De nuevo golpearon la puerta y de mala manera se levantó, mientras se llevaba una mano a la cabeza, que iba a estallarle en cualquier momento.
El alcohol nunca es buen compañero de viaje, siempre te deja un dolor de tarro de recuerdo y en esos momentos, cuando sus efectos se iban desvaneciendo, aparecían los indeseables remordimientos.
Por si aquello no fuera suficiente castigo, ahora tendría que enfrentarse a ellos, en vez de autoflagelarse, como desearía, a solas.
Respiró; llevó la mano al cerrojo, pero no lo abrió.
Más golpes, esta vez más fuertes, lograron que mandara la prudencia de vacaciones y terminara por entornar la puerta, no sin antes mirar de nuevo para cerciorarse de que no era producto de su imaginación y realmente él estaba allí.
—Déjame pasar —gruñó él haciendo gala por enésima vez de su falta de educación e impaciencia—, que no soy el hombre del saco.
_______________ se apartó e intentó no hacer más el ridículo preguntándole qué pretendía apareciendo en su apartamento, así que esperó a que Siwon se explayara.
Él, por su parte, actuando como siempre, a su aire, se adentró en el piso y sin pedir permiso se sentó en el taburete anexo a la barra y miró a su alrededor sin entender cómo una persona normal podía vivir en un espacio tan reducido.
Sólo de pensarlo le daba claustrofobia.
Ella, aún vestida para la ocasión pero hecha un asco, se acercó a la nevera y preguntó:
—¿Te apetece tomar algo? —La cuestión, además de absurda, resultaba improcedente, pues los dos habían bebido considerablemente, pero a falta de un tema mejor para romper el silencio debía recurrir a los tópicos.
No soportaba ese silencio.
—Agua mineral, Veen Velvet, a ser posible —indicó con cierto desdén pasándose la mano por el pelo, sorprendido hasta él mismo con lo inusual de la petición, ya que en contadas ocasiones bebía algo diferente al whisky.
Ella, que se abstuvo de hacer ningún comentario al respecto, sacó una jarra del frigorífico y se dispuso a servirle cual cenicienta obediente, pues así se sentía, pero él puso la mano delante para impedírselo.
—He dicho Veen Velvet, pero si no tienes me conformo con Fiji. No soporto el agua del grifo —alegó al más puro estilo caprichoso como si le fueran a salir ronchones si se acercaba a la jarra.
Sin replicar, _______________ optó por la salida fácil; estaba molida, insatisfecha y sin ganas de pelea, por lo que abrió de nuevo el refrigerador, sacó una lata de cerveza y se la puso delante de forma brusca.
Si debido al golpe contra la encimera le salpicaba la ropa cuando tirase de la anilla, podría considerarlo un justo castigo, por su larga lista de impertinencias.
—Buenas noches —le dijo con la firme intención de meterse en su cuarto; eso sí, al tener a tan «ilustre» invitado en casa, la ducha quedaría pospuesta.
No iba a arriesgarse a desnudarse tras una endeble puerta de madera y un no menos debilucho cerrojo.
Siwon apartó la jodida cerveza, que ni siquiera era de importación, y se levantó para seguirla. Se chocó contra ella cuando ésta de repente se detuvo y se giró para encararlo.
—Mira, voy a hacer como que no estás aquí, como si fueras un
producto de mi imaginación anegada de alcohol, así que —le señaló el sofá que a todas luces parecía un instrumento estropeacolumnas—, buenas noches.
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Quiero lo mismo que tu (Adaptación Siwon)
Fanfiction__________, está deprimida; sólo quiere encerrarse en casa, atiborrarse de calorías y escuchar música romanticona resignada, traza nuevos objetivos, empezando por buscar un empleo en el que el jefe (condición indispensable) no sea...