Jasper observó la esbelta y tensa espalda de su asistente con atención mientras ella abandonaba su despacho. Estaba claro que estaba molesta y aunque no le quería dar más importancia de la que tenía, sentía que había sido demasiado brusco con ella.
Su sinuoso cuerpo lo confundía, no obstante.
Era hermosa y muy inteligente.
Tenía que admitir que se sentía ligeramente atraído por ella, pero no quería mezclar las cosas: era solo atracción física. Ella estaba allí para cumplir con su trabajo y él no podía perder el tiempo en ese tipo de distracciones, no cuando el futuro de su empresa estaba en juego.
Había llegado a sus oídos que la competencia estaba planeando hacerse con su compañía mediante una OPA hostil. Él estaba planeando su estrategia de defensa, por eso necesitaba a Adela a pleno rendimiento.
Sabía que había empleado un tono duro con ella pero no estaba dispuesto a que nadie sobrepasara los límites que había marcado. Para él su familia era sagrada y aquella mujer solo era su empleada. No le pagaba para inmiscuirse en asuntos personales, ni mucho menos en lo que se refería a sus hijos. Para eso tenía a Eleonora quien parecía estar cumpliendo con su trabajo de manera satisfactoria.
Hasta ahora.
Ese día parecía que ambas se habían puesto de acuerdo.
Porque Nora tampoco se quedaba corta y también había estado empeñada en traspasar el límite de sus competencias. Y Jasper, aunque apreciaba que su actitud fuera diferente, aunque toda ella le pareciera encantadora y pareciera sentir genuina preocupación por sus hijos tampoco había estado dispuesto a hacer concesiones con ella.
Observo con atención sus increíbles ojos verdes ojerosos, su cabello negro y ensortijado. Ella parecía haber pasado mala noche y su voz sonó cansada.
—No debes permitir que se pasen todo el día empantallados, Jasper. Eso no puede ser bueno para los niños. —Le había dicho ese mismo día, antes de la reunión con su asistente y en el peor momento posible.
Jasper se cruzó de brazos.
Nora observó que se había vestido con una elegante camisa de trabajo lo cual auguraba un día complicado para él. Estaba revisando unos balances mientras levantaba su increíble mirada azul y elevaba sus cejas buscando en sus ojos comprensión .
—¿Y qué sugieres que haga, Eleonora? Desde que tienen sus juguetes convendrás conmigo que ya no dan tanto trabajo como antes. Es bueno para ellos que aprendan a familiarizarse desde bien temprano con las nuevas tecnologías. Ellos son la generación del futuro, no puede ser tan malo.— Bufó tras echar un vistazo a un gráfico en su tablet de última generación. Su gesto se endureció. —Maldita sea...— Murmuró tras levantar la vista de la pantalla y dejar el dispositivo de nuevo encima de la mesa.
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¿Qué me has hecho? [EN EDICIÓN]
RomanceLa joven Eleonora Andrade está decepcionada con la vida. No ha conseguido nada de lo que se había propuesto. Ni con su carrera como artista plástica, ni en el amor. Así que decide romper con todo y regresar a su lugar de origen. De vuelta en casa d...