Final

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Las grandes puertas de la habitación se cierran de un golpe. La oscuridad absoluta dificulta la débil visión de la reina. Su cuerpo se siente cansado, sin energía, sin vitalidad. En su cabeza retumban las pisadas de la persona que se acerca a ella con mucha lentitud y soberbia. El hombre que juró amar por toda la eternidad ahora se ríe de ella, de la pobre princesita con sueños de grandeza, de la pobre estúpida que creyó en sus palabras de amor... de la pobre idiota que cayó en su trampa.

Por fin despiertas... -habla con una gran sonrisa - mi amor... -susurra con burla el demonio ciervo mientras observa al cadáver que tiene en su cama- ¿te sientes mal? ¿Quieres que traigas al médico para que te revise? -le pregunta con su típica voz de locutor barato-

T-tú...-murmura la moribunda dama que observa con horror al hombre- tú... -mueve su delicada mano hacia el demonio-

Deberías descansar, cariño -riendo sujetar la mano de la mujer y se sienta en la cama- nuestros súbditos esperan que su reina se recupere e interceda por ellos -burlándose- esta noche es la perfecta -sirve un poco de té en una copa de vidrio - bebe que debes estar sedienta

N-no...-aleja su rostro y cierra con la poca fuerza que tiene su boca-

Debes estar sedienta, cariño... -sus ojos brillan junto con el collar-

Como si su propia voluntad desapareciera, la reina bebe de la copa sin protestar. El collar brilla intensamente mientras los preciosos ojos negros lo pierden. Charlotte deja caer su cuerpo sobre las suaves sábanas de seda, observa con temor al demonio radio y este sonríe al ver el contenido terminado.

Ahora cariño...-deja la copa y la observa- dime...¿Dónde están los libros familiares? -sonríe mucho- no los encuentro en la biblioteca de la casa y mucho menos en el despacho de tu padre

No te lo diré -murmura la mujer- jamás lo sabrás, de mis labios no saldrá- adolorida lleva sus manos al cuello- ¡no lo diré!

¿Segura...? -cierra su puño y el collar brilla- ¿no me lo dirás?

N-no...-con sus ojos cerrados por el dolor y el collar activo la reina no los menciono-

Muy bien, descansa -se aleja de la cama- esta noche mi hecho se cumplirá

Alastor...no lo hagas...-mira suplicante la rubia- no cometas el error de la profecía...no la liberes...

Alastor no se molestó en mirar a la mujer que seguía acostada en la cama, las puertas se cerraron de golpe, los guardias solo se inclinan ante su rey mientras este camina a su trono.

Esta noche, el anticristo aparecerá-riendo se sienta en el trono y observa el oscuro pasillo con una espeluznante mirada- esta noche será el dueño del infierno, la tierra y el mismo cielo...

Mimzy corre al sótano de la residencia Morningstart, se tardó tanto en atender a sus clientes que el tiempo se le pasó volando. El gran reloj de pared sonaba lentamente anunciando el fin de la paz y el comienzo de la tempestad. Todos en el infierno duermen plácidamente mientras la reina lucha por estabilizar en pie en las arenas movedizas que ella misma provoco. Resuena en sus orejas el sonido del viejo péndulo, su vista lentamente se acostumbra a la luz, a la oscuridad de la habitación. Su cuerpo tiembla por el penetrante frio y sus manos acarician el piso magullado.

La reina sorprendida observa a la pequeña demonio que se encuentra a un lado de su actual y miserable esposo. Horrorizada, intenta levantarse para irse de ese lúgubre lugar. Los crucifijos dorados, las delicadas plumas blancas y una desgastada vestimenta celestial...reposan en las paredes. La mujer grabó de inmediato que se encuentra en el sótano de su residencia, en el santuario de su padre. El demonio radio sonríe al mirar a su delicada esposa, cubrirse la boca con temor.

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