—¿Está muerta...? — escuchó que preguntaba una voz infantil desde algún lejano lugar.
—No seas tonta, Kenna ¿No ves que aún respira? — respondió la voz de un niño.
—Pero está muy pálida...Ahora habrá que avisar a papá. ¿Cómo se lo decimos sin que nos riña? A papi no le gusta que nos vayamos a explorar la parte antigua del castillo.
—No seas miedica...No tiene por qué saberlo. Podemos dar el aviso a Angus. Él nos cubrirá, siempre lo ha hecho— respondió Logan—. Quédate con ella, yo regresaré pronto.
—Vale, no tardes. Este lugar me da miedo...—respondió la niña con aprensión.
Nora se sentía mareada. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? De acuerdo con la luz del sol que se colaba por el enorme ventanal debía ser más de mediodía. Alguien debía haber abierto las enormes cortinas de pesado brocado francés.
—Señorita Andrade... ¿Se encuentra usted bien? —preguntó Kenna preocupada. Se mordía las uñas y tenía los ojos llorosos.
La joven se reincorporó todavía confundida. Miró a su alrededor. Estaba en una habitación decorada con polvorientos muebles de estilo georgiano. Miró hacia el retrato que presidía la estancia y volvió a tener la misma sensación.
—Por favor, puedes llamarme Nora...—repuso la joven sonriéndole y la niña asintió.
—Kenna... ¿Me sabrías decir quién es el joven del cuadro?
—¿Ese señor? No lo sé. Pero puede que mi padre lo sepa— respondió la niña encogiéndose de hombros.
—Entiendo...
Nora se sentía mejor, pero la extraña sensación en el estómago aún no se le había ido, volvió a observar al hombre del cuadro...y tuvo que apartar la vista; sentía que lo había visto. Estaba segura de que él era el joven que había visto en la oscuridad, horas antes de acabar con sus huesos en aquella polvorienta habitación.
Nora escuchó el sonido de unos pasos aproximándose por el pasillo e instintivamente se abrazó a Kenna.
La niña estaba tan asustada como ella.
—¿Quién es? —acertó a decir.
—¡Vienen los refuerzos! ¡somos nosotros..!.— Exclamó Logan triunfante.
Nora suspiró aliviada cuando vio aparecer en la puerta al hombre de confianza de Jasper y al niño que sin disimular su emoción se acercó a su hermana para abrazarla.
Mc Dermott se las quedó mirando con preocupación, pero no dijo nada. No quería empeorar las cosas.
Nora estaba pálida y él la ayudó a reincorporarse.
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¿Qué me has hecho? [EN EDICIÓN]
RomanceLa joven Eleonora Andrade está decepcionada con la vida. No ha conseguido nada de lo que se había propuesto. Ni con su carrera como artista plástica, ni en el amor. Así que decide romper con todo y regresar a su lugar de origen. De vuelta en casa d...