El vuelo no había durado más de una hora por lo cual ya nos encontrábamos en Buenos Aires, acostados en el departamento de Julián.
La despedida con su familia y los chicos me puso realmente triste a decir verdad, por más que me quedaran casi tres días más con él, ellos no lo verían en un buen tiempo. No obstante, cabe destacar que me pareció extraño el hecho de que ninguno de sus hermanos fuera a despedirlo e incluso Maru no se haya largado a llorar en pleno aeropuerto. También, de que nadie se sorprendiera al verme allí con él; todos sabían de su plan.
— ¿Qué querés comer? — dijo soltando su celular, comenzando a hacer mimos en mi cabello.
— Mmh, no sé, ¿vos? — lo miré, desviando mi atención del televisor. Tener mi cabeza apoyada en sus piernas sólo generaba que el sueño se apodere de mí.
— ¿Querés que vayamos a dar una vuelta? — preguntó, incorporándose.
Hice una cara de asco inconscientemente junto a una brusca negación con mi cabeza, haciéndolo reír.
— Delivery entonces — aseguró, risueño.
— Sí — celebré. Quise tomar mi celular para ver la hora pero, Julián en un movimiento un tanto brusco me lo sacó de las manos.
— ¿Sabés que tengo acá? — preguntó, levantándose con mi celular en sus manos.
— ¿Mi celular? — fruncí el entrecejo extrañada.
— En mis manos no, en el departamento — aclaró, dejando el dispositivo en el techo del placard.
— ¿Qué te pasa? Dámelo — dije más seria que antes, levantándome de la cama para quedar junto a el.
— No.
— Julián — reprendí y, conservando su semblante serio, volvió a negar —. ¿Por qué me lo sacaste? — formulé, utilizando un tono de voz más calmado y dulce, sabiendo que si me enojaba él se iba a poner peor.
— Porque quiero que me prestes atención, no falta nada para que me vaya y vos querés estar con el celular mirando las historias de andá a saber quién — reclamó serio, saliendo de la habitación.
¿Qué le pintaba?
— Mirá, no empecés con a quién le miro las historias porque yo tengo varias que mencionar tuyas — amenacé con el dedo, viéndolo abrir la heladera totalmente desinteresado.
— Si yo sigo puro pito — se encogió de hombros para luego darle un sorbo a una botella de agua.
— Uy sí, porque Miss Universo Argentina es "puro pito" — ironicé —, encima la caradura te tiene en close friends — formulé en un tono de voz más bajo pero, mucho más enojada que antes.
— ¿Vas a querer ver lo que tengo para mostrarte o no? — insistió.
— Hacete no más, no vuelvas a tirar la misma porque vas a perder — amenacé.
— ¿Perder qué? — preguntó jocoso, tomando asiento arriba de la mesada con una sonrisa divertida en su rostro.
— ¡Y la pelea! — me crucé de brazos.
Odiaba que se haga el pelotudo.
— Yo no estoy peleando, ¿vos sí?
— Andá a cagar — hice un ademán con mi mano mientras me giraba para volver a la habitación.
— Mentira, mentira — murmuró, abrazándome por la cintura mientras depositaba besos en mi mejilla.
— Con unos besitos no se me va a pasar el enojo, odio que te pongas así — dije seria, dándome vuelta para quedar frente a él pero aún sin deshacer su agarre.
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epifanía
Fanfiction"La ironía de reencontrarse alguna vez" ||| Historia completamente mía. Está prohibida su copia y/o adaptación. Vocabulario argentino.