Joshua Hong odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan antipático, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Lee Seokmin, para que sea el novio...
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—Si yo fuera plomero, ricura, te destaparía el agujero.
Joshua escupió la bebida que estaba tomando sobre Jun, que soltó un chillido de horror y asco. Entornó los ojos para fulminar con la mirada a quien fuera que le dijo esas palabras.
Se encontró con el rostro sonriente de Maluma, y a su lado estaba-
—¡José Álvaro! —saludó Jun como si nada, haciéndose a un lado en la mesa para dejarle espacio a los recién llegados—. Mira, éste es el amigo del que te hablaba, se llama Joshua. Es un poco gruñón, pero buena persona.
Joshua fulminó con la mirada a Jun, que le observaba con una sonrisa inocente, aunque podía leer la maldad en sus ojos. Ese chino era el hijo perdido de Satanás, ya lo tenía claro desde hace mucho tiempo.
Jun abrazó el brazo de Maluma, pestañeando con seducción, en tanto el recién llegado contemplaba a Joshua con admiración.
—Quisiera ser pirata, para encontrar el tesoro que tienes entre pata y pata —dijo Maluma, sin dejar de sonreír.
Por el amor a todo lo sagrado...
—Voy a matarte, Jun —le gruñó al chico de cabello rubio.
Jun, que en ese momento estaba comiendo una patata frita que Maluma le dio, lo miró con desconcierto.
—Yo sólo quiero animarte —Jun frunció los labios—. Desde que hablaste con el director para aceptar la beca que estás más gruñón y triste que nunca.
Joshua desvió la vista, pensando en la última conversación que mantuvo con el jefe de su carrera sobre los papeles que iba a necesitar para comenzar con el traslado. Era una oportunidad única en la vida, como dijo su profesor, e incluso su mamá comenzó a llorar cuando le contó sobre ello.
Pero a pesar de todo eso, no podía evitar pensar en el rostro sonriente de Seokmin.
No habló con él desde que huyó de su casa, dos semanas atrás.
—No estoy triste —mintió, comenzando a comer de sus papitas—. Y definitivamente no necesitaba que me consiguieras una cita —miró a Maluma, que en ese momento parecía demasiado concentrado en descifrar el coreano de los anuncios de comida—. ¿Acaso tú no arreglaste tu relación con Wonwoo?
Jun se encogió de hombros, sonriendo otra vez con maldad.
—Ya puse mis condiciones —humedeció su labio, riéndose—, pero Wonwoo quedó en shook y me pidió un poco de tiempo para prepararse. Además... no he hablado mucho con él esta semana, creo que está un poco ocupado —se encogió de hombros—. Pero si lo pillo con ese chico...
—Jun celos locos no lo dejará caminar en un mes —bufó Joshua.
—Haré que me diga daddy por el resto de su miserable vida —respondió soñadoramente Jun.
Joshua soltó una risa baja, negando con la cabeza y sin poder creer que ese chico que lucía tan dulce y tierno fuera un diablo por dentro.
Jun iba a decir algo más, pero luego se quedó callado.
—¿Qué pasa? —preguntó Joshua.
—Mira, te voy a decir algo pero no te gires- ¡JOSHUA, NO TE GIRES POR LA PUTA!
¿Qué se supone que iba a hacer si le decían que no se girara? ¿No girarse? Sí, claro, como si esas cosas funcionaran un poco.
Se encontró con los ojos castaños de Seokmin, posados sobre él.
Detrás, Wonwoo llevaba una bandeja de comida.
Si la situación no podía ser más incómoda, el amigo de Maluma pasó un brazo por los hombros de Joshua, atrayéndolo contra él.
Los ojos de Seokmin se estrecharon y comenzó a caminar hacia él.
Joshua lo miró de forma grosera, recostándose contra Balvin, pensando con rabia que Seokmin no podía reclamarle algo porque ellos terminaron, ya no estaban juntos, y las cosas habían terminado mal así que no había otra oportunidad entre ambos.
—Quiero hablar contigo, Joshua —dijo Seokmin frente a ellos.
Joshua no lo miró, fingiendo estar leyendo un anuncio de la pared con interés.
Jun se removió en su asiento, incómodo.
—Oh, vaya, yo creí que habías cortado toda relación con Maluma, Junnie —dijo Wonwoo con una sonrisa psicópata al lado de Seokmin.
—No has respondido a mi condición —replicó Jun, sin amedrentarse.
Hubo un pequeño silencio.
—Esta noche iré a tu casa —dijo Wonwoo, haciendo el gesto que solía hacer cuando se encontraba celoso: presionó su lengua contra una de sus mejillas con ojos disgustados.
—Lleva mucho lubricante, mi amor, porque no voy a follarte el culo sólo con mi polla —contestó Jun sonriendo de lado.
Wonwoo se giró, murmurando groserías en voz baja, y se alejó para sentarse en una mesa un poco lejana.
—Joshua —insistió Seokmin.
—¿Sigues aquí? —gruñó Joshua sin mirarlo todavía.
—Por favor.
—No hay nada de qué hablar.
Otro silencio entre ellos.
—Ciervito... por favor...
Su tono de voz destrozado fue suficiente para hacerlo bufar de forma casi imperceptible, poniéndose de pie.
—Vamos a algún lugar más privado —fue todo lo que dijo Joshua.
Seokmin lo siguió sin dudar un poco.
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