capítulo dos.

2.7K 148 75
                                    

Desperté a las nueve de la mañana, había dormido tan solo cuatro horas y no podía pegar un ojo. Prendí la tele y puse Friends, me hice el mate con unas facturas que tenía del día anterior y estuve en la cama hasta las cuatro de la tarde, donde decidí ir a visitar a mis viejos.

— ¡Hija! Me hubieses avisado que venías y compraba algo para merendar — dijo mientras me abrazaba.

— Ay ma, no pasa nada, cualquier cosa ahora en un rato vamos a comprar — respondí restándole importancia.

Pasé a mi antigua casa y fui directo a mi habitación, la cual aún conservaban y tenía un poco de ropa. Me puse una bikini y mis antiguos crocs.

— ¿Preparo el mate y vamos a la pileta? — le pregunté entrando a la cocina.

— Dale, yo hago unas galletitas con mermelada — abrió la heladera y colocó las respectivas cosas en la mesada —. ¿Saliste ayer?

— Si, si. Salimos con los chicos a Dorian — conté mencionando el boliche.

— Lo supuse, como sabía que habías salido de vacaciones dije chau esta se va a bailar — rió.

— Pará, ni que me gustara tanto la joda — golpeé levemente su brazo con una sonrisa.

— ¡Ah, no! — ironizó —, ¿ya viste a Julián? — cuestionó sin escrúpulos.

Jamás le conté a mamá porqué es que había perdido contacto con él, solo le dije que la distancia afectó nuestra amistad y nada más. No quería que cambie la imagen que tenía acerca de él, su mejor amiga era la mamá de Julián y no quería que las cosas se pusieran raras o ella lo vea con otros ojos, así que cada vez que vengo tengo que aguantarme algún comentario referido al susodicho y nada más.

— Sí, ayer, lo crucé en el baile y hablamos un poco — me encogí de hombros tratando de ser cortante, mientras más rápido cambie de tema; mejor.

— ¡Qué bueno! Espero que ahora que volvió y se va a quedar un tiempo puedan retomar su amistad — respondió ilusionada.

— Ajá — murmuré mientras colocaba el agua caliente en el termo — vamos, ya está — indiqué y prácticamente escapé de la habitación.

Estuvimos toda la tarde hablando de diversas cosas e incluso nadando, realmente me hace bien venir. No obstante, me di cuenta que ella me notó un poco triste porque, en cuanto salimos y me envolvió con una toalla como si aún fuese pequeña, me abrazó en silencio un rato bastante largo.

Tomé mi celular y vi que habían doscientos mensajes en el grupo de los chicos, los cuales leí muy por arriba y confirmé que iba a ir a la parrillada que iban a hacer en la casa de Fran.

— ¿Te quedás a comer? — preguntó acostada en la reposera junto a mí.

— Mmm no, voy a la casa de Fran a comer con los chicos, van a hacer choripanes — conté —. Me voy ma, así puedo comprar algunas cosas para llevar y bañarme en casa — procedí a darle un beso en la frente y luego subí a mi habitación para cambiarme. Una vez que estuve lista tomé mi cartera y antes de salir escuché un "cuídate".

Me dirigí a mi casa y preparé mi outfit, el cual era bastante sencillo; una remera negra con un logotipo, un jean clarito y mis borcegos.
Decidí hacer dos trenzas en mi pelo y dejar el resto suelto, que se seque al aire. Tenía demasiada paja.

Miré la hora y recién eran las ocho de la noche.

Una vez que estuve lista, fui al supermercado y compré dos fernet de litro con cuatro botellas de coca cola.

— Gordo, no me pueden pasar a buscar por el chino? me da paja caminar quince cuadras más con las cosas — pregunté una vez que Francisco me atendió la llamada.

epifanía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora