XI

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Oscuridad

Lia se despertó con un fuerte dolor de cabeza.

Intentó enfocar su vista parpadeando repetidas veces, pero el lugar estaba oscuro por lo que resultaba un gran esfuerzo.

Quiso moverse, pararse, arrastrarse, lo que fuera. Pero tenía las manos y los pies atados, y estaba sentada contra una columna.

Hasta dónde alcanzaba a ver, parecían haber estantes y cajas por todos lados. Era como un depósito.

—Al fin despiertas —le dijo la chica que la había golpeado.

Lia entrecerró los ojos, una linterna se había encendido sobre su cara; la sentía caliente y mojada.

—¿Dónde... dónde está...?

—¿Tu amigo? Vivo, pero si no cooperas lo encontrarás muerto —le dijo.

—¿Qué quieren?

—Queremos saber en dónde están el hombre y la niña —le respondió la chica.

—No sé... no sé de quienes me hablas —le respondió Lia.

Su cabeza palpitaba y su vista se nublaba, por lo que le resultaba difícil concentrarse.

Recibió una patada en las costillas.

—¡Responde! —le gritó un hombre, el que sostenía la linterna. A su alrededor había unas cuantas personas más, pero solo veía sus siluetas, ocultas en la oscuridad.

—¡No sé de quién me hablas! —soltó, escupiéndolo en los pies.

El hombre le propinó una patada en la cara que la hizo perder un diente.

—Un hombre barbudo y una niña de ojos verdes.

Lia tuvo parpadear varias veces, intentando hilar un pensamiento.

Por supuesto que sabía de quienes le hablaban, pero no les diría nada.

—¿Eres sorda? —el hombre estuvo a punto de arremeter nuevamente, cuando la chica lo detuvo.

—Basta —le dijo.

—¡Esta zorra es amiga de los que nos quitaron todo!

—Yo... no soy... amiga de nadie —balbuceó Lia. Su cabeza colgaba a un lado.

—Mira, no creo que quieras morir —le dijo la chica, arrodillándose frente a ella y enderezándole la cabeza—. Pero queremos encontrar a esta gente para... ya sabes, cobrarles lo que nos deben.

—¿Eres... eres igual de sorda que tu amigo? —balbuceó—. O no... no entienden que no sé...

El hombre volvió a golpearla.

—Matémosla, no nos sirve. Podemos encontrarlos solos —Lia oyó otra voz, pero se oía lejana.

Le dolía la boca y sus oídos pitaban.

Oyó el sonido de un arma al cargarse, y el frío metal sobre su cabeza.

También oyó el disparo, pero no en dirección a ella.

Lia no podía enfocar su vista, mucho menos mantener su cabeza alzada, pero podía oír gritos y disparos.

Creyó haber oído la voz de Joel en la distancia. También la de Ellie, pero también creía que estaba alucinando.

—¿Lia? ¡Lia! —sintió como la zarandeaban. La chica entreabrió los ojos, encontrándose con la cara aterrada de la chica de ojos verdes—. ¡Lia!

Sintió un frío metal en sus muñecas y luego las sintió respirar. La habían liberado.

Entre dos personas la cargaron, pero la oscuridad seguía tras ella.

Lia no pudo mantener su conciencia durante mucho más.


A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora