Estamos tomando el té, me siento extraña en casa de Eddie, es algo nunca antes visto. Su madre, Beth me ha servido pastel, Eddie bebe café simplemente.
- ¿ Hace cuánto son amigos? - Pregunta su madre, yo me quedo sin palabras porque no somos amigos, simplemente hemos coincidido más de la cuenta.
- Siempre hemos sido compañeros de escuela, mamá-Eddie contesta nervioso y algo tímido.
- Bueno sí, pero... Tú pasas todos los días con Gareth y Evan, no traes más amigos. Dime Violet... ¿ Cómo se porta en clases? No me digas que es inquieto... Desde niño Eddie ha sido un revoltoso - Eddie tiene sus mejillas rojas y yo me veo tentada a la risa, pero no lo hago.
Y Eddie es mal alumno, no hay dudas sobre eso.
- Pues... La verdad, voy a estudiar, no presto mucha atención a lo de Eddie- respondo con sinceridad y Beth entiende que quizás no somos tan amigos, probablemente no está acostumbrada a tener chicas en casa.
- ¿ Cómo están tus tíos? - Pregunta Beth. El pueblo es pequeño, todos saben quién es quien. Y también saben sobre mi familia.
- En casa, bien- respondo sin tanto ánimo, no me encanta hablar de ellos, menos de Josh.
- Creo que ha sido lindo lo que hicieron. Bueno, creo que jamás te he dicho que lamento mucho lo que pasó con tus padres. Sé que es tarde... Han pasado años.
- Bueno, es normal, todos recuerdan más a los Sylvester - Respondo desde la sinceridad. No me molesta, sé que así son las cosas. Beth me mira un tanto apenada y Eddie no habla casi nada.
Es día viernes, me abruma pensar en el fin de semana y tener que inventarme los panoramas para no toparme con Josh.
- ¿Quieres más pastel, corazón? - Pregunta Beth.
- No Gracias, señora Munson- respondo con una sonrisa sólo para ella, Eddie juguetea con sus pulseras, me pega miradas de reojo y yo sé que probablemente me vuelva a hacer preguntas en los siguientes días. Entre los tres, levantamos las cosas de la mesa, y muy dentro de mí, creo que la vida de Eddie es envidiable, tiene una madre que lo quiere y viven tranquilos, tienen un gato, y Eddie parece ser preocupado por su mamá, no se ve como la persona que creí que era, por tantos años.
Me despido de manera cordial, su madre me ha invitado a volver cuando quiera, sé que probablemente no vuelva, pero no puedo negar lo tierna que ha sido.
Eddie me acompaña hasta la puerta, le he dicho que no es necesario que me lleve hasta casa, y él lo comprende, aunque sí caminamos hasta la calle.
- Gracias por lo de hoy... Has sido de gran ayuda - miro al piso, él también lo hace.
- ¿ Vas a estar bien? - Eddie pregunta y yo asiento.
- Claro, ¿ Por qué estaría mal? - pregunto sólo para hacerme sentir más valiente y Eddie asiente.