Harry Potter Y La Intrusa.

XIII

"Sin vida no hay muerte y sin muerte, no hay vida.
Unos deben morir para que otros vivan.
¿Tú serás el siguiente?".

Día siguiente.

—Ron—. Intentaba despertar al Weasley menor, siendo un rotundo fracaso, suspiré.
—¡Pollo rostizado!—. Al acabar de gritar me quedé 🤡, el hijo de su ama solo se levanto por decir comida.

—Harry es muy temprano—. Me dijo mientras se volvía a tapar.

—De hecho son casi las nueve—. Invoque un tempus, dando entender que tenía razón.

—No puede ser, el desayuno—. Y se levantó en chinga, me reí al momento de que se cayó de la cama. —Hay que bajar Harry, así que deja de reírte—. Me riño.

—Si Ron, pero ¿A dónde tan
vestido?—. Dije señalando su ropa, no creo que quiera salir en piyama.

—¡Ah!.

Yo me seguí riendo de aquella situación. Le mostraría hoy la capa invisible, creo que he cambiado algunos sucesos y no sé si son buenos o malos.

°

Nos quitamos la capa, el espejo seguía ahí, bien sabía que pasarían el espejo a otro lado del castillo, todo para que el plan de el viejo cabra se cumpla. Uno de los motivos de que no me salí del guión, fue que no podía irme sin saber que esperar de él.

¿Qué hubiera pasado si fuera Slytherin? Muchas cosas.
– 1° la amistad con Ron, sería difícil conseguir a colagusano, además me caía bien el niño.
– 2° la relación con Snape, sería difícil ser “el hijo de tu bullying en tu casa” golpe duro y una ventaja sobre mí.
– 3° la reacción de Albus, ¿Sería “buena” o debería preparar un homicidio?.
– 4° la lealtad de Slytherin.

Para mí era mejor tener listo que esperar, aunque no niego que hubiera deseado ver su rostro cuando me seleccionan a la casa de las serpientes.

—Y... ¿Qué ves en el?—. Pregunté aún sabiendo la respuesta, ya había pasado unos cuantos minutos.

—A mí rodeado de galeones, con el uniforme de Quidditch—. Yo sólo asentí, era lo que él deseaba.

—Deberás esforzarte mucho—. No sabía que decir en verdad.

—Y tú ¿Qué ves Harry?.

—A mis “padres”, también a mí “padrino”—. Había mentido, no es que no extrañará a mis padres pero generalmente estaban ausentes, y las conversaciones eran secas.

A quien veía era Adelia, mi hermana.

—Tu crees que lo que dice “El profeta” sea cierto, ¿Que tú padrino no sea un traidor?.

Sabía que se preocupaba por mi, y lo agradezco.

—Quiero creer que sí, que no es un traidor pero solo lo sabré cuando lo
vea—. Escogí las mejores palabras para esto, mientras me sentaba frente al espejo.

"Mentir es malo, pero a veces necesario".

—Creo que es mejor irnos, ya es
tarde—. Lo espero en el marco antes de que diera una última mirada.