Capítulo 18

85 13 4
                                    

— ¿Sigues despierto?... — preguntó Vegetta.

Estaban acostados dentro de la tienda improvisada. Después de una larga actividad en el río, ambos estaban completamente agotados, pero ninguno podía dormir.

— Mhm.. — fue la única respuesta del Oso. Vegetta lo acercó un poco más a su cuerpo.

— ¿Aún quieres saber de lo que me enteré?...

Rubius, quien tenía la cabeza enterrada en el pecho de su pareja, se alejó un poco para mirar su rostro.

— Solo si realmente quieres contármelo...

Vegetta soltó una suave risa para luego besar la frente de su pareja.

— Por supuesto que quiero hacerlo.. — dijo el Lobo, Rubius se volvió a acurrucar en su pecho, tratando de ocultar su rostro levemente sonrojado — Ayer por la mañana fui con Sapo Peta a su biblioteca, curiosamente, me contó una historia sobre dos híbridos de distintas especies que se habían enamorado, no tuvieron un final muy agradable...

— ¿No es sobre los híbridos de conejo y araña? — preguntó Rubius. Recordaba aquella historia por todas las veces que sus padres se lo contaron. Siempre terminaba con lo mismo, "Si quieres vivir, sé normal", desde ahí comenzó a odiar esa palabra.

— Así es. El relato de lo que realmente pasó es muy distinto a lo que me contaron, o incluso te contaron. Luego, simplemente me dió un libro y se fue. ¿Sabes de qué trataba el libro?... — Rubius negó levemente con la cabeza, Vegetta lo miró a los ojos con gran anhelo — Hablaba sobre híbridos de distintas especies destinadas a estar juntos. Aquellos que podían tener cachorros eran elegidos por los Dioses...

Rubius quedó petrificado mirando a su pareja. Las palabras procesandose una y otra vez en su cabeza. Ellos podían tener hijos, ellos estaban destinados...

— Estamos... destinados... — murmuró Rubius, su corazón comenzando a acelerarse y las lágrimas queriendo salir.

Vegetta tomó a Rubius y lo abrazó al tiempo que acariciaba su espalda. El Oso, quién parecía querer llorar, simplemente enterró su nariz en la glándula de olor del cuello de su pareja.

— Nada nos puede separar... — dijo Vegetta, la felicidad brotando de su corazón.

— Nada nos va a separar... — dijo Rubius después de haber soltado una risita de felicidad — ¡Vegetta! ¡Que fuimos hechos para estar con el otro!.

Ambos llevaban una gran sonrisa. Rubius estuvo por tanto tiempo culpándose por una muerte que nunca pasó. Vegetta, a pesar de estar acompañado, siempre se sintió solo, como si algo le faltara. Y ahí están, simplemente disfrutando de estar con el otro, de estar con su pareja destinada.

— Quiero hacerlo de nuevo — había dicho el Oso repentinamente, el Lobo jamás podría negarle una petición al contrario.

— Espero y mañana no te andes quejando de que te duele la cadera... — le susurró Vegetta junto a su oreja derecha antes de darle un suave mordisco y comenzar a bajar por el cuello del Oso con suaves besos y pequeñas mordidas.

— Espero... que cuides de este débil hombre.. — fueron las únicas palabras que Rubius logró formular entre jadeos.

Parecía ser que esa noche ninguno de los dos dormiría.

Breaking the Rules || RubegettaAU (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora