14. Confessions.

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 Capítulo 14: Confesiones.


   Grabriel está de pie. Ambos se miran el uno al otro. Negan corre hacía él y lo tira al suelo con fuerza para desarmarlo.
—Eso sí es conveniente —le quita la última arma y lo apunta—. Está aún tiene un cargador completo.
—No tenía sentido disparar. No tenía suficientes.
—Pero pusiste morir luchando, grandulón —se ríe—. Solo estoy bromeando, molestándote un poco. Lo hiciste bien.
   Se levanta de encima suyo y le extiende la mano para que se levante.
—Vamos a sentarte  —dice Negan.
   Gabriel duda pero acepta su mano. La situación lo tiene extrañado. No deja de mirarlo. Negan se sienta enfrente de él y le señala que no haga ruido. Está sudado y luce tranquilo a pesar de todo. Al cabo de un tiempo de estar en silencio, Negan inicia la conversación.
—Tu amigo Rick es un imbécil. Tú eres un imbécil.
—Sí, lo soy —responde Gabriel.
   Negan se ríe y lo mirá.
—Rick hará que muera gente.
—La matarás tú.
—Yo maté al esposo de la viuda y al pelirrojo pero no hice que los mataran. Eso lo hizo tu amigo Rick. Una gran diferencia.
   Gabriel se acomoda de lugar y no le contesta.
—Te vi detenerte por ese idiota de Gregory. Estabas ahí. Lo viste todo. Oíste su discurso. ¿Por qué te detendrías por ese cretino barbudo?
—Lo que me temo es una muerte inútil.
—Dios mío. Debes estar bromeando —se ríe—. Te abandonó. ¿El objetivo de tu vida era salvar a ese cretino?
—No. Debió de haber una razón para hacer lo que hice —lo mira—. Quizá está sea la razón.
— ¿Qué?
—Creo que estoy aquí para oír tu confesión —sonríe.
   Negan lo queda viendo.
— ¿Eso es lo que crees?
—Sí.
—Escúchame, no tengo nada que confesar. Excepto quizá que me masturbé justo donde estás sentado para calmarme un poco —sonríe—. Déjame preguntarte algo. ¿Por qué te hiciste sacerdote?
—Amo a Dios y a la gente. Quería unirlos. Para ayudar a la gente en sus momentos difíciles, para ayudarlos con sus debilidades.
— ¿No me digas? Es lo que yo hago. Me gusta ayudar a la gente con sus debilidades también. Lo hice de una forma u otra toda mí vida.
— ¿Cómo ayudas a la gente? —le reprocha.
—Una cosa es segura, si mí gente cree que estoy muerto, muchas personas morirán ahí. ¿Quieres saber por qué la gente comenzará a morir ahí? Por qué no estoy ahí para impedirlo.
Ambos se obtienen de decir algo más y quedan en silencio. Tras tomarse el suficiente tiempo de aclarar la garganta, Gabriel, recuerda a la chica herida que Negan saco de Alexandria y le da curiosidad al respecto.
— ¿Sigue viva? Me refiero a la chica que hirió Aaron.
—Así que fue uno de ustedes —resopla—. Ella está bien.
— Parecías preocupado por ella.
   Negan sonríe.
— ¿De verdad? Tal vez lo estaba. Verás, si supieras su valor. También lo hubieras parecido. O tal vez no. ¿Cómo dijiste que se llamaba el imbécil que le disparó? Debería tenerlo en cuenta para mi lista de hombres imbéciles que debo matar —sonrió—. Llámame sentimental, y no es que no lo sea, pero puede llegar a impresionarte lo que puede sentir un hombre como yo por alguien como ella.
   A Gabriel le pareció interesante eso de él. Al parecer tenía mucho que contar sobre el mismo.
— ¿Ayudabas a los débiles antes de esto?
—A niños. Si no les muestras el camino, se transforman en basura. Los pequeños cretinos se vuelven grandes cretinos. Así que les muestras el camino. También a los adultos, si lo necesitan. El gobierno, las leyes, la religión, la culpa. La gente es débil.
— ¿Todos?
—Todos —aclara Negan.
—Tú eres débil. Matas a inocentes.
—Tienes razón, pero no. Soy débil, pero no por matar inocentes, por eso no, Gabey —se pone de pie.
  Un caminante logra romper una vieja madera del remolque.
—Esperemos un poco más, para ver si mí gente puede reponerse.
— ¿Por qué eres débil?
   Negan suspira.
—Pregunta equivocada. Pregunta cómo soy débil. El tema es que también soy fuerte. Todos son una mezcla. Puedes usar tu debilidad para impulsar tu fortaleza, y obviamente, soy muy fuerte. Me hice cargo de este lugar que era un descontrol, una confederación de cretinos, un ejército compuesto por pandillas de animales, y los uní. El último tipo al mando no controlaba nada. Permitió que la gente fuera débil. Yo no lo permito. Los hago fuertes, y este mundo se hace fuerte. Ya lo verás, Gabey. Te convertiré en mí nuevo proyecto especial. Te haré muy fuerte también. Te encontraremos tu propósito especial —le sonríe—. Sí, lo haremos.
—Soy fuerte. He matado. Estuve en el puesto del satélite y fui parte de eso.
—Entonces mataste a mí gente mientras dormían. ¡Mira cómo alardeas! —se le acerca— Seguro, Gabe. Eso es ser fuerte. Pero no hablo de eso.
—Dime, ¿cómo eres débil? Podríamos morir pronto. Tú podrías morir. ¿No te gustaría confesarte antes de que pase eso? ¿No querrías la absolución? ¿El perdón? —se pone de pie y lo enfrenta— Solo debes decir la verdad en voz alta. ¿No crees que tienes algo que confesar? ¿La gente que mataste?
—No maté a nadie que no fuera necesario.
— ¿Qué hay de los trabajadores que tratas como esclavos?
—Es una economía. Algunas ganan, algunas pierden. Pero nadie es esclavo, y nadie tiene hambre. Y no era así antes de todo esto.
—Carl nos contó de tus esposas. ¿Las mujeres que forzaste a casarse contigo?
   Negan se da la vuelta y camina en dirección contraria a Gabriel.
—Cada una de esas damas tomó una decisión.
— ¿Qué hay de la chica herida? ¿También es una de ellas o sientes algo más por ella?
—Haces muchas preguntas, comienzas a fastidiarme, Gabe —resopla con fuerza.
— ¿Hubo una primera? —camina más cerca de él— ¿Antes de todo esto?
   Negan cierra los ojos con fuerza y Gabriel continúa:—¿Una esposa que prometiste tener y mantener, olvidando a las otras? ¿Una a la que le mentiste e intentas reemplazar con otra?
—Lucille, dame fuerza.
   Gabriel ve su oportunidad y le quita el arma que tiene detrás sobre su pantalón. Negan quiere detenerlo pero se le escapa de las manos y corre a la siguiente habitación para encerrarse dentro. Un caminante quiere agarrarlo y Negan lo golpea en la cabeza con su bate varias veces.
— ¡Está bien, Gabe! Nadie vendrá a rescatarnos. Tuviste tu oportunidad. Varias. Es hora de irnos. Lucille nos ayudará a entrar al Santuario. Tenemos esa arma. Deberíamos usarla. Pero lo más importante, Gabriel, nos tenemos uno al otro —le habla del otro lado de la puerta—. La gente es un recurso. Si logramos entrar, viviremos. Podemos arriesgarnos,—arrastra al caminante que mató— podemos usar las tripas, hacernos los muertos en el patio. O puedo matarte, pero no es lo que quiero. Lo que quiero es que trabajes conmigo. Eso es todo lo que quiero.
—Mate antes, pero no es mí pecado más grande. No. Dejé afuera a la congregación de mí iglesia cuando todo comenzó. Los oí morir mientras me escondía. Les fallé a ellos y le fallé a dios. Y cada día trabajo para aliviar ese fracaso, para servir y tener un propósito. Ahora te ofrezco la seguridad de un perdón, penitencia y absolución. Iré contigo.
   Negan se reclina su cabeza sobre la pared y lo escucha en silencio.
—Te mostraré que trabajar juntos como pares es el único camino verdadero a la gracia, a un futuro. Haré esto, si tú confiesas.
—Dios santo, Gabe. Lo que hiciste fue algo horrible, cobarde y débil. Creo que de eso se trata tu confesión. ¿Verdad? —cierra sus ojos y aprieta sus labios— Mí primera esposa era una esposa verdadera. Mí única esposa verdadera —suena melancólico—. Hasta que la muerte nos separó.
   Intenta sonreír pero hace una pausa y aprieta su mandíbula. Una parte de él, la cual creía olvidada hace mucho tiempo, lo hace recordarla. Duele. Le duele hablar sobre ella, pensarla, volverla a imaginar cómo la conocía, le duele pero continúa.
—Sucedió antes de esto. Le mentía, la engañaba —sus ojos se cristalizan—. Ella estaba enferma. Y cuando se fue... Cuando partió, fue durante esto. No pude matarla —una lágrima recorre su mejilla y aprieta su frente sobre la pared—. Así fui débil. Y no, no busco reemplazarla. Nada podrá hacerlo pero intento lidiar con nuevos sentimientos. Eso es lo que confesaré. Porque quizá mueramos aquí.
   La puerta se abre.
—Estas perdonado —dice Gabriel mientras le da el arma.
   Negan le da un puñetazo en la cara.
—Gracias. Puedes quedarte con el arma —camina y se agacha en donde está el caminante muerto—. Apesta, Gabe, pero parece que nos arriesgamos a morir comiendo esto.
—No entiendo.
— ¿Alguna vez hiciste el truco de las tripas? —arranca un pedazo del cuerpo del caminante— Estos son órganos podridos, en descomposición, sangre de muerto, pis y mierda que se cocinó todo el día bajo el sol de Virginia. ¿Tu gente nunca se enfermó de eso?
—Somos de Georgia.
—Que suerte tienes —se unta las tripas del caminante sobre su cuerpo.
   Ambos lo hacen y esperan. Hasta que deciden hacer ruido para llamar la atención de todos los caminantes alrededor del remolque. Abren la puerta y se quedan quietos en sus lugares mientras los caminantes entran dentro. Ambos son ignorados con éxito. El plan parece funcionar. Logran salir de adentro y caminan lentamente entre la multitud de caminantes. Gabriel tropieza con uno de ellos y al levantarse una caminante quiere comerlo. Negan la golpea con su bate y otro caminante se le avienta sobre él. Gabriel le dispara y ambos comienzan a luchar con los caminantes a su alrededor. Negan alcanza un espacio libre y tironea a Gabriel de la multitud. Miran hacia arriba y una línea de caminantes cae sobre ellos.
Mientras esto sucede. Los rumores de que Negan está muerto comienzan a propagarse dentro del Santuario. Simón, Regina, Gavin, Dwight y Eugene, los cuales quedan al mando, se reúnen en la sala de reuniones y piensan en los siguientes pasos a seguir con la falta de Negan y los problemas dentro de las instalaciones. Simón como la mano derecha, toma la iniciativa y manda a buscar al Dr. Carson ante él consejo.
—Dr. Harlan, ¿cómo está? —lo saluda Simón.
— ¿Por qué estoy aquí? Debería estar haciendo mi trabajo.
—Vera, estamos buscando a un ratón y es posible que sea alguien recién llegado al Santuario. Es importante que coopere al igual que lo harán todos.
   Gary aparece a tirones con Darya, la cual se rehusaba a seguir las órdenes del Salvador. Y no pudiendo hacer mucho por su herida, entró a la sala.
—Deberías ser mas cuidadoso, esta herida—le advierte Harlan—.
—Estaba intentando escapar —dice Gary.
— ¿Nos traicionaste? —pregunta Regina— ¿A quién eres cercana? ¿Rick? ¿La Viuda? O, quizás, ¿El Rey?
—Púdrete.
   Regina la golpea en la cara. Harlan la ayuda a levantarse pero Gary lo corre y la sostiene para que no se mueva.
—Entra al Santuario, se gana al jefe y nos traiciona como una perra —le da otro golpe pero no cae, Gary la mantiene de pie— ¡Habla!
   Se apronta para darle el tercer golpe pero Laura entra agitada y los interrumpe.
— ¿Qué pasa? —pregunta Simón.
—Están subiendo las escaleras.
— ¿Caminantes? —pregunta Eugene.
—Los trabajadores. Dijeron que tendríamos que dispararles.
   El Dr. Harlan aprovecha y toma del brazo a Darya para salir con el resto al pasillo. Simón sale primero y se encuentra con todos los trabajadores. Ambas direcciones de salida están repletas de ellos. Mujeres, ancianos, todos.
—Los trabajadores deben quedarse en la planta baja. Su actividad se restringe a la fábrica y los jardines externos.
—Hace demasiado calor ahí —responde un trabajador—. Y no saldremos. ¿Cuándo arreglaran la luz?
—No hace falta arreglarla. Ahorramos combustible. Es un sacrificio compartido —responde Simón.
— ¿Ahora es compartido?
—Ooouh —lo mira Simón—. Ese tono no funcionará conmigo...
   Simón quiere golpearlo pero Dwight lo detiene.
— ¡Oigan, todos! Vamos a superar esto, ¿si? Necesitamos más tiempo.
—Necesitamos más agua —grita otro trabajador—. Hay niños, gente anciana.
—También la estamos racionando —se le acerca Simón.
—Nosotros trabajamos, ustedes nos protegen. Era el trato —habla una trabajadora—. Así debía funcionar.
—Necesitamos agua.
— ¿Tienen un plan para sacarnos?
—Ya escucharon al hombre,—habla Gavin— deben volver a la fábrica.
— ¿Dónde está Negan?
— ¿Está muerto?
   Todos los que están en el consejo quedan en silencio.
— ¡Contesta la pregunta!
— ¡Todos vuelvan a la fábrica ahora! —grita Simón.
—No iré a ninguna parte —le responde la trabajadora de antes.
— ¿Debo corregirte?
— ¿Dónde está Negan? —grita otro trabajador en lo que saca un arma e intenta dispararle a Simón pero falla y es alcanzado por una bala de Regina.
— ¡Yo soy Negan! —responde ella— ¿Alguien más quiere una bala? ¿Alguien más?
   Se oye un silbido. Todos los trabajadores comienzan a arrodillarse al igual que Simón y los demás del consejo. Negan aparece con su bate cargado a su hombro y las tripas luciendo sobre su chaqueta de cuero.
—Regina. ¿Por qué tuviste que hacer eso? Adivino que muchos de ustedes pensaron que estaba muerto y masticado, y que nunca más me verían. Aquí hay un recordatorio de quién diablos soy —los apunta con su bate—. Uso chaqueta de cuero, tengo a Lucille y mis bolas son de acero. No moriré hasta que esté listo. Ahora, si me disculpan, necesito un sándwich, una ducha y un... —nota que Darya está entre la multitud al lado del Dr. Carson y se abre paso para verla.
   Darya ve las botas de Negan delante suyo y levanta su cabeza para mirarlo. El moretón en su mejilla es evidente a simple vista.
— ¿Por qué sigues aquí? —levanta su mejilla— Levántate —le extiende la mano.
Ambos caminan al frente y él dice:—Quisiera hablar con mí mano derecha  —señala a Simón—. Debemos descubrir cómo todo esto paso de la forma en que pasó. Y después... Volveremos a hacer lo que siempre hicimos —levanta ambos brazos—. Salvaremos gente.
—Gracias, Negan. Gracias a dios por ti —dice una trabajadora.
   Gabriel la mira y luego a Negan. Ambos se miran.
—Y por eso estoy aquí —le susurra a Gabriel—. Caballeros, llévenlo con cuidado al número dos.
   

The Walkers And The Cure(TWD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora