta que el crujido de una rama lo obliga a voltear.

No pudo evitar decepcionarse al ver quien era. Sin darse cuenta, él esperaba que fuera otra persona...

— ¿Qué haces despierto a esta hora? — preguntó Willy mientras se acercaba con su espada en mano.

— Ya no podía seguir durmiendo, ¿Qué hay de ti?, Tampoco es tu horario...

— Tampoco podía seguir durmiendo...

Vegetta simplemente asintió con la cabeza para luego volver a su entrenamiento. Willy simplemente se quedó mirando al contrario, logrando molestar a Vegetta.

— ¿Hay algo que necesites, Willy?

La expresión del Lobo blanco cambió ante aquellas palabras. Definitivamente no le había gustado.

— ¿No puedo mirar a mi mejor amigo?.

— Haz lo que quieras — respondió Vegetta para luego volver a su entrenamiento.

Willy frunció el ceño para luego comenzar a entrenar también, ambos estaban en silencio y ninguno parecía querer hablar, hasta que Vegetta tuvo que hacerlo.

— ¿Tienes información acerca-...

— ¡De nuevo con el niño! ¡Vegetta, ese niño de seguro ha muerto!.

— ¡Deja de decir eso! — inconscientemente, Vegetta ya tenía su espada apuntando al contrario. Willy sonrió tétricamente.

— ¿Qué? ¿Me vas a matar por decir una supuesta verdad?.

Vegetta se quedó unos segundos apuntando al contrario con su espada. Hasta que simplemente bajó el arma y volvió a su habitación, ignorando los gritos de su mejor amigo...

En todo el día estuvo tratando de concentrarse en los papeleos que tenía pendiente, pero las palabras de su amigo no lo dejaban tranquilo. ¿Y si realmente él...?. No, ese niño seguía vivo, estaba seguro, algo le decía que era así.

Dejó los papeles a un lado y salió de su zona de trabajo. Necesitaba descansar y por la puesta del sol, tal vez ya era hora de que aquel Oso apareciera. Y efectivamente, apenas llegó al borde del territorio, lo vio.

— Deberías de reparar ya la barrera, cualquiera podría entrar aquí sin problemas.. — dijo el Oso al tiempo que bajaba del árbol.

Breaking the Rules || RubegettaAU (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora