Harry Potter Y La Intrusa.

XV

Enero/1992

"¡El cumple de Sevy!" Habían pasado los días, precisamente era el cumple de Sev, no es por nada pero es mi personaje favorito, aún con su alma más obscura que mi mente, lo prefería sobre los demás excepto de Luna, mi linda Ravenclaw.

Me encontraba precisamente en las cocinas, la verdad es, que madres le podría dar a este wey sin que se me ponga romántico, por lo cual decidí darle galletas de avena y unos tacos dorados para que vea que lo quiero al cabrón.

Sino le gusta pos que chingue su madre, a no está tiesa "igual que Lily, como que debo dejar de mandar a chingar madres, algunos son huérfanos" pensé mientras seguía mezclando la masa, mientras que algunos elfos de la cocina preparaban lo demás.

—Amo Harry Potter señor, Nilex a preparado la masa...

—Tambien Liphex ayudo, amo Harry Potter señor.

Le corté antes que otros empezarán el círculo vicioso. —De acuerdo, ¿Ya está las papas?—. Pregunté a nadie en específico.

—Yagel ya las esta machacando amo, señor.

—La masa para galletas ¿Está lista?.

—Si señor, Phole los ha puesta al horno.

—Es perfecto, ¿Ya está caliente el comal?.

—Si señor, Vante lo hizo junto con la pila de leña.

Me limpie de la masa del frijol para los tlacoyos porque se me antojo y puedo hacerlo. Fin. Adiós.

—Presten atención, para hacer la tortilla es así...

Después de pasarme enseñarles al menos un par de horas el proceso para preparar tortillas, tacos dorados y tlacoyos mientras preparaba la comida del Sevito "más le vale al cabrón que agradezca".

. . .

Ya estaba enfrente de la oficina del Sevy, con una charola la cual tenía unos ricos tacos dorados y una rica agua de Jamaica, todo hecho por su servidor.

—Bueno, como dice mi tía, al mal paso dale prisa—. "Ay mi tía Mara, como la extraño" toque primero la puerta, porque "los modales hacen al hombre".

Al escuchar la aprobación de la serpiente mayor me adentro al nido.

—Potter—. Pronunció mientras me veía con una ceja alzada, tenía millones de pergaminos en su escritorio.

—Feliz cumpleaños Profesor—. Me dirigí a la mesita en medio de la oficina, mientras dejaba ahí la comida.

—¿Por qué?—. Me preguntó mientras se dirigía hacía mí.

—¿De qué? Que no soy el lalis—. "Hablé que no soy legeremante".

—¿Por qué haces esto? ¿No estás resentido?—. "ª, es el murciélago de las mazmorras" y con eso entendí todo.

—Lo hago porque quiero—. "Porque puedo y porque se me apetece".
—Y porque me gusta sus
clases—. "Me recuerdan a las clases de química, la cual eran mis favoritas".
—Y todos merecemos festejar nuestro cumpleaños.

"Aunque claro, eso no aplica en mi. No soy tan apegada a festejarlo".

—Tenga—. Le entregué una pequeña caja negra.