Prólogo

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¿Por qué yo?

-Y por demostrar ser una joven valerosa y con intenciones nobles de ayudar a los demás, te otorgo a ti, Marinette Dupain-Cheng, el miraculous de la mariquita, que representa la creación – Decía un anciano con playera hawaiana tendiéndole a la chica frente a él una caja negra.

La joven de 14 años tomó la caja entre sus manos, aún confundida por todo aquello, esa mañana había terminado en esa casa de masajes con la intención de preguntar algunas cosas sobre los servicios, sin embargo, ahí estaba ella, frente a aquel anciano quien acababa de contarle que ellos estaban destinados encontrarse ese día y que ella se convertiría en la nueva heroína de París, y seguido de ello le había explicado todo lo que necesitaba.

- ¿Por qué yo? – Es lo único que se preguntaba la joven viendo la enorme caja en frente de ella que contenía muchos más de aquellas joyas llamadas miraculous, aunque había algunos compartimientos vacíos.

-Porque te he estado observando, y eres la única que me demostró ser confiable y digna del miraculous de la creación – Decía el maestro Fu – Tú eres quien acabará con todo lo que se avecina.

- Pero ¿qué es lo que se avecina? – Preguntó ella completamente confundida.

-Tú misma lo sabrás pronto – El hombre fijó su mirada en la caja – Todos lo sabremos.

Marinette volvió a mirar la caja y le habló al hombre – ¿Por qué faltan 3 miraculous?

-Hace muchos años ocurrió un terrible accidente en el Templo de los Guardianes, yo fui el único sobreviviente, era muy joven e inexperto, y me equivoqué – Respondió el hombre enigmáticamente – Por mi error, dos miraculous y el libro que hablaba sobre ellos se extraviaron, estos fueron el de la mariposa y el del pavo real.

- ¿Y que pasó con el otro? – Preguntó ella viendo el espacio vacío en la caja.

-Otro error que ha embargado mi vida – Respondió Fu apretando los puños – Mi último escondite fue descubierto, y alguien ha logrado quitarme otro miraculous, y es por esta razón que me he visto en la necesidad de activar el miraculous de la mariquita de nuevo, se avecinan cosas que solo tú podrás resolver.

- ¿Está seguro de esto? – Preguntó Marinette no muy convencida de la idea – Digo, yo soy muy torpe y solo soy una chica, no sé como podría yo resolver todo lo que usted dice que viene.

-Veo algo en tu mirada que me dice que esta vez no me estoy equivocando – Respondió el hombre sonriendo – Pero no puedo obligarte a hacer esto, Marinette... Estás en todo tu derecho de negarte si así lo deseas.

Marinette miró a aquel hombre, se veía realmente preocupado por todo lo que acaba de contarle, él le explicó como funcionaban los miraculous y lo peligroso que sería que cayeran en manos equivocadas, eso era lo que había pasado y ahora ella era su única esperanza, ella había sido elegida por su bondad con los demás y su convicción a pesar de su corta edad, y le gustaba ayudar a los demás, tal vez no fuese una superheroina, pero aquel hombre le estaba pidiendo ayuda, y ella no podía negarse por más asustada que estuviera.

-Lo ayudaré – Respondió firmemente – Acepto ser la portadora de este miraculous.

El maestro Fu sonrió – No te dejaré sola en este viaje, seré tu mentor desde ahora, te preparé para cada batalla y aprenderás a usar los poderes del miraculous.

Marinette asintió y seguido de eso miró la caja que aún tenía entre sus manos, ella decidió abrirla y cuando hizo aquello una luz rosada la cegó por un momento y al siguiente, una pequeña criatura moteada de color rojo y negro le habló.

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