T‐28

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Un mes después...

Pov. Jennie

Vivo en una constante burbuja de oscuridad.

Un negro más profundo que el nacido de mi ceguera.

Me siento vacia.

Incluso cuando el médico me dice que mi mano se ha curado perfectamente, que mis terminaciones nerviosas están bien, no siento nada.

No hay júbilo, cuando hago un puño y no siento temblores, ni entumecimiento.

No hay alivio, cuando muevo los dedos y no siento molestias, ni dolores.

Mis miedos han sido lavados, al igual que mis huellas dactilares y aún estoy paralizada por la angustia.

Es tan debilitante que solo puedo asentir con la cabeza en agradecimiento, por lo que se supone que es una gran noticia.

-Estás mucho mejor, mi dulce princesa-canta mi madre y me da un beso en la mejilla-Debes ser tan feliz.

Encuentro el coraje para sonreírle a mi madre, quien ha sido una bola constante de calidez a mi lado, desde que me encontró llorando a mares después de que Lisa se fuera.

-Lo soy.

-¿Cómo vas a celebrar?-me pregunta emocionada, mientras me acompaña a través de las puertas automáticas de la clínica.

Me encojo de hombros, sintiéndome de humor para hacer nada más que esconderme debajo de mis sábanas y pensar qué diablos voy a hacer con Lili.

-Solo tendré una noche divertida en casa.

-Tonterías-dice Rosé en mi otro hombro-¡Vamos a salir esta noche!

Niego con la cabeza, de ninguna manera lista para pasar el rato en un lugar público.

-Nah. Estoy cansada.

-Ruby Jane-advierte mi madre-Necesitas divertirte un poco. Lleva mi tarjeta de crédito a las tiendas y cómprate algo bonito para ponerte esta noche.

Puedo usar el vestido que me compró Lisa.

La idea me da escalofríos.

-No, estoy bien.

-Jen-dice Rosé en voz baja-Necesitas salir de este miedo. Tómate una noche libre ¿Quieres? Tu revolcón te estará esperando por la mañana.

-¡Dije que estoy cansada!-ladro en un repentino estallido de ira.

Cuando tanto mi madre como Rosé, se quedan en silencio de esa forma compasiva que tienen, me obligo a dejar ir mi molestia.

Rosé y mi madre solo querían que fuera feliz.

Y si mi arrebato no fuera prueba suficiente, me vendría bien un respiro temporal de la nube oscura que se cierne sobre mi cabeza.

-...Pero, tal vez pueda encontrar la energía para salir a tomar una copa.

-¡Sí!-Rosé exclama encantada y golpea mi cadera con la suya con tanta fuerza que tropiezo con mi madre.

Cuando mi madre dice:

-¡Oh, cuidado!

Ni siquiera yo puedo evitar que la risa se me escape de la boca.

-Lo siento, Tía Hyo‐Rin-dice Rosé tímidamente, pero se ríe conmigo.

-Está bien-dice mi madre-¿Las dejo en el Comercial?

-¡Sí, por favor!-Rosé responde y me ayuda a subir a la parte trasera del auto-¿Puedo usar tu tarjeta de crédito también?-ella pregunta descaradamente.

¿Puedo tocarte?/Jenlisa(G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora