Gracias a que Joaquín sólo se quedaría un día, los chicos al saber que estaba acá decidieron organizar un asado en la casa de Francisco para poder reunirnos. Aunque seamos únicamente los que fuimos a Calamuchita, debido a que Nico y Mía se alejaron un poco del grupo para hacer más vida de casados.Una vez que dieron las siete de la tarde, con Joaquín decidimos dejar el sillón para alistarnos y finalmente salir. Habíamos pasado el día comiendo boludeces y mirando televisión con el aire en dieciocho, afuera hacía tanto calor que ni siquiera te daban ganas de vivir. Menos a mí, con lo que pasó ayer. Sólo quería concentrarme en películas basura que no me hicieran pensar y me vendan la idea de un amor perfecto e ideal.
Al estacionar el auto frente a la casa de Fran, como era de costumbre, las canciones de cumbia colombiana nos inundaron los oídos. Bajamos y, al cruzar el patio, pudimos ver a todos ya sentados en aquellas sillas. A excepción de Fran, quien estaba junto a la parrilla.
— ¡Un fantasma! — bromeó Emilia al verme, mientras se levantaba con una sonrisa y los brazos abiertos para abrazarme.
— Eso porque no me vas a visitar, hija de mil — acusé, riendo.
— Si ni siquiera contestas los mensajes, caradura — acotó Francisco desde atrás.
— Ya saben que estaba rindiendo, no tenía tiempo ni para respirar — sonreí, saludando uno por uno.
En cuanto llegué a Julián, sonrió. Le di un beso en la mejilla y luego me dirigí a Francisco para abrazarlo.
— Te extrañé más a vos que a ésta — bromeó el susodicho, abrazando a Joaquín.
— Fua, así sos — le reclamé, mientras mi novio reía.
— Estaba en la loma del orto, el otro día le mandé mensaje y me dice "no amiga, estoy en Italia" — intervino Rocio, haciendo gestos exagerados causandonos gracia.
— Y si vivo ahí, boluda — rió Joaquín.
— ¿Cómo vas a vivir en Italia? Sos tucumano — respondió jocosa, haciéndome reír.
A todo ésto, Julián únicamente se dedicaba a observar su celular.
Joaquín se quedó tomando cerveza junto a Francisco mientras le contaba que dentro de poco volvería al Inter. Por mi parte, me senté junto a las chicas, quienes estaban tomando fernet. Martina y Rocio se mostraban muy cariñosas, sólo las miraba con ternura pero la curiosidad de qué estuvo pasando con ellas éste último tiempo me carcomía.
— Matalo, así Cami prepara otro — dijo Ro, mientras le pasaba la jarra a Julián.
Éste terminó lo poco que le quedaba de un sólo trago y después me miró.
— ¿Vamos a preparar más? — preguntó levantándose de la silla y, dubitativa, asentí.
Miré en dirección a la parrilla y Joaquín no tomó la situación en cuenta.
— ¿A dónde vas? — pregunté con el entrecejo fruncido, al ver que Julián se dirigía hacia la casa.
— El freezer del quincho no anda, las cosas están adentro — indicó.
Volví mi vista hacia Joaquín una vez más, quien ahora sí nos estaba mirando. Tenía el semblante serio y su mandíbula estaba levemente marcada.
— Voy a preparar fernet — dije para él, apuntando hacia la casa. Sólo asintió y volvió su vista a Francisco, quien aún le seguía hablando de quién sabe qué mientras daba vuelta los cortes de carne.
Una vez que entramos, Julián abrió el freezer de la heladera para sacar hielo. Los colocó dentro de la jarra y, dirigió la vista a su celular, el cual estaba con la pantalla prendida junto a él.
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epifanía
Hayran Kurgu"La ironía de reencontrarse alguna vez" ||| Historia completamente mía. Está prohibida su copia y/o adaptación. Vocabulario argentino.