Capítulo 3

241 41 1
                                    

Sus manos estaban temblando y no por haber matado a dos personas. Sus ojos se habían cristalizado y su corazón latía tan rápido que temía que se saliera del pecho...

¿Cómo podría olvidar aquellos ojos morados? ¿Cómo podría olvidar aquel trágico día? El día en el que fue separado de la persona que más amaba mientras rogaba a gritos que le permitieran ir a verlo. El Lobo nunca había respondido a sus gritos, esa noche le habían dicho que había muerto...

Y aquí estaba, inconsciente, pero vivo. Estaba frente a sus ojos respirando con dificultad, se veía tan hermoso ahora que había crecido, ya era todo un adulto, ambos lo eran.

— Creí que jamás te volvería a ver.. — murmuró el Oso con la voz quebrada, las lágrimas corriendo por sus mejillas.

Calmó sus llantos para luego concentrarse en el Lobo, no era tiempo de llorar, primero necesitaba curar sus heridas y quitarle el veneno. Para la suerte del Lobo, el Oso nunca salía de su casa sin una cura para el veneno, ya que siempre se envenenaba con yerba venenosa.

Estuvo unos pocos minutos haciendo que el contrario bebiera el antídoto, estaba inconsciente así que era difícil, pero lo había logrado. Limpió las pequeñas heridas que tenía, y ahora necesitaba un lugar para descansar. En su habitación definitivamente no, si descubrían que un Lobo estaba en su territorio, lo matarían, y no podía perderlo ahora que lo había encontrado de nuevo.

Así que a escondidas fue al pueblo, tomó un carrito de mano y volvió a la cueva, cargó al Lobo allí y comenzó a llevarlo de nuevo a su territorio.

Era muy pesado, o él era muy débil. Cuando le limpió las heridas había visto su muy bien trabajado cuerpo, así que lo más probable era que tantos músculos eran el problema. Creyó que se le caería el brazo de tan agotado que estaba por llevarlo, pero el alivio llegó cuando después de tanto tiempo divisó a lo lejos el territorio de los Lobos.

Bajó al hombre del carro, lo dejó en el suelo y luego ocultó el carrito. No sabía cómo llamar la atención de alguien de allí sin alterar las cosas. Así que se quedó un momento admirando el rostro del contrario.

— Te extrañé tanto. Prometo que volveré y aclararemos las cosas..

Escuchó unos pasos acercándose. Así que sin pensarlo dos veces le dió un rápido beso en los labios al contrario para luego salir corriendo y ocultarse en uno de los árboles más altos.

Todo su cuerpo se tensó al ver quien era. Era el viejo Merlon, la persona que había tratado de matar a su madre y a él, pero no podía culparlo. Aun así, quería mantenerse lejos de él...

Divisó como es que el anciano se llevaba a su amado. Quería aferrarse al Lobo y nunca soltarlo, pero eso sería caminar a la boca del lobo, literalmente.

Inconscientemente se quedó dormido en aquel árbol, cuando despertó ya estaba anocheciendo, y en el momento justo, pues al instante pudo divisar a aquel lobo que había robado su corazón.

Miraba como el contrario trataba de encontrar la barrera. Era inútil, la barrera estaba rota. Al intentar acomodarse crujió algunas ramas, alertando al contrario quien al instante colocó una flecha en su arco listo para lanzarlo.

— La barrera está rota-...

Apenas dijo algo, la flecha voló cerca de su cabeza, terminando en el tronco del árbol. No pudo evitar hacer un puchero.

Breaking the Rules || RubegettaAU (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora