Capítulo 4

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"Podría decirte tantas cosas... Pero si te fijas en la forma en la que te miro, ya deberías saberlo todo."

[...]

― Si no quieres que le cuente a tu madre sobre los mangas, haz todo lo que te diga sin chistar― Dijo Sae observándome con frialdad.

¿Qué? ¿Pretende que sea su esclava o algo? Fruncí el ceño y me dispuse a sopesar mis opciones: era la condición de Sae o morir asesinada a manos de mi mamá. Creo que prefiero ser esclava por el momento.

― Está bien― Suspiré―, seré tu esclava.

El contrario esbozó una sonrisa cínica que nunca esperé ver en él.

― Si tú lo quieres ver así...

[...]

Ya había pasado una semana desde entonces, y Sae no me había usado como su esclava aún. Me preguntaba qué era lo que le pasaba, pero tampoco me iba a quejar. Quizá se le olvidó nuestro trato.

Sae había salido de casa para entrenar, mamá y papá no estaban puesto que era sábado, día laboral para ellos dos, por lo que estábamos Rin y yo solos en la casa. El primero estaba encerrado en su habitación haciendo vete tú a saber qué, y yo estaba cocinando la comida, arroz oyakodon para ser precisos. Desde el día en el que había oído discutir a ambos hermanos Itoshi no había vuelto a ver a Rin más que en las cenas en familia. Y en estas no se veía muy animado que se diga.

Acabé de cocinar y serví la humeante comida en platos para que Rin y yo pudiéramos comer. Una vez hecho esto, serví la mesa y avisé al peli negro para que bajase al salón. Pero ahí me lo encontré, sentado frente a la mesa del comedor esperándome pacientemente. Su mirada me siguió cuando entré en la estancia, y por ello un escalofrío me recorrió la espalda.

― TN, ¿te acuerdas del favor que me debes?― Dijo observándome como un depredador acecha a su presa.

Asentí vagamente y dejé los dos tazones de comida en nuestros respectivos asientos en la mesa, los cuales estaban uno al lado de otro. El chico le dio una mirada a su plato y luego se sonrió malévolamente, como nunca antes le había visto hacer. Bueno, ¿y a este qué le pasa?

Rin volvió a elevar su vista hacia mí y nuestras miradas chocaron, conectaron, se entrelazaron como nunca antes lo habían hecho. Y me asusté porque identifiqué en sus orbes helados una chispa de algo que no supe identificar.

― Creo que es hora de que me lo devuelvas― Dijo él levantándose de la mesa y dirigiéndose hacia mí.

Lo observé atemorizada. Había algo en su mirada que me achantaba, que me hacía dar un paso hacia atrás cada vez que él daba uno hacia mí. Finalmente, di contra la pared y no pude alejarme más del chico, quién me acorraló y apoyó un brazo a un lado de mi cabeza. Nuestros rostros estaban tan cerca que su respiración caliente acariciaba el mío y me hacía cosquillas en la piel. Me rehusé a mirarlo a sus ojos cristalinos y bajé la mirada, huyendo realmente. Rin chasqueó la lengua y me tomó con fuerza del mentón con su otra mano, obligándome a mirarle.

― ¿Qué te pasa? Ni si quiera te he dicho qué es lo que quiero que hagas― Bufó con el ceño fruncido, molesto.

Me mordí el labio, admitiendo que tenía razón.

― Bueno, ¿qué quieres?

El contrario sonrió, triunfante y me dedicó una mirada arrogante.

― Quiero que hagas lo que te ordene sin rechistar― Imperó. ¿Pero qué les pasa a los Itoshi con esa orden?

Hice un mohín y negué con la cabeza, temerosa por su petición.

― ¿No vas a hacerlo?― Preguntó el chico bajito hablándome al oído.

Forbidden wish [+18 Sae Itoshi x fem! reader x Rin Itoshi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora