Capítulo 31

1.9K 165 112
                                    

"Tan cerca y a la vez tan lejos, como enero y diciembre."

[...]

Cuando el estridente pitido de la alarma sonó, me sentía como en una burbuja: esas típicas veces en las que estás durmiendo tan ricamente, pero te despiertas porque tienes obligaciones que atender; pues eso. Perezosamente, llevé mi mano a donde procedía el ruido y casi perdí el equilibrio, pues estaba echada en el borde de la cama. Parpadeé varias veces en confusión: ahora que lo pensaba, mi despertador no sonaba así. Y esas sábanas grises en las que me encontraba recostada no eran las mías, además de que ese olor...

Como si de unas piezas de un puzzle resolviéndose solas se tratasen, un gruñido sonó a mis espaldas haciéndome darme cuenta de qué era lo que estaba mal ahí.

― Apaga la alarma ya...― Se escuchó con voz rasposa y ronca a un lado de la cama individual en la que estaba tumbada.

Abrí los ojos como platos, y, tras apagar la alarma ya de una vez por todas, me giré a ver que, sí, quién estaba recostado al lado mío era, ni más ni menos, que Rin. Él estaba tumbado acaparando tres cuartos de la cama, con sus ojos cerrados y masticando saliva mientras se removía entre las sábanas, con el ceño levemente fruncido y su flequillo cayendo angelicalmente sobre sus largas pestañas femeninas. La sábana gris que nos tapaba comenzaba a cubrir su cuerpo desnudo desde la mitad del abdomen hacia abajo... En ese momento todos los recuerdos de la noche anterior se amontonaron en mi memoria.

― Rin― Mascullé con asombro. Sí, no era raro para mí acostarme con él, lo que era raro era despertarme con él.

El de cabellos negros no hizo nada más ante mi llamado que tomarme de la cintura con su brazo y acercarme a su cuerpo, haciéndome apoyar la mejilla en su pecho mientras que él seguía remoloneando en la cama. En silencio y disfrutando del bonito momento que estaba sintiendo, llevé las llemas de mis dedos a su cuerpo y acaricié suavemente sus abdominales con admiración, nunca había tenido la oportunidad de tener al Itoshi menor así; para mí. Hablando del Itoshi menor... ¿dónde estaba el mayor? No lo podía ver por ninguna parte de la habitación, además, en la que estábamos era la de Rin.

Millones de preguntas se me apilaron en la mente como una cascada: ¿y Sae? ¿Y nuestros padres? ¿Cómo había acabado ahí? ¿Qué día era? Recordaba haber estado en el sofá con los dos masculinos pero... Nada más. Acabé cayendo redonda por el cansancio ahí mismo. Supuse que era lunes y que quizá Rin me llevó hasta su habitación, pero, ¿por qué no me había llevado a la mía?

― Rin, es lunes, hay que ir a clase― Le recordé entre susurros.

― Cállate― Ordenó aún medio dormido.

Su mano que aún me tenía cautiva contra él, comenzó a acariciar suavemente la base de mi espalda, subiendo de forma lánguida hasta mi cuello, donde empezó a dejar caricias y mimitos. Me sonrojé y me dejé cuidar, ya habían pasado algunas horas pero, ¿ese era el típico aftercare del que tanto hablaba la gente? Porque, si era así, se sentía muy bien, muy... querida.

El más alto abrió los ojos y sus orbes se toparon con los míos mientras me observaba a través de la espesura de pestañas que enmarcaban su mirada. No pude evitar largar un suspiro de amor: él era tan perfecto, tan... sencillamente, no sabía cómo describir lo que sentía por él, pero con tan solo poder pensar en él ya se me encendían las mejillas y mi corazón se revolcaba de ilusión. Pues, en ese momento, con Rin así para mí, mi estómago brincó y se retorció de amor. El chico me tomó de la nuca con cuidado y me hizo acercar mi rostro al suyo para, seguidamente, rebajarse a mi altura y acabar por posar perezosamente sus labios sobre los míos, dándome un suave beso de pico ciertamente largo, para después darme uno más, el cuál fue inmediatamente seguido por otro, y otro más.

Forbidden wish [+18 Sae Itoshi x fem! reader x Rin Itoshi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora