Capítulo 10

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Una semana... Había pasado una semana desde que el Oso le confesó todo (o lo necesario) al Lobo, y las cosas no pudieron ir a mejor.

Fue complicado, el día de la reunión, cuando regresó a su territorio casi se mete en problemas, pues su primo entró en pánico creyendo que él fue al territorio de Lobos (que así fue, pero no tenía porqué enterarse) pero gracias a la ayuda de tanto illoJuan como Lolito, salió ileso con la excusa de que simplemente no quería hacer algo tan aburrido como revisar los papeles que le pidió ayuda a Lolito para eso. Mangel se relajó y, además de eso, se sintió orgulloso del trabajo que había hecho su prometido con todo el trabajo. Fue un ganar ganar.

Pero eso no fue lo difícil para aquel Oso, lo realmente difícil para él fue no ir al territorio de Lobos por una semana. Era una bola inquieta, su mente solo podía pensar en quel Lobo de ojos morados, deseaba ir y lanzarse sobre él, simplemente enterrarse en el cuello del contrario y quedarse allí inhalando su aroma, pero le había prometido darle su tiempo para pensar bien en sus sentimientos hacia él.

Y por supuesto que lo sabía, sabía cual sería la respuesta del Lobo, pero el mismo Vegetta no tenía idea de sus sentimientos, así que lo dejaría averiguarlo por sí solo.

Pero cuando lo volvió a ver... su mundo se volvió a iluminar. Ya había pasado veinte años sin verlo, esta vez se encargaría de que esta fuera la última vez separado de él sin saber nada uno del otro.

Efectivamente así fue, el día en el que se confesaron sus sentimientos pasaron un largo rato en la pradera dándose besos y caricias, a veces simplemente se la pasaban abrazados sin decir absolutamente nada. Al día siguiente (con ayuda de su querido mejor amigo) informó a Mangel que se iría por una semana del clan, que tenía una carta de su mejor amigo pidiéndole una reunión para hablar y pasar el tiempo juntos. Al principio su querido primo dudó un momento, pero luego aceptó al ver la carta firmada por el mismo Pato.

Así que aquí estaba, oculto en la habitación del Lobo. Llevaba ya una semana allí, así que al día siguiente debía volver a su clan, y eso por supuesto lo dejó deprimido todo el día...

— ¿Quieres estar deprimido en tu último día aquí? — preguntó el Lobo mientras dejaba suaves besos en todo el rostro de su pareja.

— No quiero pero... me pone muy triste saber que ya no tendré mis besos de buenos días ni de buenas noches. Que ya no me harás la comida y que no estaré sentado en tu regazo mientras trabajas. Ya me estaba acostumbrando a esto... — respondió el Oso con un leve puchero en los labios. Puchero que fue besado por el contrario, provocando una pequeña sonrisa en el Oso.

— ¿Y quién dijo que ya no lo tendrás?, Solo debemos ser un poco más pacientes, encontraré una manera de que podamos estar siempre juntos...

— Decirlo es más fácil que hacerlo. Veg, eres el líder de los Lobos, ¿Cómo podrías darme tiempo a mí?. Tu gente también te necesita...

— Puedo hacer ambas cosas-...

— Ambos sabemos que no es así...

— Rubius, ten esto en cuenta. Estoy dispuesto a dejar mi clan con tal de estar siempre juntos, ya nos separamos una vez, no voy a dejar que ocurra una segunda...

El Oso simplemente enterró su nariz en el cuello del contrario, aspirando su aroma sin decir nada más. Se sentía mal por sentirse feliz al escuchar aquellas palabras de su pareja, sabía que era muy egoísta de su parte, pero... ¿No lo es tanto si él también está dispuesto a dejar su clan por él?...

Breaking the Rules || RubegettaAU (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora