Capítulo 8

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"El circo sigue mientras haya quien le aplauda a los payasos."

[...]

Al despertarme al día siguiente, me encontré en mi cama, y, sobre mi mesita de noche, un vaso de agua en el que, a un lado, había una cajita de pastillas anticonceptivas y una nota, en la que la elegante letra de Rin me indicaba que me tomaste una todos los días.

Y con eso llegó el lunes.

Tomé el pan de melón que había guardado en mi mochila para desayunar en el coche mientras Sae me llevaba a clase, pero en cuanto abrí el paquetito, este me miró con reprobación, y antes de que yo pudiera siquiera darle una mordida, me arrancó el bollo de las manos y lo lanzó a los asientos traseros del carro para después devolverle su atención a la carretera.

― ¡Sae――!

― Amo― Corrigió él sin mirarme.

Farfullé unos momentos antes de volver a decir algo coherente.

― ¡Amo! ¿Por qué hiciste eso? ¡Era mi desayuno!

― A partir de ahora voy a controlar la comida que tomes. Y está prohibido comer pan de melón― Resolvió sin siquiera darme una mirada.

Inflé los cachetes y fruncí el ceño, apartando mi vista de él para observar la carretera. Debería de haberme enojado por eso, pero me resultó imposible. Me encantaba la forma que tenía de mandar sobre mí.

Sin decir nada más, llegamos a clase y él, tras despedirse de mí con un seco "hasta luego", me dejó salir del coche. Entonces, cuando lo hube perdido de vista, saqué otro pan de melón de mi mochila, pero este también fue arrancado de mis manos.

― No puedes comer esto― Habló Rin, quién había agarrado mi maldito bollo.

Mierda, ¿ahora se han aliado para prohibirme comer?

― Déjame en paz― Rabeé plantandole cara, intentando no recordar cómo me arrebató la virginidad de aquella forma.

El chico clavó su mirada gélida en la mía y se guardó mi pan.

― ¿Estás enfadada conmigo?― Preguntó tras chasquear la lengua, pero una sonrisa de superioridad desdibujó su rostro esculpido por los dioses.

― No, que va.

Me giré sobre mis talones y me dispuse a caminar hacia la academia, ignorando al contrario, pero este no pareció estar de acuerdo con mis planes y me jaló del hombro con molestia.

― Tú, niña, al menos despídete con un beso.

Y sin darme tregua para negarme, me atrajo hacia él y estampó su boca contra la mía, mordiendo mi carnoso inferior y chupando mis labios antes de meter su lengua entre ellos. Dejé que me besase, me encantaba esa sensación, aunque nunca lo admitiría en voz alta. Luego, el chico me soltó con violencia y se alejó de mí sin decir nada más.

Suspiré siendo incapaz de molestarme con él por sus acciones. ¿Qué me está pasando?

Con eso, llegué frente al edificio de la academia, y estaba por entrar, pero alguien me jaló del brazo. Sorprendida, giré mi rostro para ver quién era, pero grande fue mi sorpresa cuando me encontré con unos vivaces orbes amarillos.

― Al fin te encontré~ ― Canturreó Bachira.

― ¡Bachira! ¿Qué haces aquí?― Pregunté con sorpresa.

― Fácil, vine a buscarte. ¡No me respondiste ni a un solo mensaje! Estaba preocupado― Habló esbozando una amplia sonrisa.

Sentí que se me calentaba el rostro. Maldito Sae.

Forbidden wish [+18 Sae Itoshi x fem! reader x Rin Itoshi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora