Joshua Hong odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan antipático, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Lee Seokmin, para que sea el novio...
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Joshua de pronto estaba besando a Seokmin, y cuando pestañeó, no sabía cómo, pero llegaron a un callejón donde estaba acorralando al pobre chico contra la pared, sin separarse de él un momento, sin dejar sus labios unos segundos, sólo lo suficiente como para que pudiera respirar y no morir ahogado.
Sus manos estaban en su cintura, aferrándose a él, mientras los brazos de Seokmin estaban rodeando su cuello, acercándolo, apretándolo, como si temiera que pudiera alejarse de él.
Pero Joshua no pensaba alejarse de Seokmin, al menos, no por ese momento.
¿Cómo habían acabado en esa situación? Bueno, qué importaba.
Joshua podía besar todo el día a Seokmin y jamás se cansaría. Y no le importaba lo que significara eso, le daba lo mismo, sólo quería besarlo en cualquier momento y eso estría bien para él.
A su oído, Seokmin gimió en voz baja cuando sus labios se deslizaron por su cuello.
—Te estoy besando con tu consentimiento, ¿cierto? —se burló Joshua de pronto, deslizando sus manos más abajo, dándole un apretón en el trasero.
Seokmin se sobresaltó, sus mejillas ruborizándose.
—S-sí... —jadeó sintiendo la entrepierna de Joshua frotándose contra la suya.
—Bien —satisfecho, Joshua siguió besándolo por el cuello, mordiendo, chupando, lamiendo.
Tener a Seokmin bajo él, de esa forma, lo estaba enloqueciendo a más no poder. No había forma de explicarlo, pero no importaba, porque si ambos lo estaban disfrutando entonces estaba bien.
—Es... estamos en pu-público... Joshua... —gimoteó Seokmin al sentir los dedos hábiles del peliazul desabrochar su pantalón.
—Tranquilo —gruño Joshua, bajando un poco su pantalón y ropa interior—, seremos rápidos.
Seokmin quiso preguntarle a qué se refería con eso, pero de pronto una de las manos de Joshua lo estaba masturbando, subiendo y bajando, y era un manojo de nervios, de gemidos. El peliazul lo siguió besando, pudiendo sentir la sonrisa del chico contra sus labios, para luego abrir su propio pantalón, sacando también su miembro, comenzando a masturbar ambos penes frotándolos entre sí.
Tuvo que morder su labio inferior para no gritar por el placer que estaba sintiendo.
La mano de Joshua que los estaba masturbando lo soltó, e iba a soltar un quejido, pero la cambio por la otra mientras deslizaba sus dedos húmedos gracias al líquido pre-seminal por su trasero, y Seokmin gimió al recibir un pequeño apretón.
Sonriendo contra sus labios en un beso demandante, Joshua presionó un dedo húmedo contra la entrada de Seokmin, sin empujar demasiado, y escuchó el quejido del chico.
Profundizó el beso en el momento en el que metió más profundo su dedo, sin dejar de masturbarlo, y pudo sentir el gemido ahogado de Seokmin contra su boca.
Comenzó a mover su dedo en su interior, penetrándolo lentamente, haciendo pequeños círculos mientras su otra mano seguía ocupada en masturbar las dos pollas frotándolas contra sí, y pronto Seokmin estaba gimiendo en voz baja, mordiendo su labio inferior mientras Joshua se dedicaba a seguir marcando su cuello.
El segundo dedo causó que Seokmin volviera a sobresaltarse, pero aceleró los movimientos de su mano masturbándolo, por lo que pronto el chico olvidó el dolor momentáneo para deshacerse en gemidos.
Pronto, los dedos de Joshua encontraron su punto débil y Seokmin, por supuesto, no fue capaz de aguantar mucho. No cuando estaba recibiendo estímulos en tres zonas: su cuello, su pene y su ano. Gimiendo contra el hombro de Joshua, temblando por completo, sujetándose del mayor, llegó al orgasmo sintiendo que podía alcanzar el cielo en ese momento.
La visión de Seokmin corriéndose fue suficiente como para que Joshua le siguiera entre jadeos.
Ambas camisas quedaron manchadas con el semen mientras trataban de recuperar el aire, y Seokmin se apoyó en la pared, respirando aceleradamente mientras Joshua se alejaba mirando su ropa sucia.
—Eres horrible —se quejó Seokmin sintiendo sus mejillas ruborizadas.
—Cuando estamos a solas —le murmuró Joshua acercándose—, vamos a terminar esto de otra forma.
Seokmin sólo le respondió con una sonrisa desafiante.
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