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Narra Violet:
Salí del hospital, las nubes grises sólo lo hacían más triste, nada más. Me senté en unas escaleras en el frío pavimento, y simplemente abracé a mis propias piernas para poder largarme a llorar. Mis amigos estaban adentro, y noté que Evan salió a acompañarme. Se sentó a mi lado y me abrazó.
— Vi...no sé cómo sentirme.
— Dime que es una pesadilla— apenas puedo respirar por el llanto, mis fosas nasales se encuentran congestionadas, mis mejillas arden y simplemente me queda contemplar las nubles que sé que pronto botarán toda el agua que tienen cargada— Lo odio, quiero matarlo. Ese hijo de puta arruinó lo único bueno que tenía en la vida. Lo consiguió, logró su objetivo.
— Por favor, sólo te pido que estés tranquila— Evan susurra en mi oído.
— No, no puedo— suspiro— No puedo hacerlo. Jamás lo estaré, te prometo que lo mataría si lo tuviera frente a mí. Lo detesto, y creo que ahora no tengo nada que perder— Observo mis zapatillas en el pavimento y me levanto de las frías escaleras.
— ¿Dónde vas?— Evan pregunta.
— A casa de mis tíos— Me seco las lágrimas.
— ¿Estás loca?—Evan me observa como si estuviera fuera de lugar, y sólo sé que por dentro sólo soy furia.
— Lo siento Evan, pero esto jamás podré perdonarlo. Arruinaron la vida de Eddie y la mía— hablo con la voz cortada, y emprendo mi viaje a casa de mis tíos. Corro, camino lento, corro, acomodo mi resistencia sólo para poder llegar rápido a aquella casa donde viví por tantos años, y sé que estoy llegando porque hay patrullas afuera de la casa, los policías están hablando con mi tía, y ella me ve a lo lejos. Abro mis ojos que incluso me arden por las horas eternas de llanto. Las pequeñas gotas de lluvia caen sobre mi hoodie, entonces camino más rápido a casa y ella simplemente lleva sus manos a su rostro, está llorando.
Llego frente a ella.
— Violet...— me habla, lo hace como jamás lo ha hecho, es como si por primera vez me hubiera escuchado.
— Los detesto— es lo único que puedo decir, las lágrimas comienzan a brotar. Siento cómo si el mundo en el que solía vivir, se hubiera quebrado.
Los policías me quedan mirando.
— Señorita, por favor, cálmese— me dice uno de ellos.
— ¿Cómo quiere que me calme?— respondo con la voz desgarrada— por culpa de esta señora y su esposo, es que mi novio está muriéndose en el hospital— mi tía mueve su cabeza, cierra sus ojos, está llorando— Cuántas veces intenté decirles sobre lo asqueroso que Josh era conmigo, y claramente ustedes le ayudaron a salir, claramente se han conseguido una especie de certificado para que el hijo de puta de Josh pueda salir— la apunto con especial rencor.
