IV

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Presentaciones

El viaje de regreso a Jackson fue silencioso. Ninguno pronunciaba palabra alguna.

Cuando abrieron los portones, María los esperaba del otro lado, acompañada de un hombre.

—¿En dónde estaban? —preguntó ella, preocupada. Se acercó a Tommy y lo envolvió en un abrazo cuando desmontó.

El hombre desconocido también se acercó, silencioso.

—Nos preocupamos —le dijo.

—Nos desviamos a buscar... una cosa. No sé ni cómo se llama —dijo mirando a Lia de reojo. María enfocó la vista en ella.

—¿La radio? —le preguntó. La chica asintió.

Abrió su mochila y le mostró el artefacto.

El otro hombre soltó una risa.

—Es... un reproductor de cd —dijo simplemente.

—No encontramos una radio, asique esperamos que esto funcione —dijo Lia. El otro hombre le hizo una seña para que se lo enseñara.

—Tendrás que probarlo, pero creo que estará bien —dijo ojeándolo. Lia lo tomó cuando se lo devolvió, guardándolo nuevamente en su mochila.

—¿Había muchos infectados? —preguntó María.

—Dos en el puesto y luego uno en donde encontramos eso —Tommy señaló el aparato.

María y el otro hombre miraron a Lia y Tommy con las cejas alzadas, sin creerles, pero no dijeron nada al respecto.

—Dejemos los caballos y vayamos al comedor. El almuerzo está casi listo —dijo María, tomando a Tommy por el brazo.

—Yo iré al departamento, quiero probar esto —dijo Lia.

Tommy y María asintieron.

El otro hombre tomó las riendas del caballo que había montado.

—Yo me encargo de ella —le dijo a Lia.

—¿Ella?

—Se llama Luna —le dijo con una sonrisa. Luego señaló la mochila de la chica—. Búscame si no funciona, quizás pueda echarle un vistazo —asintió como despedida.

Lia avanzó por la calle, doblando en una esquina, cuando se cruzó de frente a Jesse y Dina.

—¡Lia! —la llamó Jesse con una gran sonrisa—. ¿Cómo has estado? Anoche no te vimos en el comedor.

—Me quedé dormida —le explicó—. Estaba muy cansada.

—Bueno, pero me imagino que hoy no te perderás la cena —dijo el chico, alzando y bajando sus cejas juguetonamente.

—Esperemos, ésta mañana me desperté con mucha hambre —sonrió.

—¿Ya has almorzado?

Lia negó.

—¿Quieres ir con nosotros? Íbamos para allá —ofreció el chico, dándole a Dina una mirada fugaz. La chica lo miró con el ceño fruncido.

—Tengo que ir a hacer algo al departamento... ¿los veo allá? —le respondió, ignorando la mirada fulminante de Dina.

—¡Sí! Genial, nos vemos enseguida.

Jesse se despidió chocando su puño con el de Lia, mientras que Dina se limitó a asentir levemente.

Lia siguió su camino, oyendo a los lejos unos maullidos. Miró en todas direcciones, avanzando lentamente, intentando descubrir de dónde provenían.

No pudo evitar notar que se oían desde el establo. Con cada paso que daba hacia allí, los maullidos se oían cada vez más fuertes y estruendosos.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora