XXV

3.1K 348 109
                                    

Dentro de ti sabes que debe haber más

El viaje de regreso resultaba silencioso.

Iban a pie, gastando días y energías —que ya no tenían—, pero ingeniándoselas de todas formas para poder seguir adelante.

El único caballo que habían conseguido cargaba con el cuerpo de Jesse. Nadie lo había dicho, pero todos habían acordado que el muchacho debía tomar descanso en Jackson.

Lia y Ellie habían viajado a la par, sirviendo de soporte para Tommy, quien casi no podía caminar. Además, el pobre hombre había perdido un ojo a manos de Abby y el disparo que le había proporcionado.

Cada tanto frenaban para descansar. Lia y Ellie estaban demasiado agotadas como para poder seguir cargando a Tommy durante mucho más tiempo. Dina, con su embarazo, estaba muy débil. Y Max, a pesar de ser una niña, no comía desde hacía días y se le notaba en su rostro y andar.

Era entrada la noche cuando los portones de Jackson se abrieron.

Solo María estaba allí, ansiando el regreso.

Se llevó una mano a la boca al verlos.

Los aspectos eran deplorables. Pero lo peor eran los rostros, las expresiones, los gestos; eran tan tristes y desgarradores que le estrujaron el corazón a María.

Al primero que ofreció sus brazos fue a su marido.

—Tenemos que llevarlo con Dean —dijo Ellie con la voz ronca.

Nadie había pronunciado palabra durante todo el viaje. Lia sentía su garganta seca.

María no cuestionó, no preguntó, no mencionó. Asintió segura y, con ayuda de Ellie, llevaron a Tommy hacia la enfermería.

Dina era quien dirigía el caballo.

Lia avanzó hacia ella, sus intenciones claras.

—No —le dijo Dina—. Tengo que hacerlo yo.

Dirigió al caballo entre las calles vacías.

Todo Jackson dormía.

—¿Qué va a hacer? —Lia oyó la voz de Max.

—Lo lleva con su familia —le respondió Lia.

Se quedaron un momento allí, en silencio.

—¿Quieres bañarte? —le preguntó Lia a Max.

La niña la miró con los ojos como dos canicas.

—¿Puedo?

Lia le sonrió.

Asintió, haciéndole una seña para que la siguiera. La dirigió hacia su departamento.

Cuando llegaron, todo era polvo.

Lia casi llora al ver el plato de comida y bebedero de Fred.

Fue hacia su habitación y sacó una muda de ropa que sabía que a la niña le quedaría gigante, pero no podía pedirle nada a nadie. No en esos momentos.

Max aceptó las prendas gustosas, pero con un deje de nerviosismo y vergüenza.

Lia no mencionó nada al respecto y dejó que la niña se tomara su tiempo en la ducha.

Cuando salió, parecía tímida.

—¿Estás bien? —le preguntó Lia, sentada en el sillón.

Love of my life sonaba en un volumen bajo desde su reproductor.

Max asintió.

—¿Qué... qué haremos ahora? —le preguntó.

Lia la miró, sin saberlo.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora