No era el mejor de los días para subirse a la báscula.
Especialmente porque llevaba algo más de tres meses subsistiendo a
base de comida basura o con cualquier precocinado de supermercado que
en dos minutos se calienta en el microondas. ¿Para qué matarse a cocinar?
Nada que ver con su dieta habitual, que durante tantos años había
seguido a rajatabla: una de ésas saludables que todos los endocrinos
recomiendan pero que resultan más aburridas que una carrera de caracoles.
Por si acaso, tampoco se acercó al espejo; hay cosas que es mejor no
ver antes de pasar por la ducha. Una puede llegar a asustarse de sí misma y
hay imágenes que es preferible no contemplar.
Abrió los grifos y se metió en la pila sin comprobar antes la
temperatura del agua, dispuesta a recuperar cuanto antes su rutina diaria,
aquella que nunca debió abandonar... pero, que te pongan de patitas en la
calle por haberte desvivido y cuidado, atendiendo y satisfaciendo cualquier
deseo de tu jefe no tiene razón de ser; sin embargo, así había sucedido.
No obstante, si algo debía sacar tras todo ese desastre era que nunca
más volvería a trabajar con un superior mínimamente atractivo, por lo que
su primer objetivo tenía que ser encontrar un trabajo en el que, para
empezar, el jefe fuera feo.
Si además sumaba a eso la condición de persona desagradable o la
presencia de algún defecto físico evidente -a saber: cojera, miopía
galopante, calvicie o similares-, sería perfecto.
Respecto a la edad, no tenía ninguna predilección, pero si el futuro
patrón rondaba los sesenta, pues tanto mejor, ya que entonces la
probabilidad de repetir alguno de los errores anteriormente mencionados
sería más escasa.
Con las ideas claras, cerró los grifos y se envolvió en una toalla para
dar un paso al frente. Se armó de valor y se miró en el espejo; tuvo que
desempañarlo con la mano antes de que su reflejo fuera visible.
Parecía un gato escaldado: su melena morena, en otro tiempo tan
cuidada y de corte impecable, ahora resultaba una maraña de pelo negro sin
orden ni concierto.
Sólo un estilista de prestigio podría dejarla otra vez decente, pero ni de
lejos iba a pisar una peluquería; ahora odiaba a las «peluqueras» que secasaban con los jefes a los que una les había dedicado todo su tiempo para
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Quiero lo mismo que tu (Adaptación Siwon)
Fanfiction__________, está deprimida; sólo quiere encerrarse en casa, atiborrarse de calorías y escuchar música romanticona resignada, traza nuevos objetivos, empezando por buscar un empleo en el que el jefe (condición indispensable) no sea...