2.8. Capítulo 20: Hacia el bosque.
-Perdóneme padre, porque he pecado probablemente- se ríe-. Envíe a mis propios hombres a la carretera a armar una barricada con unos muertos sin saber que muy pronto se les unirán. Porque Rick y su banda de idiotas les van a dar duro.
Ezekiel dejó el cuerpo de Darya sobre una de las camas vacías en la sala de enfermería, la sangre seguía impregnada sobre su ropa como una gran mancha en diferentes tonos de rojos. Con la doctora muerta, Siddiq era lo más cercano a un médico que tenían en Hilltop, por lo que quedó a cargo de atender a Darya. Primero se dispuso a ver que siguiera respirando, tomó su pulso y luego levantó la camisa para ver la herida sin saber de qué se trataba. Un círculo trazado por pequeños puntos producidos, muy evidentemente para cualquier persona, por los dientes de un caminante. Sin embargo, Siddiq, presintiendo el final, quiso hacer lo posible para atenderla hasta donde le fuera posible y continuó con su trabajo: buscó gasas y cortó varias capas en forma cuadrada, humedeció el alcohol para desinfectar la herida, cortó de la poca cinta que tenía, cuatro líneas y las pego sobre el parche para que se pudiera adherir a su piel. Una vez que terminó todo el trabajo se levantó de su silla y salió por un momento para buscar ropa nueva para Darya. En la misma habitación estaba Ezekiel cruzado de brazos con un tic nervioso en los pies, caminando de un lado a otro sin decir una palabra pero pensando y repensando lo que diría a continuación para explicar todas aquellas preguntas que le harían al ver a Darya con sus tantas cicatrices, con la particularidad de despertar de nuevo como si nada.
Al volver a la habitación, Siddiq trajo entre sus manos una muda de ropa. Una parte de Ezekiel estaba aliviado por qué él podría cambiarla pero al mirar las prendas, estás eran en la parte superior cortas, una musculosa gris. Siddiq dejó la ropa y salió nuevamente. Con mucho cuidado, Ezekiel terminó por desprender la camisa y se la quitó, levantó uno por uno sus brazos y sacó la remera que quedaba de última. Las cicatrices no podían ocultarse como si nada, eran tan evidentes y llamativas sobre su piel pálida. Las más viejas lucían grises y con líneas casi diminutas alrededor de los puntos que habían dejado los dientes. Cuando terminó de cambiarla y teniendo cierto valor, abrió la puerta e hizo pasar a Siddiq.
- ¿Puedes ir a buscar a Rick y Maggie?- lo miro.
- ¿Estás bien? Si no puedes hacerlo...
Ezekiel señaló a dónde estaba Darya sin darse vuelta. Los ojos del chico se abrieron en señal de asombro, estaba perplejo en su lugar sin entender lo que estaba viendo, sus labios buscaban la manera de formular alguna palabra pero quedaba tildado. En ese momento entró Carol, que al ver a Siddiq se preguntó lo que estaba ocurriendo.
- ¿Qué ocurre, Ezekiel?
Siddiq se acercó lentamente a Darya y la miró de cerca. La curiosidad lo llevó a tocar torpemente con la punta de dedo la cicatriz sobre el hombro de ella. Se sentía tan raro estar frente a algo como eso, nunca hubiera imaginado presenciar algo así.
-Es, es increíble- susurró.Darya Olsen
El cansancio recorría todo mi cuerpo. No sentía los pies ni las manos. Y la presión sobre mi cabeza era fuerte. No recordaba sentirme de esa manera antes, era como volver a pasar por todas las partes no divertidas de ser mordida en una sola vez. Pero esto fue apartado por la necesidad de saber si estaba siendo observada o era un propio delirio a causa de la fiebre y el dolor en todo mi cuerpo.
Levanté mi mano para tapar mis ojos pero esta fue traída de vuelta a dónde estaba. Parpadeé varias veces y abrí los ojos, mire a mí derecha y note la soga que envolvía mi muñeca al costado de la cama. Lo primero en que pensé fue en que había sido capturada, era una posibilidad muy válida en éste punto, me asusté y comencé a tironear de un lado a otro, girando tantas veces mí muñeca para que se aflojara y así deshacerme de la atadura a como dé lugar. Volví a sacudirme con más fuerza hasta que sentí que se estaba aflojando. Ante el último intento, y ya sintiéndome frustrado, busqué desatar el nudo con mis uñas. La imagen de mi padre sujetándome a una camilla para inyectarme me bloquearon. Mis uñas comenzaron a enrojecerse, el rojo fue cambiando a un rojo más oscuro, la piel fue poniéndose más oscura hasta quedar de un color negro y putrefacto.
Desperté. Mí respiración se oía por sobre el resto de los sonidos pero la luz de la habitación, encandilante, me distrajo del sueño. Miré diferentes partes del techo para hallar el rostro de Ezekiel pero no lo encontré. Intenté sentarme, había cierto dolor en donde me habían mordido pero era soportable. Vi debajo de mi remera y mi herida había sido tapada por un parche. Vi mis manos, eran normales lo cual me tranquilizó, lo siguiente que noté fueron mis brazos, estaban descubiertos, tenía una musculosa gris y nada más.
- ¿Cómo te sientes?- una tercera voz habló. No me era familiar, lo cual me hizo girar inmediatamente hacia la puerta.
- ¿Quién eres tú?- lo mire, intentendo levantarme pero me detuve. La misma soga del sueño me continuaba sujetándome a un costado de la cama.
-Siddiq, un gusto. Me alegra que hayas despertado. Fui quién te curó la herida anoche.
- ¿Dónde está Ezekiel?- intente soltar el nudo- ¿Por qué estoy atada a la cama?
-Está con Rick y Maggie.
- ¿Lo saben? ¿Saben lo de mis heridas?
-Sí. Probablemente están hablando de eso en estos momentos. Veras, no muy seguido descubres a una persona que sobreviva a una mordida de zombie en estos días- sonrió nervioso.
- ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Qué pasó con Negan?
-Está a punto de perder- dice Maggie, entrando seguida de Rick y Ezekiel.
- ¿Cómo estás?- preguntó Rick.
-Sobreviviré- respondí- ¿Qué harán ahora? ¿Qué harán ahora que lo saben?
-No es algo que podamos tomar a la ligera, Darya. Tampoco tenemos los recursos necesarios para hacer nada. Pero que seas- hizo una pausa y continuó- inmune, es lo mejor que tenemos.
- ¿Negan lo sabía?- habla Maggie.
-Sí,-responde Ezekiel primero- por eso la mantuvo con él.
-Traeremos al Dr. Carson a Hilltop pero primero debemos dar la última batalla a Negan y sus Salvadores. Mañana hablaremos con más calma.
Sentí un hormigueo en las manos, no estaba muy complacida pero asentí mientras imaginaba las reacciones de los demás, entre delirios y engaños que yo misma me creaba para sobrellevar la esperanza que yo no había elegido. Rick se acercó amablemente, como si pudiera olvidar su arma apuntando en mi dirección, mientras su mano daba una leve palmada sobre mi hombro. Esperé que se fueran y me levanté de la cama para ponerme mis botas. Calcé ambos pies y quise continuar con las agujetas pero Ezekiel se me adelantó.
-Tuve tantas oportunidades de decirlo. Tantas veces que intenté gritar pero tuve miedo. Todavía recuerdo el rostro del idiota que quiso llevarme la primera vez que me mordieron. Si no lo hubieses matado, tal vez no estaría viva, tal vez no tendría miedo. No puedo dejar de pensar en que puede no funcionar.
-No pienses en eso. Todo está bien.
- ¿Qué hay de Henry? Debe pensar que estoy muerta- lo mire- ¿Lo sabe? Sabes que yo quería decírselo. Hablamos sobre esto antes Ezekiel.
-Tranquila. Solo le dije que no debía preocuparse. Que luego de esta última mañana, volveríamos al Reino. Iré a buscarlo para que se quede contigo mientras todo esto termina.
- ¿Me prestas tu camisa?
- ¿No estás enojada?- se quita su saco largo y luego la camisa de abajo para dármela.
-No.
En lo que Ezekiel va a buscar a Henry, aprovecho para levantarme de la cama y tomar cierta postura de estabilidad, con la ayuda de mis dedos peinó los mechones de mi cabello hacia los costados y práctico una sonrisa, en lo posible agradable y contenta para no preocupar a Henry. La puerta se abre casi a la mitad y Henry entra primero. Inconscientemente se apresura a abrazarme y golpea contra mi con un leve choque, produciendo cierto retorcijón por la herida, pero finjo una sonrisa y correspondo a su abrazo. Con el largo gesto, supongo que debía estar asustado por todo lo ocurrido recientemente. Lo suelto y ambos nos sentamos en la cama, mientras lo hacemos, él nota mis cicatrices y aprovechó a explicarle. Luce de cierto modo atento y extraño al mismo tiempo, con cierto miedo a su rechazo espero a que de alguna manera tenga miedo o algún sentimiento parecido pero solo me abraza de nuevo. La sensación que me transmite me alivia de cierto modo, el querer que todos puedan reaccionar como él me produce cierta melancolía que transmito con mis ojos empañados de lágrimas. Lo alejó una vez más pero esta vez le doy un beso sobre la frente y acaricio una de sus mejillas pecosas.
Una vez terminada la charla, ambos, Henry y yo, despedimos a Ezekiel y a los demás antes de marcharse de Hilltop. Al verlos alejarse con sus armas y dispuestos a terminar de una vez con la pelea contra los Salvadores, el nombre de Negan, el cual de alguna manera intente no pensar con todo lo ocurrido, y en contra de mis intentos, lo recordé, las imágenes de su rostro comenzaron a divagar en mi mente: su respiración, sus labios y su aroma a transpiración mezclado con colonia. El agarre de los finos dedos de Henry me vuelven a la realidad. Los portones se cierran y caminamos hacia una banqueta para sentarnos. Henry me suelta de la mano y toma entre sus diez dedos su palo de aikido para practicar en frente de mí, y mientras lo hace, me pongo de pie y buscó un arma.
-Aquí tienes- Tara me extiende un arma grande de adentro de su bolso.
-Gracias- la tomo.
-Saldremos al bosque si los Salvadores se acercan. Estén atentos.
Asentí con la cabeza y volví de regreso con Henry. Las personas dentro de Hilltop caminaban de un lado al otro, algunos guardando cosas, otros yendo a por armas, la mayoría mujeres y un par de ex Salvadores que eran liderados por Alden, también un Salvador. Entre ellas noté a Enid, la cual lleva a la pequeña Judith entre los brazos. Antes de que subieran al porche de la casona, Judith dejó caer su peluche a lo que me puse de pie, siguiendo la escena, se adelantó Alden y juntó el peluche para dárselo a Enid.
- ¿Qué sucede?- pregunta Henry.
-No es nada. Continua con tu práctica- volví a sentarme.
Mientras todo se mantenía tranquilo, entré a la sala de enfermería para ver mi herida. Era muy reciente, estaba rojiza y se había traspasado una pequeña mancha de sangre por el lado externo de la gasa, nada que no haya pasado antes. Quite lentamente todo el recubrimiento del parche y lo cambie por otro, pensando en que debíamos correr en cual momento, me envolví una gasa más larga en toda una vuelta por mi abdomen. Lavé mis manos y salí del baño. Me puse la camisa y me aliste para abrir la puerta, mi mano estaba sujeta a manija del picaporte cuando oí un grito de afuera, a los segundos siguientes, la puerta se abrió del otro lado llevándome hacia adelante con la manija. Me solté y vi a Henry totalmente alterado.
- ¡Son los Salvadores!- me advierte asustado.
Regresó por el arma y lo arrastró de la mano a donde todos estaban yendo. Solo tenía en mente ponerlo a salvo. Ví a Tara que estaba guiando a todos a una caja grande de madera que llevaba al otro lado del muro y nos apresuré a seguir la cola. Primero ayudé a Henry a subirse y lo seguí detrás con su palo de aikido. Caí y salí del otro lado, al visualizar a Henry corrí en su dirección para refugiarnos en el bosque con los demás. Con todos fuera de Hilltop y adentrados en el bosque, Tara ordenó a Enid que siguiéramos hasta el punto de encuentro con el resto pero fue detenida por Alden.
-Un momento- dice Alden al ver que Tara intenta irse en dirección de regreso a Hilltop.
- ¿Qué pasa?- pregunta Enid.
- ¿Irás tú sola?- pregunta Alden a Tara.
-Ellos la oirán- refiriéndose al llanto de Judith-. Se oye desde New Jersey.
-No sé si es así, pero no dejaré que hagas esto sola.
- ¿Crees que te daré un arma?- le preguntó graciosa.
-Me quedaré aquí igual- responde y mira al resto de los hombres que lo siguen para preguntarles:- ¿Alguno de ustedes me apoya? Porque yo estoy con ella. Aunque ella no esté con nosotros.
-También me quedo- me sumo a Alden.
Tara lo piensa un momento y suelta la bolsa en la que guarda las armas para que las tomen y la sigamos. En tanto a Henry, lo mantengo conmigo y le advierto que no se mueva de detrás mio. Una vez armados, nos agachamos en los límites de los árboles y visualizamos el frente de Hilltop a la espera del enemigo. Los primeros Salvadores dan la vuelta y los vemos correr en nuestra dirección.
-Tara- digo, advirtiendo que se estaban acercando.
-Solo un poco más.
En cuanto quita el seguro de su arma, todos la seguimos y hacemos lo mismo. Antes de que alcancen a cruzar el camino hasta el bosque, los Salvadores son atacados con bombas que estallan sobre ellos. Tara sale primera de entre los árboles y ve a un grupo de mujeres que continúan lanzando bombas caseras a los Salvadores que quedan, parece reconocerlas por que sonríe.
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The Walkers And The Cure(TWD)
Fanfiction¿De qué son capaces los humanos para sobrevivir? ¿Qué están dispuestos a hacer a cambio de vivir? ¿Qué están dispuestos a perder para salvar su propia vida o la vida de quienes les importa? Los caminantes crecen cada día. La comida escasea, las bala...