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Una fría mañana de Noviembre llegaba, era la primer fin de semana y por lo tanto, el primer partido de Quidditch del colegio, siendo ahora yo su buscador.

La verdad no me hacía nada de emoción, como dije no soy fanática de los deportes o bueno siendo como unica excepción las artes marciales, como el kung fu. Siendo deportes donde se tiene que perseguir una pelota teniendo mi desagrado, y que irónico, ahora yo estaría persiguiendo una.

Todo el castillo ya estaba informado de mi posición, teniendo dificultades con Slytherin, todavía recuerdo el reclamo de Draco.

· · ·

Me encontraba por los pasillos de Hogwarts, cerca de la cabaña de Hagrid, ya que me había invitado a tomar un poco de té, como cada viernes después de la primera semana.

Por lo cual me dirigía a mi sala común, encontrándome a la banda de Slytherin, con un gesto de descontento o más bien solo Draco, los demás tenían esa cara inexpresiva.

—¿No me lo ibas a decir, Potter?—. Su voz era siseante, conteniendo su furia infantil.

—¿De qué hablas, Draco?—. "Es momento de hacerme pendejo".

—¿De qué habló?—. Se escandalizo más. —¿De que más podría ser?—. Pregunto sarcástico. —Te volviste buscador y no me lo dijiste. No sé supone que somos amigos.

Vi como su rostro se encontraba triste o por lo menos eso ví ante su máscara aristocratica.

—Oh sobre eso...

Ni me dejó terminar cuando me interrumpió. —Si Potter, eso.

—Se supone que lo quería mantener en secreto, como una sorpresa, menos para mis amigos de Gryffindor y tú, pero al parecer mi examinador le valió tres hectáreas de madres y lo gritó en mi sala común, y como pólvora se extendió la noticia—. Lo miré, su expresión se había suavizado. —Y todo empeoró cuando se dejó la escoba en mi mesa, así salí de Guate-mala a Guate-peor.

"Draco modo tóxica banda" ví como se sonrojó por su reclamo, yo casi sonrió sino fuera de que me había percatado de sus amigos.

—Zaza, Paki, Theo y ustedes dos, hola ¿Yo? estoy bien, gracias por
preguntar—. Zabini y Parkinson me miraron mal por sus apodos, Nott solo me dió una mirada fría y los otros me miraron indignados por no saber su nombre.

—A nosotros no nos importa como estes Potter—. Parkinson si que tiene una lengua filosa.

—Ah no me digas eso Paki, lastimas mis sentimientos—. Sujete mi pecho, como si de verdad me hubiera dolido.

—¿Crees que eso nos importa,
Potter?—. Zabini siseo, harto de mi actitud.

—¡Qué cruel! Y yo que los quiero tanto, son monstruos sin corazón—. Me seque mi lágrima imaginaria. —La verdad me tiene sin cuidado, solo es entretenido molestarlos.

—Harry—. Draco parecía nada contento con esto y lo entiendo, una parte ellos, sus amigos desde quien sabe cuánto y yo, el famoso niño-que-vivio, enemigo del señor de su padre.

—No tienes que escoger a nadie, Drac. Esto es solo una forma pacífica de decirnos cuanto nos queremos maldecir sin hacerlo tan evidente.

Harry Potter Y La Intrusa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora